TEHERÁN, Irán – El presidente de Irán dijo el domingo que su país dependerá menos de los ingresos del petróleo el próximo año, en un nuevo “presupuesto de resistencia” estatal diseñado para resistir las paralizantes sanciones comerciales de Estados Unidos.
Irán se encuentra en las garras de una crisis económica. En mayo de 2018, Estados Unidos comenzó a reimponer sanciones que impiden a Irán vender su petróleo crudo en el extranjero, tras la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de retirarse del acuerdo nuclear de Teherán de 2015 con las potencias mundiales por su continuo desarrollo de programas de misiles balísticos y apoyo a grupos terroristas en la región. Ese acuerdo había dado a Irán un alivio en las sanciones a cambio de límites en su programa nuclear.
“El año que viene, al igual que el año en curso, nuestro presupuesto es un presupuesto de resistencia y perseverancia contra las sanciones. Este presupuesto envía un mensaje al mundo de que, a pesar de las sanciones, gestionaremos el país, especialmente en términos de petróleo”, dijo el presidente iraní Hassan Rouhani en la sesión inaugural del Parlamento.
El presupuesto contrarrestará “la presión máxima y las sanciones” de los Estados Unidos, dijo.
Rouhani agregó que el gobierno iraní también se beneficiará de un préstamo de 5.000 millones de dólares de Rusia que se está finalizando.
Dijo que Estados Unidos e Israel permanecerán “sin esperanza” a pesar de su objetivo de debilitar a Irán mediante sanciones.
El próximo año fiscal iraní comienza el 20 de marzo, con la llegada del Año Nuevo Persa. El presupuesto será de unos 40.000 millones de dólares, un 20% más que en 2019. El aumento se debe a que el país está sufriendo una tasa de inflación del 40%.
Rouhani también anunció en el discurso un aumento del 15% de los salarios del sector público como medida provisional para compensar los efectos de la inflación.
El Fondo Monetario Internacional ha pronosticado que la economía de Irán se contraerá un 9.5% este año.
Los problemas económicos de Irán llevaron a un aumento de los precios de los combustibles a mediados de noviembre, lo que ayudó a desencadenar protestas en todo el país el mes pasado. Las fuerzas de seguridad iraníes reprimieron violentamente las protestas y mataron a más de 200 personas, según Amnistía Internacional.