Opinión

El viaje a Estados Unidos -el primero de Bennett como primer ministro- debía ser su momento de presentación.

La conquista de Afganistán por parte de los talibanes está por desencadenar una oleada migratoria afgana sin precedentes a Europa.

Los talibanes, un movimiento islamista, podrían no aceptar trabajar con China, que detiene, tortura y adoctrina a su población musulmana.

La economía con Donald Trump zumbaba a toda máquina hasta que el laboratorio de Wuhan dejó fugar al “murciélago”.

No se ha tratado de aceptar las advertencias de Israel sobre Irán. Más bien ha sido una cuestión de cómo mantener a raya la carrera.

Biden dio otra conferencia de prensa, aunque ninguna de ellas ha sido una verdadera conferencia. Se limitó a leer en un teleprompter.

Es demasiado tarde para hacer algo contra China. La lucha por la supremacía mundial ha terminado. Pekín marca ahora el ritmo.

Ampliar el número de miembros podría resolver algunos de los otros problemas de la OTAN tras la caída de Afganistán.

Miles de millones de dólares en equipamiento y material militar estadounidense están ahora en manos de los talibanes.

Estados florecieron y marchitaron, revoluciones conmovieron la superficie de la Tierra; y ellos, los judíos, estaban encorvados sobre libros.