El atentado fallido contra la vida del primer ministro de Irak se ha considerado una escalada importante en el conflicto entre el gobierno actual y los grupos militantes respaldados por Irán. Altos funcionarios afirmaron que el atentado podría haber sido también una forma de los grupos militantes de anular los resultados de las elecciones del mes pasado.
El primer ministro iraquí, Mustafá al-Kadhimi, escapó con vida después de que un avión no tripulado que transportaba bombas detonara cerca de su casa en Bagdad sin sufrir daños. En un vídeo publicado por su oficina el domingo, Kadhimi aparecía presidiendo una reunión con altos cargos de seguridad para analizar el ataque con drones.
Durante la reunión, Kadhimi describió el atentado contra su vida como un “cobarde ataque terrorista”. El primer ministro no resultó herido de gravedad cuando la puerta explotó frente a la puerta principal de su casa. Al parecer, siete guardias resultaron heridos, pero ninguno estaba en estado crítico.
Una portavoz del Ministerio del Interior dijo a la agencia de noticias estatal INA que en el ataque se utilizaron tres drones, dos de los cuales fueron derribados por los agentes de seguridad y un tercero detonó frente a la casa del primer ministro.
La situación de seguridad en la Zona Verde, que incluye la residencia, los edificios del gobierno y las embajadas extranjeras, se mantuvo estable tras el incidente, dijeron los oficiales de las fuerzas armadas.
Fuentes de la inteligencia regional afirmaron que el atentado podría haber sido llevado a cabo por organizaciones vinculadas a Irán que perdieron dos tercios de sus escaños parlamentarios en las elecciones nacionales. Los mismos grupos habían intentado irrumpir en la zona verde el viernes antes de ser repelidos por las fuerzas de seguridad del gobierno.
Todavía no está claro si Irán dirigió el ataque. En un contexto cada vez más inestable, la supremacía política en Bagdad entre los intereses nacionalistas y los bloques alineados con Irán está siendo de nuevo agresivamente desafiada.
El intento de irrumpir en la zona verde el viernes se saldó con la muerte de un manifestante y con numerosos heridos entre el personal de seguridad. Qais al-Khazali, comandante de una de las organizaciones militantes, Asa’ib Ahl al-Haq, condenó la muerte del manifestante y declaró que los funcionarios iraquíes tendrían que rendir cuentas. Afirmó que lo único que querían hacer cuando cargaban hacia la zona verde era detener el “fraude electoral”.
El líder musulmán chiíta Moqtada al-Sadr, cuyo partido fue el más votado en las elecciones del mes pasado, describió el atentado como un ataque terrorista destinado a devolver a Irak a un estado de desorden. El incidente fue denunciado por Estados Unidos, la ONU, Arabia Saudita e Irán.