Cientos de jordanos corearon «Jerusalén es árabe», como parte de una protesta en contra de la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel.
La marcha tuvo lugar en el centro de la capital de Amman, después de las oraciones de la mezquita del viernes.
Los manifestantes levantaron carteles que mostraban al rey Abdullah II de Jordania y a la Mezquita Al-Aqsa en Jerusalén, el tercer sitio más sagrado del Islam a partir de un mito espurio. Cantaron, «América es la cabeza de la serpiente».
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, viajó a Ammán el jueves y se reunió con Abdullah, un aliado clave de los EE.UU. en la región.
En una declaración conjunta dijeron que «cualquier medida que altere el estatus legal e histórico de Jerusalén es inválida» y advirtieron que la decisión de Trump «tendría repercusiones peligrosas».
Jerusalén es hogar de santuarios y lugares sagrados judíos, musulmanes y cristianos, y su sector oriental es reclamado por los árabes de la AP como capital futura. Israel reclama la ciudad entera como su capital.
Jordania tiene una participación especial en Jerusalén. Su monarca es el guardián religioso de los sitios sagrados musulmanes en el Monte del Templo, de hecho los millones de árabes que se hacen llamar “palestinos”, pasaron a serlo de un día a otro, cuando eran naturalmente jordanos.