Las nuevas entregas de drones y misiles iraníes a Rusia no sólo suponen una amenaza para Ucrania a corto plazo, sino que podrían formar parte de una estratagema de Rusia para debilitar a Ucrania en preparación de un futuro ataque; ese es el mensaje de los expertos esta semana.
La rumoreada estrategia fue revelada después de que, según se informa, Irán prometiera proporcionar a Rusia misiles tierra-tierra y aún más drones, según dos diplomáticos iraníes que hablaron con Reuters la semana pasada.
La noticia se produce después de que Irán negara inicialmente que se estuvieran enviando aviones no tripulados a Rusia para su uso en Ucrania y se produce después de semanas de ataques con aviones no tripulados en Ucrania por parte de las fuerzas rusas con la esperanza de obstaculizar el progreso de la contraofensiva ucraniana.
Los funcionarios confirmaron que se acordó un acuerdo el 6 de octubre, cuando el primer vicepresidente iraní, Mohamed Mokhber, visitó Moscú para mantener conversaciones con Rusia junto con altos funcionarios del Consejo Supremo de Seguridad Nacional y de la Guardia Revolucionaria de Irán.
“Los rusos habían pedido más aviones no tripulados y esos misiles balísticos iraníes con mayor precisión, en particular la familia de misiles Fateh y Zolfaghar”, dijo un diplomático iraní sobre el viaje.
Los drones tampoco podían llegar lo suficientemente pronto para Rusia. El ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, confirmó a mediados de octubre que Rusia contaba con unos 300 drones iraníes en su arsenal, y que el Kremlin adquiriría pronto “varios miles más”.
Sin embargo, Reznikov expresó su confianza en que Ucrania era capaz de hacer frente a la avalancha de ataques con drones, señalando que el ejército ucraniano sabe “cómo derribarlos”.
“Lo estamos haciendo y estudiando”, dijo, destacando un problema importante para Ucrania; Rusia está obligando a las fuerzas ucranianas a agotar su suministro de misiles y munición suministrados por Occidente a un ritmo más rápido que antes.
¿Una táctica para agotar el suministro de misiles de Ucrania?
Rusia se beneficia del uso de drones de ataque iraníes al menos de dos maneras. Según Kyrylo Budanov, jefe de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano, alrededor del 30% de los drones Shahed iraníes han alcanzado sus objetivos en Ucrania.
Ese 70% de ataques fallidos puede suponer un coste económico para Rusia, pero también debilita a Ucrania al obligar a su ejército a agotar más rápidamente su suministro de misiles.
Un informe del medio de comunicación independiente ucraniano The Kyiv Independent destacó cómo las fuerzas rusas no sólo estaban obligando a Ucrania a agotar su suministro de misiles suministrados por Occidente, sino también cómo las fuerzas rusas están tratando de “atascar” la red de defensa aérea de Ucrania.
“Rusia a veces utiliza la táctica de enviar múltiples municiones de merodeo simultáneamente con potentes misiles, tratando de atascar la red de defensa aérea, mejorando las posibilidades de golpear al menos un objetivo estacionario”, señala el medio.
La combinación de una mayor probabilidad de que los misiles alcancen sus objetivos y de obligar a Ucrania a agotar su suministro de misiles podría resultar enormemente beneficiosa para las fuerzas rusas a medida que los reservistas y los nuevos reclutas lleguen al este de Ucrania, pero también podría ayudar a preparar el terreno para una nueva ofensiva a gran escala a partir del nuevo año.
Baratas y fáciles de reemplazar, con un coste de unos 30.000 dólares cada una, las municiones iraníes de merodeo podrían ser el arma secreta que Rusia necesita para debilitar a Ucrania en previsión de nuevos ataques.
¿Rusia planea una gran ofensiva?
Dos fuentes anónimas cercanas al Kremlin revelaron a mediados de octubre que el presidente ruso Vladimir Putin está considerando la posibilidad de retomar las negociaciones de paz que terminaron en la primavera, no con la expectativa de que tengan éxito -aunque ciertamente aceptaría un acuerdo en sus términos- sino para tomar a Ucrania por sorpresa con una nueva ofensiva a gran escala en el nuevo año.
Las fuentes describieron que las autoridades rusas crearon una “opción táctica” por la que Ucrania aceptaría un tratado de paz y el Kremlin organizaría un alto el fuego mediante la cooperación entre los dos ejércitos enfrentados sin la participación del presidente de ninguno de los dos países. Las mismas fuentes, sin embargo, sugirieron que Putin no tiene ningún plan real para poner fin a la guerra y cree que el alto el fuego podría ser utilizado para lanzar una nueva ofensiva en febrero o marzo de 2023.
Sin embargo, para que el plan funcione, sería necesario que las autoridades ucranianas aceptasen un acuerdo de paz en primer lugar, y con ambos presidentes decididos a no ceder ninguna reclamación sobre el territorio ucraniano, eso no parece probable.
Según una fuente de la oficina del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, Kiev está dispuesta a volver a negociar, pero no si el presidente ruso está involucrado.
“Estaremos dispuestos a negociar con Rusia, pero no con Putin, sino con su sustituto”, dijo la fuente a Meduza, subrayando el compromiso de Kiev no sólo de ganar la guerra, sino de obligar a Putin a dimitir o ser destituido.
Kiev también parece ser consciente de la estrategia que pretende Rusia, ya que el asesor de Zelenskyy, Mykhailo Podolyak, también declaró a Meduza que un alto el fuego daría a Rusia la “oportunidad de fijar una nueva línea de separación de facto y desenterrar apresuradamente a los rusos en los territorios temporalmente ocupados”.
El uso de drones iraníes por parte de Rusia puede debilitar a Ucrania, aunque sin un acuerdo de alto el fuego, Rusia podría no tener suficiente ventaja para que una nueva ofensiva tenga éxito, suponiendo que Ucrania siga recibiendo ayuda militar de Occidente.