Esta semana, Turquía pospuso lo que iba a ser una reunión decisiva con Suecia y Finlandia para resolver las cuestiones relativas a la candidatura de los países nórdicos a ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
El lunes, el presidente turco Tayyip Erdogan también advirtió de que Suecia no debía esperar que Turquía respaldara su candidatura de adhesión tras una protesta en Estocolmo en la que se quemó un ejemplar del Corán.
Tanto Suecia como Finlandia -países históricamente neutrales- solicitaron el ingreso en la alianza internacional tras la invasión no provocada de Ucrania por parte de Rusia el pasado febrero, pero Turquía, miembro de la OTAN, aún debe aprobar sus candidaturas.
“Suecia no debería esperar nuestro apoyo a la OTAN”, dijo Erdogan a la prensa tras la protesta, que había sido aprobada por las autoridades suecas. Sin embargo, la quema del libro sagrado islámico no fue aprobada. A principios de mes, manifestantes kurdos también habían colgado una efigie del líder turco.
“Está claro que quienes causaron semejante desgracia frente a la embajada de nuestro país ya no pueden esperar ninguna benevolencia por nuestra parte en relación con su solicitud”, añadió Erdogan.
Finlandia ha empezado a plantear la posibilidad de entrar en solitario si Turquía no cede en la adhesión de Suecia.
Ankara es el último obstáculo que Estocolmo y Helsinki deben superar para ingresar en la OTAN, pero ahora se plantean preguntas sobre la posibilidad de que las dos naciones escandinavas formen pronto parte de la alianza mientras que Turquía no. Algunos funcionarios turcos habían sugerido que podría abandonar la alianza, a la que se unió oficialmente el 18 de febrero de 1952. El protocolo relativo a su adhesión se firmó en octubre de 1951.
Turquía y su rival regional, Grecia, fueron las primeras incorporaciones a la alianza.
Crecen las desavenencias
Ankara canceló la próxima visita a Turquía del ministro de Defensa sueco, Pal Jonson, y esta semana, el líder adjunto del Partido Patriótico (Vatan Partisi) de Turquía, Ethem Sancak, sugirió que los acontecimientos podrían impulsar a su país a tomar medidas aún más drásticas.
“La OTAN nos está obligando a hacerlo con sus provocaciones. Han tratado de compararnos con nuestra vecina Turquía. Turquía abandonará la OTAN en cinco o seis meses”, declaró Sancak al periódico Aydinlik. “Ellos [la OTAN] han estado intentando que quedemos atrapados en el fuego cruzado de Oriente Próximo. Por fin se pueden ver campañas contra el Corán en Suecia y Holanda”.
El ministro también afirmó que más del 80% de la población turca está en contra de pertenecer a la alianza militar, y sugirió que el Partido Patriótico de Turquía ha lanzado una campaña para salir totalmente de la OTAN y cerrar todas las bases militares que albergan tropas estadounidenses.
Las tensiones entre Washington y Ankara llevan años latentes, pero aumentaron después de que Turquía fuera expulsada del programa Lockheed Martin F-35 Joint Strike Fighter tras seguir adelante con la adquisición del sistema de defensa antiaérea de fabricación rusa S-400 “Triumf”. Funcionarios de la OTAN han argumentado que las dos plataformas no son compatibles y que el hecho de que Turquía opere ambas podría comprometer la seguridad del caza de quinta generación.
Más recientemente, las conversaciones para que Turquía adquiera varios aviones avanzados F-16 Fighting Falcon, junto con kits de modernización para su flota actual de aviones de combate, se han estancado. Los legisladores estadounidenses en el Congreso se han mostrado cautelosos ante la retórica hostil de Turquía contra Atenas, mientras que la negativa de Ankara a apoyar el ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN no va a ayudar a resolver las cosas.
Ninguna nación ha salido completamente de la OTAN, ni ninguna ha sido expulsada. Turquía podría ser la primera: ahora es cuestión de si sale de la alianza o si se la expulsa formalmente. Pero cada vez parece más que los días de Turquía como miembro están contados.