En un momento en que la comunidad internacional está muy preocupada por la invasión rusa de Ucrania, Turquía vuelve a poner en primer plano la probabilidad de un asalto militar al noreste de Siria. La posibilidad de la operación de la que se habla desde hace tiempo y que tendría como objetivo la presencia de las Unidades de Protección Popular (YPG) se ha convertido recientemente en un escenario aún más probable tras la declaración del Consejo de Seguridad Nacional turco que se hizo pública el 26 de mayo. Paralelamente, el presidente Recep Tayyip Erdoğan ha reiterado el objetivo de Ankara de despejar Tel Rif’at y Manbij, dos zonas situadas en la orilla occidental del río Éufrates, del control de las YPG, consideradas por Ankara como la rama siria del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Si se lleva a cabo, será la tercera operación militar dirigida directamente al grupo. También cabe señalar que la posible operación militar en el norte de Siria está estrechamente relacionada con los actuales ataques militares turcos contra el PKK en la Región del Kurdistán de Irak (KRI).
De hecho, Ankara lleva mucho tiempo concibiendo las operaciones militares contra la presencia del PKK en el noreste de Siria y en la KRI como dos escenarios diferentes de la misma lucha. De hecho, no es una coincidencia que la insistencia de Turquía en una incursión militar en el noreste de Siria sea noticia poco después del inicio de la operación de las Fuerzas Armadas Turcas (TAF) en la KRI. El TAF ha estado llevando a cabo un asalto militar contra la presencia del PKK en el KRI desde mediados de abril.
Dicho esto, la posibilidad de una nueva operación militar turca en el norte de Siria está pasando a primer plano, no debido a la escalada de las amenazas a la seguridad que emanan del teatro de operaciones sirio, sino debido a la cambiante dinámica geopolítica.
El calendario de la operación y los factores que la hacen posible
Al considerar el calendario de la posible nueva operación en el norte de Siria, destacan varios puntos clave:
En primer lugar, Turquía ha tenido en cuenta el hecho de que Rusia está muy preocupada por la invasión de Ucrania y, por tanto, es poco probable que muestre una gran reacción ante una incursión militar. Se sabe que el elevado número de víctimas de la crisis de Ucrania ha obligado a Moscú a retirar algunas de sus tropas de Siria y trasladarlas a Ucrania. Las zonas que deja libres Rusia están siendo ocupadas por Irán (y sus apoderados), el otro partidario acérrimo del régimen de Assad. Por lo tanto, Turquía está tranquila sabiendo que es poco probable que Rusia sea un verdadero obstáculo ante una operación militar contra la presencia del YPG en el norte de Siria. Por otro lado, una operación militar en Siria también podría ser favorable para Moscú en dos sentidos. En primer lugar, la posible operación podría tensar más las relaciones entre Turquía y Occidente, creando una situación más favorable para Rusia. Además, la posibilidad de una operación militar puede obligar al YPG a entregar algunas de las zonas bajo su control al régimen de Assad, un resultado que el dúo régimen-Rusia espera desde hace tiempo. En consonancia con este objetivo, el régimen de Assad ha enviado refuerzos a Alepo y el presidente Bashar Al-Assad ha afirmado audazmente que resistirán un ataque turco. El comandante en jefe de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), de las que las YPG constituyen la columna vertebral, también se ha mostrado dispuesto a cooperar con el régimen de Assad ante un ataque. Aunque Turquía se conformaría con la toma de una zona como Tel Rifat por parte del régimen sirio, las FDS insisten en que la cooperación militar con el régimen no significaría la entrega de ninguna zona.
También es posible que Ankara haya considerado que el estado actual de las relaciones turco-rusas es propicio para iniciar una incursión en Siria y hacer realidad su objetivo de establecer una zona segura de 30 km de profundidad. Aparte de esto, según el acuerdo firmado entre Rusia y Turquía en octubre de 2019, tras la ofensiva turca por la que Turquía se apoderó de una franja de tierra entre Tell Abyad y Ras al-Ayn, las YPG tuvieron que retirarse de Manbij y Tel Rifat. Sin embargo, al igual que muchos otros acuerdos firmados en relación con la crisis siria, este acuerdo no se llevó a cabo. Además, la posición ambivalente de Rusia respecto a la operación de Turquía es también un factor que anima a este país a llevarla a cabo. Por un lado, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, declaró que “Turquía no puede permanecer indiferente a los acontecimientos en Siria”, una señal alentadora para Turquía. Por otro lado, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, articuló que Rusia esperaba que Turquía se abstuviera de lanzar un ataque, alegando que una nueva operación deterioraría la situación sobre el terreno. El enviado presidencial especial ruso para Siria, Alexander Lavrentyev, también afirmó que una nueva operación turca sería “imprudente”.
Dicho esto, si Turquía lanza un ataque y toma el control de Tel Rifat, una zona en la que el YPG opera bajo protección rusa, esto podría ir en detrimento de Rusia, ya que una toma de la zona acercaría al Ejército Nacional Sirio (SNA), apoyado por Turquía, a las zonas en poder del régimen en Alepo. Por esta razón, es más probable que Rusia intente convencer al YPG de que entregue la zona que mantiene al régimen como medida para evitar la operación de Turquía.
En segundo lugar, la reciente apuesta por la ampliación de la OTAN a través de la adhesión de Suecia y Finlandia también proporcionó a Turquía una palanca en relación con la posible operación militar en el norte de Siria. Es bien sabido que Turquía se opuso a la entrada de estos dos países en la OTAN durante algún tiempo y utilizó esta situación como palanca. De hecho, Turquía estaba tratando de negociar con Estados Unidos varios expedientes a través de la cuestión de la adhesión a la OTAN. Sin embargo, Ankara era consciente de que su ventana de oportunidad no duraría para siempre. Por estas razones, Turquía ha tenido la esperanza de que una posible operación militar en el norte de Siria, en este momento, no provocaría ninguna respuesta significativa de Estados Unidos, en particular, pero también de los países de la UE. Ahora que Turquía ha eliminado su veto a la adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN, Turquía se siente cada vez más animada a iniciar una operación en el norte de Siria.
Asimismo, las reacciones occidentales hasta ahora -incluidas las débiles declaraciones de Estados Unidos expresando su preocupación- no han hecho más que envalentonar a Ankara. Otra cuestión que refuerza a Turquía es el hecho de que las FDS y Estados Unidos rechazan oficialmente la presencia del YPG en Tel Rifat. Las Fuerzas de Liberación de Afrin -que niegan tener vínculos con las YPG/SDF- operan en Tel Rifat y llevan mucho tiempo realizando operaciones contra el SNA y las TAF. Por lo tanto, una posible operación turca en Tel Rifat no debería incitar a sanciones directas de Estados Unidos, dado que no está designada por Estados Unidos como una zona controlada por las SDF. Sin embargo, este no es el caso de Manbij. Manbij ha sido designada oficialmente por Estados Unidos como zona controlada por las Fuerzas de Autodefensa. A saber, una operación en esta zona probablemente provocaría sanciones estadounidenses basadas en el decreto presidencial de Donald Trump de 2019, que posteriormente fue ampliado por la administración Biden. La población civil también es baja en Tel Rifat. No obstante, durante la operación turca de Afrin en 2018, decenas de miles de personas huyeron de la ciudad y se refugiaron en los campamentos de Tel Rifat.
Aparte de esto, en Turquía también se habla de una operación militar en Kobani junto a algunas otras zonas como Ain Issa y Tell Tamer, todas ellas situadas en la orilla oriental del río Éufrates. En la coyuntura actual, una ofensiva en estas zonas no parece muy probable debido al apoyo de Estados Unidos a las Fuerzas de Autodefensa y a la probabilidad de una consiguiente reacción negativa de Occidente. Por lo tanto, puede decirse que el río Éufrates parece ser una frontera natural para una posible incursión militar turca en el norte de Siria por el momento. No obstante, es probable que continúe una prolongada guerra de desgaste entre las SDF y el SNA apoyado por Turquía al este del río Éufrates.
Por lo tanto, dependiendo de estos factores, el objetivo más probable de una operación turca sería Tel Rifat. En un momento en el que Turquía está normalizando sus lazos con diferentes países que van desde Arabia Saudita hasta Israel, Ankara espera que el lanzamiento de una operación militar en esta zona no incite una reacción negativa grave. Actualmente, Irán es el único país que puede responder negativamente y podría obstaculizar la operación a través de sus apoderados. Como es lógico, los grupos aliados de Irán ya han formado una sala de operaciones conjunta con las fuerzas del régimen y el YPG en un intento de rechazar una posible operación turca.
En tercer lugar, la posible operación turca también se justifica por la necesidad de Ankara de ampliar las zonas seguras en el norte de Siria que puedan acoger a los refugiados sirios que actualmente residen en Turquía. Muy consciente de los crecientes sentimientos xenófobos y racistas dentro de Turquía, Erdogan ha anunciado un plan de asentamiento asertivo por el que un millón de refugiados sirios serán enviados a Siria. Aunque este plan está plagado de varios problemas, la posibilidad de una operación militar sirve a la promesa del partido en el poder de enviar a los sirios de vuelta a su país en el período previo a las elecciones presidenciales y parlamentarias de Turquía de 2023. En este sentido, la retórica de la operación militar ayuda al partido gobernante a consolidar su base.
Teniendo en cuenta la dinámica política interna de Turquía y el cambiante entorno geopolítico en respuesta al conflicto de Ucrania, parece probable que Ankara opte por iniciar una nueva ofensiva en las zonas situadas en la orilla occidental del río Éufrates en Siria, a menos que las YPG/SDF hagan serias concesiones a Rusia y al régimen sirio en el próximo período.