Fuentes han confirmado al Jerusalem Post que el ataque contra los activos de la fuerza aérea iraní en Isfahán, presuntamente llevado a cabo por Israel y situado cerca del complejo nuclear de la República Islámica, ha sido un claro mensaje táctico.
Según revelaron al New York Times, la operación podría haber sido más grave: “Elegimos no atacar sus sitios nucleares esta vez, pero podríamos haberlo hecho peor aquí”, explicaron las fuentes.
Estrategia y mensajes en el ataque a Isfahán
Este asalto no solo buscaba infligir daños a Irán, sino también demostrar la vulnerabilidad de sus instalaciones nucleares. Se emplearon misiles de largo alcance lanzados desde aeronaves, una táctica diseñada para evadir las capacidades de detección radar de Teherán, evidenciando que acciones similares podrían repetirse sin previo aviso.
Al no dirigirse directamente contra el sitio nuclear en Isfahán ni otros emplazamientos en Natanz y Fordow, los ejecutores de la ofensiva enviaron una señal a Irán de que no persiguen una confrontación que podría escalar a un conflicto regional.
Implicaciones a largo plazo del reciente ataque
El ataque se caracteriza por su complejidad y cálculo estratégico, intentando ser suficientemente amenazante para el futuro, mientras busca minimizar las posibilidades de una represalia iraní. Este enfoque responde a los aproximadamente 350 ataques aéreos que Irán dirigió contra Israel el fin de semana anterior.
La eficacia de esta estrategia se evaluará en las próximas semanas, con la intención de tanto frenar el avance del programa nuclear iraní como de disuadir futuros ataques similares contra Israel, evitando al mismo tiempo el desencadenamiento de un conflicto más amplio.