El régimen del presidente ruso Vladímir Putin ha señalado constantemente que la guerra en Ucrania podría desencadenar el uso de armas nucleares por parte de Moscú. Tras una pausa en las amenazas a finales del año pasado, posiblemente debido a la influencia de China sobre el Kremlin, estas han vuelto a aumentar. A finales de febrero, el ex dirigente ruso Dmitri Medvédev afirmó que el mundo se enfrenta a un apocalipsis nuclear si Occidente sigue armando a Ucrania con armamento avanzado.
A pesar de la consistencia de la intimidación nuclear rusa, los políticos y académicos occidentales descartan estas amenazas como un farol. ¿Tienen razón?
Reinterpretaciones existenciales
En un estudio para la Heritage Foundation, sostenemos que la amenaza rusa de utilizar armas nucleares es ante todo una táctica destinada a asustar a determinadas audiencias occidentales y debilitar así el vínculo entre Ucrania y sus aliados occidentales. Sin embargo, no podemos estar seguros de que Rusia no vaya a utilizar armas nucleares. Además, Rusia ha establecido un marco lingüístico para su uso. Por lo tanto, la opción más segura para evitar su uso es planificar los posibles puntos de decisión en los que podrían utilizarse, y luego trabajar para garantizar que no se utilicen.
Rusia dispone de un arsenal de hasta 2.000 armas nucleares tácticas. Hay cuatro circunstancias en su última doctrina nuclear que justifican su uso: un uso inminente de armas nucleares contra Rusia; un uso nuclear real contra Rusia; una amenaza para inhibir el control de Rusia sobre sus armas nucleares, y una amenaza para la existencia de Rusia.
Ninguna de esas condiciones se da en la guerra en Ucrania. El Estado ruso no está amenazado en sí mismo. Es él quien amenaza la supervivencia de un vecino, Ucrania. Por lo tanto, no existe una justificación militar coherente para el uso de armas nucleares.
Sin embargo, los dirigentes rusos están reinterpretando la noción de amenaza.
Por ejemplo, en una conferencia reciente, Putin, citando la doctrina militar de su país, dijo que Rusia podía utilizar armas de destrucción masiva “para proteger su soberanía, integridad territorial y garantizar la seguridad del pueblo ruso”.
Se trata de una evolución, y posiblemente amplia, de la idea de que las armas nucleares podrían utilizarse si Rusia se enfrentara a una amenaza existencial aguda.
En segundo lugar, Putin y sus aliados han enmarcado la guerra en Ucrania en términos existenciales: Si la OTAN “se apodera” de Ucrania, la próxima será la propia Rusia. El objetivo de la OTAN, en opinión del Kremlin, es dividir a Rusia. Por lo tanto, la pérdida de Ucrania es una amenaza existencial para Rusia, y como sabemos por la doctrina rusa, una amenaza existencial es motivo para el uso de armas nucleares. Rusia, según el argumento, debe luchar contra la OTAN en Ucrania, de lo contrario tendrá que luchar contra la OTAN en Rusia.
En términos más generales, la doctrina rusa es clara: Rusia cree que está en una lucha global con Occidente, una lucha que abarca su cultura política, su lengua y su territorio. El Kremlin cree que Occidente está librando guerras por poderes, no en África o Asia, como ocurrió en la Guerra Fría, sino en Ucrania y otros Estados vecinos de Rusia, así como a través de Internet por los corazones y las mentes de los ciudadanos rusos. La doctrina rusa presenta un Estado ruso en profundo conflicto con Occidente.
Entonces, ¿qué debe hacer Estados Unidos, en colaboración con sus aliados?
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Estar bien informado es estar bien preparado
En primer lugar, deben tranquilizar a la opinión pública para que sea consciente de la amenaza de las armas nucleares rusas. Durante demasiado tiempo, los gobiernos occidentales han desestimado las amenazas nucleares rusas. Minimizar una amenaza real significa no prepararse para disuadir a Rusia.
En segundo lugar, una de las principales lecciones aprendidas de la catástrofe nuclear civil de Fukushima en Japón en 2011 es que la falta de información —en particular de una evaluación precisa de los niveles de radiación— puede conducir a decisiones mal informadas. Estados Unidos y sus aliados deben mejorar la forma en que detectan y controlan la radiación en caso de uso nuclear, ataque a una instalación nuclear o accidente derivado de una central nuclear situada en una zona de operaciones militares.
En tercer lugar, el gobierno de Estados Unidos, apoyado por los gobiernos del Reino Unido y Francia, las otras dos potencias nucleares democráticas reconocidas en la OTAN, pueden emplear una serie de medidas para disuadir a Rusia de amenazar con utilizar, o utilizar, armas nucleares. También deben encontrar la forma de minimizar, en la medida de lo posible, las catastróficas consecuencias si Rusia despliega tales armas – o utiliza centrales nucleares como armas improvisadas.
La primera medida debería consistir en garantizar que cualquier uso de armas nucleares tácticas por parte de Rusia se vea respondido por una enérgica respuesta occidental y mundial calibrada, basada en armas convencionales y fundamentada en la comprensión del comportamiento y el pensamiento rusos.
En segundo lugar, asegurarse de que los posibles aliados de Rusia en el mundo desarrollado y en vías de desarrollo informan a Moscú de la inaceptabilidad del uso de armas nucleares. Los actores críticos en este caso no son Estados Unidos y el Reino Unido, sino China e India, así como Francia y Alemania en menor medida.
En tercer lugar, desarrollar y poner en marcha un sistema integral de vigilancia para prepararse ante la liberación y contaminación nuclear, tanto militar como civil, ya sea deliberada o accidental. Trabajar con los aliados, especialmente en Europa del Este y Escandinavia, para revisar cómo detectan y controlan los niveles de radiación. Este sistema de control y detección debería extenderse por toda Europa y conectarse en red entre los gobiernos. A medida que aumente el uso de la energía nuclear, este sistema debería ampliarse para cubrir todo el planeta. Esto ayudará principalmente a proteger a la población civil de los accidentes nucleares civiles, pero también podría ayudar en tiempos de guerra. En relación con esto, deberíamos mantener reservas médicas clave, como las de yoduro potásico, y suministros de equipos de protección personal.
En cuarto lugar, mantener abiertos los canales de comunicación con Moscú, aunque el Kremlin no responda.
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Derrumbar los sueños puede ser peligroso
Probablemente, Rusia preferiría amenazar con el uso de armas nucleares, pero luchar convencionalmente. Pero Putin y sus generales no van necesariamente de farol. Amenazar con usar armas nucleares para dividir a las poblaciones occidentales fue una táctica soviética, y quizá Moscú la esté repitiendo ahora. Sin embargo, Occidente no puede estar seguro, y las declaraciones y la doctrina oficiales rusas presentan la pérdida de Ucrania, extrañamente o no, como “existencial”, lo que según la doctrina rusa permite a Rusia utilizar armas nucleares y químicas.
Los sueños de Putin de reincorporar Ucrania a Rusia, de romper la OTAN y de que Rusia lidere una alianza global antioccidental se están derrumbando a su alrededor. Es muy posible que a las fuerzas armadas rusas les aguarde un desastre y, en algún momento, es probable que las fuerzas armadas ucranianas amenacen con romper el corredor terrestre ruso que une Crimea con el Donbás.
En ese momento, Putin tomará una de las decisiones más fatídicas del siglo: emplear armas nucleares o químicas. Estados Unidos debe actuar ahora para minimizar esa amenaza y garantizar la protección de la población estadounidense y de sus aliados.