WASHINGTON (AP) – El viernes, Estados Unidos se acercó más a la crisis con el aliado de la OTAN, Turquía, que comenzó a recibir el sistema de defensa aérea S-400 de fabricación rusa, desafiando las advertencias de la administración de Trump de que el acuerdo significaría sanciones económicas y la imposibilidad de acceder al caza de combate más avanzado de Estados Unidos, el F-35.
A pesar de las advertencias, la administración guardó silencio público sobre cómo respondería al anuncio de Turquía el viernes de que había recibido el primer envío del sistema S-400. Después de decir que celebraría una conferencia de prensa el viernes por la mañana para discutir el tema, el Pentágono dijo más tarde a los periodistas que se había pospuesto “indefinidamente”.
El secretario de Defensa en funciones, Mark Esper, habló por teléfono con su homólogo turco durante 30 minutos, pero el Pentágono se negó a discutir la llamada.
Los miembros del Congreso, sin embargo, se apresuraron a condenar.
“Que un aliado de la OTAN decida ponerse del lado de Rusia y Vladimir Putin sobre la alianza y la cooperación más estrecha con Estados Unidos es difícil de entender”, dijo en una declaración conjunta el presidente demócrata y el principal miembro republicano de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.
“Turquía y Erdogan deben enfrentarse a duras consecuencias por esta decisión”, dijo el representante Eliot L. Engel, demócrata de Nueva York, y el representante Michael McCaul, republicano de Texas, refiriéndose al presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
Durante meses, Washington instó a Turquía a comprar el sistema de defensa antiaérea Patriot, de fabricación estadounidense, y ha insistido en que la compra a Rusia se traduciría en sanciones económicas y militares. Turquía ha dicho que no se le ofrecieron términos favorables sobre el Patriot.
Entre las sanciones de EE.UU. estaría el recorte de Turquía del programa multinacional de producción de F-35, privando a los turcos de los sofisticados cazas futivos y del beneficio económico de ayudar a construirlos.
La preocupación de EE.UU. es que el S-400 pueda ser utilizado para recopilar datos sobre las capacidades del F-35, y que la información pueda terminar en manos rusas. Pero está en juego algo más que la tecnología. Turquía ha sido durante mucho tiempo una clave para la defensa del flanco sureste de la OTAN, y algunos creen que su voluntad de comprar armamento clave a Rusia, que durante mucho tiempo ha sido identificada como el principal adversario de la OTAN, sugiere la posibilidad de que su estatus de alianza esté en peligro.
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, expresó recientemente su simpatía por la decisión de Turquía de completar el acuerdo con Rusia, aunque al gobierno de Erdogan se le ha dicho que el S-400 es incompatible con los sistemas de defensa aérea de la OTAN y es visto por los funcionarios de la alianza como una amenaza para el F-35.
También en el Senado, republicanos y demócratas expresaron su consternación por la decisión de los turcos.
“Al aceptar la entrega del S-400 por parte de Rusia, el presidente Erdogan ha elegido una peligrosa asociación con Putin a expensas de la seguridad de Turquía, la prosperidad económica y la integridad de la alianza de la OTAN”, dijeron en una declaración conjunta los principales miembros de las comisiones del Senado sobre Relaciones Exteriores y Fuerzas Armadas.
Putin se ha quejado durante mucho tiempo de que la OTAN está diseñada para atacar a Rusia. Algunos ven la venta rusa como un intento de abrir una brecha entre los aliados de la OTAN.
En su declaración conjunta, los líderes de la comisión del Senado también calificaron la acción turca como “una señal preocupante de alineación estratégica con la Rusia de Putin” y una amenaza para el programa F-35.
Derek Chollet, un alto funcionario de defensa de la administración Obama, dijo que la decisión de Turquía de comenzar a recibir el S-400 no fue una sorpresa.
“Es un problema importante para la OTAN; en el mejor de los casos, limitará el papel de Turquía en la alianza y, en el peor de los casos, las cosas podrían salirse de control”, dijo Chollet. “Debido a que nuestros intereses compartidos son tan convincentes, creo que el lugar de Turquía en la alianza perdurará, pero esto causará un daño duradero, empezando por la ausencia de los F-35, las sanciones de EE.UU. y las preocupaciones más amplias en materia de inteligencia”.