Instituto de Estrategia y Seguridad de Jerusalén – Nuevas imágenes de satélite muestran que Rusia sigue reuniendo sus fuerzas cerca de la frontera ucraniana en las últimas semanas. Reuters informó el viernes que no pudo verificar de forma independiente las imágenes de la empresa estadounidense Maxar Technologies, que muestran nuevos despliegues de cientos de vehículos blindados y tanques en la anexión de Crimea. Mientras tanto, un alto funcionario ucraniano afirmó que su país tiene el control de la situación y que la escalada no es inminente.
Moscú ha planteado una serie de exigencias públicas, centradas en alcanzar acuerdos jurídicamente vinculantes para detener la expansión de la OTAN y el despliegue de sistemas de armas en países vecinos que Rusia percibe como una amenaza para su seguridad. También ha exigido que se aborde la aprobación del gasoducto Nord Stream 2 de Rusia a Alemania y su representación diplomática ante Estados Unidos.
El jueves, el presidente Vladimir Putin dijo que Rusia había recibido una primera respuesta positiva de Estados Unidos sobre sus propuestas para rebajar las tensiones, y se mostró esperanzado en el éxito de las negociaciones. Sin embargo, también dijo que la OTAN había “engañado descaradamente” a Rusia al expandirse desde el final de la Guerra Fría, y que Moscú necesitaba “garantías”, informó Reuters.
Se espera que las negociaciones en curso entre Moscú y Washington sobre el control de las armas nucleares y las armas cibernéticas se reanuden el 10 de enero, centrándose en las nuevas exigencias rusas sobre la expansión de la OTAN y el despliegue de armas ofensivas.
Si Rusia invade Ucrania, Estados Unidos y los países occidentales amenazan con unos costes políticos y económicos sin precedentes para Moscú. Sin embargo, Occidente no tiene intención de entrar en una confrontación militar con Rusia.
El dilema para Israel
Israel está lejos del escenario ucraniano y es incapaz de evaluar con precisión las intenciones de invasión de Rusia. Hasta ahora, el gobierno israelí ha evitado ocuparse de esta crisis, que tiene el potencial de profundizar su dilema respecto a las relaciones con Rusia y, más ampliamente, su enfoque de la competencia entre las grandes potencias.
Jerusalén ha forjado un camino único en las relaciones internacionales en los últimos años. No se enfrenta públicamente a Moscú en la cuestión ucraniana y se abstiene de sumarse a las medidas punitivas colectivas de Occidente contra Rusia (sanciones, aislamiento político y deportación de espías). Pero, por otro lado, Occidente también muestra una comprensión de la necesidad de Israel de hablar con el Kremlin, especialmente teniendo en cuenta las relaciones de vecindad entre Israel y Rusia tras la intervención militar de Moscú en la guerra civil de 2015 en Siria.
Las relaciones entre Israel y Rusia se encuentran en un punto álgido, habiendo evolucionado considerablemente desde el periodo soviético. Rusia permite a Israel libertad de acción militar contra Irán y sus apoderados en Siria. Hace gestos, como la devolución de los restos del soldado israelí nacido en Estados Unidos Zachariah Baumel, desaparecido en la batalla de Sultán Yacoub. Rusia espera que Israel le ayude a alcanzar acuerdos políticos en Oriente Medio en cooperación con Estados Unidos.
Israel tiene una población de más de un millón de rusoparlantes, lo que sirve de puente cultural entre los países. El comercio bilateral es de dos a tres mil millones de dólares al año. Rusia también valora la postura positiva de Israel sobre el papel del Ejército Rojo en la Segunda Guerra Mundial y su lucha contra la Alemania nazi.
Si la crisis entre Rusia y Ucrania se intensifica, Israel se verá obligado a ajustar su política actual. La administración Biden y sus aliados occidentales podrían presionar a Israel con más rigor que en el pasado para que tome partido públicamente y se una al bando occidental que condena a Rusia. La negativa de Israel a hacerlo se sumaría a una serie de desacuerdos con Washington, sobre el programa nuclear iraní, la cuestión palestina, las exportaciones cibernéticas ofensivas y más.
Al mismo tiempo, Israel debe examinar y equilibrar constantemente sus políticas entre Estados Unidos y Rusia. Mientras Estados Unidos se centra en la amenaza china, se retira de Oriente Medio. Como resultado, sufre una imagen de debilidad entre los actores de la región. Mientras tanto, Rusia y China están ganando influencia para afectar a cuestiones importantes para Israel, como el papel de Moscú como moderador entre Irán y Occidente y la influencia de Rusia sobre la libertad de acción de Israel en Siria.
Recomendaciones políticas
No se espera que Rusia desaparezca de la frontera norte de Israel en un futuro previsible. Por lo tanto, los dirigentes de Israel deben prestar mucha atención a los escenarios de escalada entre Rusia y Estados Unidos y adaptar su posición en consecuencia.
Es posible que pronto se establezca un nuevo e incómodo statu quo en las relaciones entre las potencias mundiales. Es probable que Israel prefiera trazar una posición imprecisa entre Rusia y Occidente. Sin embargo, Israel no debería esperar a que estalle una crisis, sino aprovechar la situación para formular una estrategia nacional, necesaria incluso si Rusia no invade Ucrania. Esta estrategia debe equilibrar la adhesión a la alianza histórica con Estados Unidos y la necesidad de que Jerusalén conserve su libertad de maniobra frente a las demás potencias.
Israel debe iniciar mecanismos de consulta con sus aliados occidentales y posicionarse como posible agente de poder con Rusia en cuestiones regionales. Israel también debe tener una posición clara respecto a dónde desarrollar su cooperación con Rusia y dónde restringirla.
A pesar de que hay otras cuestiones urgentes en la agenda israelí, el hecho de no participar en la planificación de políticas relativas a Rusia podría llevar a una improvisación innecesaria y perjudicar los intereses israelíes.