La nueva pandemia de coronavirus ha matado a más de 20 mil personas en Medio Oriente, la mitad de ellas en Irán, según un recuento de la AFP del domingo basado en los peajes oficiales.
Pero a pesar de tener 907 736 infecciones reportadas y 20 005 muertes por la enfermedad COVID-19, Medio Oriente ha sido relativamente poco afectado por el virus que ha matado a más de medio millón de personas en todo el mundo.
Irán, que ha estado luchando por contener el brote desde que anunció sus primeros casos en febrero, ha informado de más de 12 829 muertes y 257 303 infecciones, según las cifras oficiales del domingo.
Con una población de más de 80 millones de habitantes, Irán es el noveno país más afectado del mundo y ha visto el brote más mortal de la región.
Las infecciones en la República Islámica han ido en aumento desde principios de mayo, lo que ha llevado a las autoridades a hacer obligatorio el uso de mascarillas en los espacios públicos cerrados.
El domingo, el Líder Supremo del país, el ayatolá Ali Jamenei, calificó el resurgimiento de “verdaderamente trágico” e instó a todos los ciudadanos a ayudar a frenarlo.
En la región que abarca Irán en el norte y el este, Israel en el oeste y Yemen en el sur, los otros países más afectados son Irak y el vecino Kuwait, la potencia regional Arabia Saudita y el Yemen devastado por la guerra.
Irak es la segunda nación más afectada en Medio Oriente con 3 055 muertes y 75 194 infecciones, seguida de Arabia Saudita con 2 181 muertes y 229 480 infecciones.
Yemen, una de las naciones más pobres del mundo, ha registrado 464 muertes y 1 380 infecciones, mientras que Kuwait ha confirmado 386 muertes y 54 058 infecciones.
Irán también se clasifica como el país más afectado de la región en términos per cápita, con 153 muertes por millón, el 25º en todo el mundo, seguido de Kuwait con 90 muertes por millón y Arabia Saudita con 63.
Según el recuento de la AFP, el promedio de muertes en la región es de 43 por millón de habitantes, frente a una media mundial de alrededor de 70.
Medio Oriente representa alrededor del 3,5% de todas las muertes mundiales, muy por detrás de Europa (un tercio), América del Norte (un cuarto) y América Latina y el Caribe (un cuarto).