Escondido en la base militar de Tzrifin, en el centro de Israel, se encuentra uno de los laboratorios más importantes que funcionan actualmente en Israel, el laboratorio de pruebas de coronavirus de las FDI, que más que nada ejemplifica el ingenio y la capacidad de adaptación característicos del país.
El laboratorio se instaló originalmente para identificar el ADN de los soldados caídos, pero tras el brote de la pandemia, se volvió a utilizar para ayudar a salvar vidas. Hace varias semanas, al estallar el virus, el alto mando de las FDI se alistó para luchar contra el virus. En cuestión de solo cuatro días, el laboratorio especializado en la identificación de soldados caídos a través de pruebas de ADN, que está subordinado al Rabinato Militar, se transformó completamente.
El laboratorio, que funciona 24 horas al día, siete días a la semana, está atendido por 60 oficiales y suboficiales, tanto del ejército permanente como de la reserva.
El laboratorio está comandado por el Teniente Coronel Dr. Noam Protter, jefe de la Unidad Médico Forense de las FDI, junto con su adjunto, el Mayor Dr. Alex Lavovsky, y Reouven Berdugo, jefe del Laboratorio Genómico del Rabinato Militar.
Cientos de muestras de coronavirus son analizadas diariamente, las cuales son recogidas por equipos móviles de prueba compuestos por soldados del Cuerpo Médico de las FDI y del Cuerpo de Policía Militar.