Miguel Lagos en El American — En 2008, dos años después de llegar al poder, el presidente (y ex cocalero) Evo Morales expulsó a la DEA de Bolivia.
La agencia estadounidense -parte del Departamento de Justicia- y sus acciones contra el narcotráfico en el exterior eran, al parecer, muy incómodas para el también bolivariano Morales. Siempre amenazó con sacarlos y elaboró un “argumento” señalando a la DEA como una entidad que intentaba derrocarlo mediante “espionaje” y “conspiraciones”. También expulsó al embajador Philip Goldberg. Estados Unidos respondió de la misma manera con el embajador boliviano.
Por cierto, han sido muchas las acusaciones e investigaciones que alertaron durante años sobre los posibles vínculos del ex cocalero Morales y el narcotráfico. Y como es sabido, el ex presidente también forma parte del círculo internacional e íntimo de los ejes regionales del castro-chavismo que tiene bajo su sombra al ya conocido “Cartel de Los Soles” (ahora encabezado por Nicolás Maduro, según el Departamento de Justicia en 2020); la estructura cívico-militar que tiene, nada menos, que el control del poder político y oficial en Venezuela.
Hugo Chávez ya había hecho lo mismo. Tres años antes, en 2005, dio la puntilla a la DEA (además de a la Policía británica que también estaba tras la pista de los narcotraficantes en suelo venezolano).
Documentos y expedientes de la agencia antidroga (13/09/2019. El Mundo. España) señalan que se trató de un acto premeditado, un plan calculado para facilitar la conversión de Venezuela en una plaza clave y sin obstáculos para el narcotráfico internacional. Por supuesto, la narcoguerrilla colombiana Farc, en cooperación con los chavistas, se vio favorecida con esta oportunidad y habría suministrado la droga a cambio de armas e impunidad.
Tal y como pensaba hace años el colombiano Pablo Escobar, líder del Cártel de Medellín, uno de los objetivos resultantes de la narcodictadura venezolana en gestación era “inundar” de droga a EEUU y debilitar su base social e institucional. Chávez esgrimió el mismo “argumento” contra la DEA que luego utilizaría Morales: “Estados Unidos hacía inteligencia en Venezuela contra el Gobierno”.
En Perú, en medio de la estresante y acalorada competencia electoral, el congresista electo (8.241 votos) Guillermo Bermejo, partidario del candidato chavista Pedro Castillo, de “Perú Libre”, anunció la intención de expulsar a la DEA antinarcóticos del país si gana la segunda vuelta presidencial del 6 de junio.
Bermejo está siendo procesado por sus conexiones con los remanentes de Sendero Luminoso que operan en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, VRAEM (actualmente hay seis personas investigadas que habrían formado parte de la cúpula narcoterrorista y podrían incriminar a Bermejo).
Para Bernejo, quien está potencialmente vinculado (según los sistemas de inteligencia peruanos y las investigaciones policiales y fiscales) con fuerzas antigubernamentales de carácter violento, terrorista y criminal, la DEA “es el principal cártel de la droga en el mundo” (19/4/2021. Canal N. Perú). También dijo que “el diseño de la política antidrogas debe estar bajo control nacional y no extranjero”.
¿Lograrán los operativos del narcosenderismo -ahora con posible representación política oficial gracias a Pedro Castillo- su objetivo de “liberar” al Perú de la presencia “imperialista norteamericana” a través de la DEA, como ocurrió en la Venezuela y Bolivia bolivarianas?