Un nuevo caza furtivo chino, identificado como Chengdu J-36, surcó los cielos sobre Chengdu, Sichuan, en un vuelo inaugural que captó la atención global.
Primer vuelo del J-36 marca hito en tecnología stealth
Desarrollado por la Chengdu Aircraft Corporation (CAC), este prototipo, con el número de serie 36011, destacó por su diseño sin cola y alas en doble delta, una configuración que reduce drásticamente su sección transversal de radar (RCS). Acompañado por un J-20S de dos asientos como avión de persecución, el J-36 mostró un diseño innovador que elimina estabilizadores verticales, optimizando su capacidad para evadir radares enemigos. Este hito posiciona a China como un competidor formidable en la carrera por la supremacía aérea de sexta generación, con implicaciones estratégicas significativas para el Indo-Pacífico y preocupaciones crecientes en Israel sobre la posible proliferación de esta tecnología a adversarios como Irán.
El diseño sin cola del J-36 representa un avance en la tecnología stealth, ya que la ausencia de estabilizadores verticales minimiza las superficies que reflejan ondas de radar. Su configuración de alas en doble delta, con un ángulo de barrido variable, mejora la maniobrabilidad a altas velocidades y reduce la resistencia aerodinámica, permitiendo un vuelo supersónico sostenido sin postcombustión, conocido como supercrucero. Este diseño, combinado con materiales absorbentes de radar y un sistema de escape de baja firma infrarroja, posiciona al J-36 como un avión optimizado para operaciones en entornos de alta amenaza, donde la detección por radares enemigos debe ser mínima. Las imágenes del vuelo inaugural, captadas por residentes locales y difundidas en redes sociales chinas, muestran un avión de gran envergadura, con una longitud estimada de 22.5 metros y un ala de 24 metros, capaz de llevar un peso máximo al despegue de 55 toneladas.
El J-36 incorpora un sistema de propulsión tri-motor, una configuración inusual que incluye dos tomas de aire laterales en forma de “caret” y una toma dorsal en la parte superior del fuselaje. Se especula que utiliza motores WS-10 o versiones mejoradas del WS-15, lo que le otorga un empuje significativo para misiones de largo alcance, con un radio de combate estimado de 3,000 kilómetros. Esta capacidad permite al J-36 proyectar poder en regiones clave del Indo-Pacífico, como el Mar del Sur de China y el estrecho de Taiwán, donde China busca consolidar su influencia frente a competidores como Estados Unidos y sus aliados. La configuración tri-motor también sugiere una capacidad de carga útil considerable, con bahías de armas internas que podrían albergar misiles aire-aire de largo alcance, como el PL-17, o armamento aire-superficie para misiones de ataque de precisión.
El vuelo del J-36 no pasó desapercibido para los analistas militares. Bill Sweetman, escribiendo para el Australian Strategic Policy Institute, describió al J-36 como un “crucero aéreo”, capaz de actuar como plataforma de lanzamiento para misiles de largo alcance y como centro de mando para sistemas no tripulados. Esta multifuncionalidad, combinada con su diseño furtivo, lo convierte en un activo estratégico para la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (PLAAF), que ya opera la mayor fuerza aérea del Indo-Pacífico, con más de 3,150 aeronaves, de las cuales 2,400 son aviones de combate. El J-36 complementa a otros cazas avanzados como el J-20 y el J-35, fortaleciendo la capacidad de China para realizar operaciones de denegación de área (A2/AD) y contrarrestar la presencia militar estadounidense en la región.
Datos clave del diseño sin cola del J-36
- Configuración sin cola: Elimina estabilizadores verticales, reduciendo la sección transversal de radar y mejorando la furtividad.
- Alas en doble delta: Optimiza maniobrabilidad a altas velocidades y permite supercrucero, con un área alar de 248 metros cuadrados.
- Propulsión tri-motor: Dos tomas laterales y una dorsal, posiblemente con motores WS-10 o WS-15, para un empuje superior y alcance extendido.
- Bahías de armas internas: Una bahía principal de 7.6 metros y dos secundarias, capaces de llevar misiles PL-17 o armamento de precisión.
- Control de vuelo avanzado: Sistemas fly-by-wire compensan la falta de estabilizadores, asegurando estabilidad y agilidad.
Impacto estratégico y preocupaciones de Israel
El debut del J-36 intensifica las tensiones en el Indo-Pacífico, donde la modernización militar de China desafía el equilibrio de poder. La PLAAF, con más de 1,300 cazas de cuarta y quinta generación, está en camino de convertirse en la fuerza aérea más grande del mundo, según el excomandante del INDOPACOM, Almirante John Aquilino. La capacidad del J-36 para operar a largas distancias y evadir defensas aéreas complica la planificación militar de Estados Unidos, Japón y Australia, especialmente en escenarios que involucran a Taiwán o disputas en el Mar del Sur de China. La rápida sucesión de vuelos de prueba, con un segundo avistamiento el 17 de marzo de 2025 y un tercero el 25 de marzo de 2025, indica un programa de desarrollo acelerado, lo que sugiere que el J-36 podría entrar en servicio antes de lo previsto, originalmente estimado para 2035 por el diseñador jefe de CAC, Dr. Wang Haifeng.
En Israel, el surgimiento del J-36 genera preocupaciones significativas debido al riesgo de proliferación de tecnología avanzada hacia adversarios regionales, particularmente Irán. La relación estratégica entre China e Irán, fortalecida por acuerdos comerciales y cooperación militar, plantea la posibilidad de que tecnologías derivadas del J-36 puedan compartirse con Teherán o sus aliados, como Hezbolá. La capacidad furtiva y el alcance del J-36 podrían inspirar desarrollos similares en programas iraníes, aumentando la amenaza para la superioridad aérea de Israel, que depende de cazas como el F-35 y sistemas de defensa como Arrow. La Fuerza Aérea Israelí (IAF) ya enfrenta desafíos por las capacidades balísticas y de drones de Irán, y un avión furtivo en manos de un adversario alineado con Teherán complicaría aún más su postura defensiva.
El diseño sin cola del J-36, que recuerda a prototipos estadounidenses como el YF-23 y el B-2 Spirit, refleja la ambición de China de igualar o superar las capacidades de los líderes aeroespaciales mundiales. La ausencia de estabilizadores verticales se compensa con un sistema de control de vuelo fly-by-wire avanzado, que utiliza superficies de control en el borde trasero de las alas, conocidas como elevones, para mantener la estabilidad y maniobrabilidad. Este enfoque, aunque complejo, permite al J-36 combinar furtividad con agilidad, una ventaja crítica en combates aéreos modernos donde la detección temprana es clave. La incorporación de sensores electro-ópticos laterales y una posible capacidad para coordinar drones, como el FH-97A, sugiere que el J-36 está diseñado para operar dentro de un sistema de sistemas, integrando múltiples plataformas para maximizar su efectividad en el campo de batalla.
La respuesta internacional al J-36 ha sido mixta. El secretario de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Frank Kendall, minimizó su impacto inmediato, afirmando que los avances chinos eran esperados y no alteraban la trayectoria del programa estadounidense Next Generation Air Dominance (NGAD), actualmente en revisión. Sin embargo, expertos como Bryan Clark del Hudson Institute advierten que el J-36 podría ser un adversario directo del NGAD, presionando a Washington para acelerar su desarrollo. En el contexto de Israel, la necesidad de contrarrestar avances como el J-36 subraya la importancia de mantener una defensa robusta, incluyendo inversiones en contramedidas electrónicas, misiles interceptores y mejoras en la flota de F-35. La proliferación de tecnología furtiva a actores hostiles requerirá una vigilancia constante y cooperación internacional para mitigar riesgos.
El programa del J-36 también destaca la capacidad industrial de China para producir hardware militar avanzado a gran escala. A diferencia de programas occidentales como el NGAD, que enfrenta limitaciones presupuestarias, China ha demostrado eficiencia en la producción de cazas como el J-20, con más de 200 unidades en servicio para 2023. Si el J-36 alcanza la producción en masa, podría desplegarse en grandes cantidades, desafiando la capacidad de las fuerzas aéreas rivales para mantener la paridad numérica. Este factor es particularmente preocupante para Israel, donde la superioridad tecnológica debe compensar la desventaja numérica frente a coaliciones adversarias potenciales.
El vuelo inaugural del J-36 marca un punto de inflexión en la aviación militar, consolidando la posición de China como líder en tecnología stealth de sexta generación. Su diseño sin cola y alas en doble delta no solo mejora su furtividad, sino que también redefine las capacidades de combate aéreo en el Indo-Pacífico. Para Israel, el desafío radica en anticipar y contrarrestar la posible transferencia de estas tecnologías a Irán o sus aliados, lo que exige una defensa aérea fortalecida y una cooperación estrecha con aliados como Estados Unidos. A medida que el J-36 continúa su fase de pruebas, su impacto en la dinámica global de poder aéreo será un tema de escrutinio constante.