Hace unas semanas, China saltó a los titulares cuando probó un vehículo de planeo hipersónico capaz de transportar un arma nuclear. Esta prueba también reveló que China podría estar intentando desarrollar una capacidad de “bombardeo orbital fraccionado”.
Estas capacidades, si se combinan, significan que China podría adquirir la capacidad de anular o sobrepasar los sistemas nucleares de alerta temprana y defensa antimisiles de Estados Unidos.
La perspectiva de un avión no tripulado con armas nucleares es inquietante. Sin embargo, China ya es líder mundial en otros tipos de sistemas no tripulados peligrosos.
Los ejércitos de todo el mundo confían en los vehículos aéreos no tripulados (UAV) para llevar a cabo una multitud de tareas, generalmente aquellas que se consideran demasiado “aburridas, sucias o peligrosas” para las misiones tripuladas. La mayoría de los vehículos aéreos no tripulados llevan a cabo tareas de reconocimiento rutinarias, pero también actúan como señuelos, sirven como repetidores de comunicaciones e incluso realizan guerra electrónica (interferencias).
Sin embargo, los ejércitos están viendo cada vez más el atractivo de los drones armados, es decir, de los vehículos aéreos no tripulados capaces de transportar y lanzar armas aire-tierra. Estados Unidos opera una serie de drones armados, como los sistemas Predator o Reaper, equipados con municiones aire-tierra de precisión, como el misil Hellfire guiado por láser. Estas armas se han utilizado con frecuencia contra organizaciones terroristas e insurgentes.
En los últimos años, China se ha convertido en uno de los principales constructores —y exportadores— de drones armados. En las dos últimas décadas, el país se ha introducido agresivamente en el mercado de los vehículos aéreos no tripulados, convirtiéndose rápidamente en uno de los mayores fabricantes del mundo de todo tipo de aviones no tripulados, desde los más pequeños (normalmente de mano) hasta los más grandes de gran altitud y larga resistencia (HALE).
La mayoría son versiones no armadas, utilizadas para misiones de vigilancia y reconocimiento. Sin embargo, más recientemente, China se ha metido en el negocio de fabricar drones armados, con un éxito considerable. Como resultado, los drones chinos (también llamados vehículos aéreos de combate no tripulados, o UCAV) son una notable excepción al habitual tipo de sistemas de armas de nivel medio que Pekín suele vender en el mercado mundial de armas, con resultados dispares.
China se ha convertido en uno de los principales proveedores de drones armados para los ejércitos de todo el mundo. Según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), Pekín ha vendido vehículos aéreos no tripulados armados a al menos 16 países de tres continentes, como Egipto, Indonesia, Irak, Jordania, Nigeria, Arabia Saudita, Serbia y los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Muchos de estos países son estrechos aliados de Estados Unidos. Estas ventas han supuesto más de 700 millones de dólares.
Además, estos drones se están utilizando regularmente en combate. En 2018, un UCAV chino operado sobre Yemen por las fuerzas armadas de Emiratos Árabes Unidos disparó un misil contra un todoterreno, matando a un alto dirigente rebelde hutí. Nigeria ha estado utilizando sus drones chinos para luchar contra la insurgencia de Boko Haram.
China ha exportado hasta ahora al menos dos tipos de drones armados, el C-4 Wing Loong (también llamado Pterodáctilo) y el Caihong. Ambos guardan un sorprendente parecido con dos UCAV estadounidenses existentes, el MQ-1B Predator y el MQ-9 Reaper. El Wing Loong tiene aproximadamente el mismo tamaño que el Predator, unos 29 pies de largo y una envergadura de 45 pies. Sin embargo, su carga útil es mucho más pequeña, de unas 220 libras, frente a las 1.100 libras del Predator.
El avión no tripulado Caihong (Rainbow) es más o menos un clon del MQ-9 Reaper. También existe una versión más grande del Caihong, denominada CH-5, que se está preparando para el mercado de exportación. El CH-5 tiene una envergadura de 66 pies y un peso de despegue de unas 3 toneladas. Puede transportar una carga útil máxima de unos 900 kilogramos, unas dos veces y media más que los anteriores UCAV de la serie Caihong. Además, tiene una resistencia de 60 horas, lo que le da un alcance de 4.000 millas.
También se están desarrollando otros UCAV chinos, más grandes o con motores más potentes para lograr un mayor alcance.
Los drones armados se están convirtiendo rápidamente en un segmento muy rentable del negocio mundial de las armas, y es probable que crezca de forma significativa en las próximas décadas. Cuando se trata de exportar drones armados, China tiene varias ventajas sobre sus competidores.
En primer lugar, los UCAV chinos son comparativamente baratos. Un dron Wing Loong cuesta alrededor de 1 millón de dólares cada uno, lo que supone una cuarta parte del coste de un Predator.
En segundo lugar, China generalmente tiene una política de no preguntar cuando se trata de la venta de armas. Pekín ha estado dispuesto a exportar drones armados a países a los que otros países fabricantes de drones, como Estados Unidos, podrían ser reacios a vender. Por ejemplo, Washington se había mostrado reacio a transferir drones armados a Jordania o a los Emiratos Árabes Unidos, sobre todo porque los UCAV se han utilizado para matar a miles de personas, muchas de ellas civiles, en Yemen.
De hecho, la administración Trump solo permitió la venta de drones MQ-9 Reaper a los Emiratos, en 2020, después de que estos adquirieran UCAV a China.
Es más, después de sus despliegues en Yemen y Nigeria, China es uno de los pocos países en los que sus UCAV se han utilizado realmente en combate (“ensangrentados en la batalla”), lo que aumenta enormemente la reputación de estas armas.
También ayuda a los chinos el hecho de que el mercado mundial de drones armados es nuevo y relativamente abierto. Esto ha proporcionado a China una oportunidad única para entrar en este negocio desde el principio.
Los UCAV chinos, aunque quizás no sean tan capaces o de tan alta calidad como sus competidores, están llenando un nicho de mercado crítico y lucrativo. Puede que los países no hagan cola para comprar cazas o tanques chinos, pero los drones armados son un segmento en el que China tiene al menos tres ventajas sobre sus competidores: puede ofrecer un producto “suficientemente bueno”, a un precio relativamente bajo, a casi cualquiera que tenga el dinero.
Todos estos factores proporcionan a China una oportunidad de oro para convertirse en un importante proveedor —y, por tanto, también en un importante proliferador— de todo tipo de drones armados. En consecuencia, las fuerzas estadounidenses y aliadas podrían enfrentarse a adversarios armados con UCAV chinos, lo que complicaría sus acciones militares.