Los alcistas señalan el aumento de los precios de los metales como prueba de que el superciclo está vivo y en buen estado. Sin embargo, nadie, salvo un vendedor de aceite de serpiente, sugeriría que lo que estamos viendo es algo saludable.
Por ejemplo, el auge de las materias primas que se produjo a principios de este siglo fue impulsado por la rápida industrialización de China, una expansión a largo plazo que sacó a cientos de millones de personas de la pobreza.
Los costes de la energía limitan la oferta
Pero el actual aumento de los precios es el resultado de que los mercados energéticos impulsan las limitaciones de la oferta.
Aparte del caos que supone el actual mercado mundial de la energía, es la crisis energética de China la que principalmente está haciendo subir los precios de los metales.
Sin embargo, China no es la única que se enfrenta a una crisis energética. Se están acumulando otros muchos nubarrones.
Algunos son a corto plazo, como el suministro de carbón y gas natural.
Otros son a más largo plazo, como los que se analizan en un artículo del Financial Times de esta semana.
Los retos del mercado inmobiliario en China
La precaria situación del mercado inmobiliario chino y el impulso a largo plazo de Pekín para desviar la economía de la construcción hacia el consumo.
El impacto del mercado inmobiliario chino en el último superciclo y en el actual mercado de los metales no se puede sobreestimar. Incluso hoy, el sector inmobiliario chino representa un 30 % de la economía del país, de casi 15 billones de dólares, según informa el Financial Times.
Algunos metales, como el cobre, el cobalto, el níquel y el litio, son prometedores a largo plazo debido a la creciente demanda de la electrificación. Hay indicios que sugieren que esto simplemente suplantará la demanda del menguante sector de la construcción.
William Jackson, economista jefe de mercados emergentes de Capital Economics, afirma que “el sector inmobiliario chino está justo al final de un periodo de auge”, lo que tendría profundas consecuencias para los proveedores de productos como el mineral de hierro, el carbón de coque y los metales utilizados en la construcción, como el cobre y el aluminio.
El impacto no va a ser uniforme en todo el sector de las materias primas, algunos metales encontrarán aplicaciones alternativas, como la electrificación. Las materias primas, como los productos agrícolas, seguirán teniendo una demanda creciente por el aumento de la población mundial y del nivel de vida.
Pero el crecimiento del PIB mundial notará el efecto de un menor sector inmobiliario chino en los próximos años.
Según el FMI, China aportó el 28 % de todo el crecimiento de la producción mundial entre 2013 y 2018, afirma el Financial Times. Si el sector inmobiliario chino representó un tercio de eso, el sector fue responsable de más del 9 % del crecimiento mundial en ese período.
El camino a seguir
Las actuales limitaciones logísticas y de la oferta, aunque inmensamente dolorosas, serán relativamente efímeras.
Ya estamos viendo cómo se suavizan los precios del acero. Aunque los metales no férreos han registrado una ráfaga de ganancias este mes, es probable que éstas se reduzcan también el año que viene.
Un impacto más profundo y de mayor alcance será una fuerte retracción en el sector de la construcción de China. Esto tendría ramificaciones y socavaría muchos sectores, como el del mineral de hierro, durante el resto de la década. También afectaría a economías como la de Brasil, Sudáfrica y Australia, que tanto dependen del mercado chino de la construcción.