Mientras Rusia sigue bombardeando Ucrania y sus posiciones, un caso único ha salido a la luz en los medios de comunicación ucranianos. Uno de los muchos artefactos disparados por las tropas rusas alcanzó a un soldado ucraniano en el pecho, pero he aquí un giro: ¡no llegó a explotar!
El 9 de enero, el viceministro de Defensa ucraniano anunció en las redes sociales que los médicos militares del país habían realizado una intervención quirúrgica única, al extraer del cuerpo de un soldado una granada VOG-25 que no había explotado, informó Ukrainska Pravda.
El viceministro de Defensa escribió: “¡No todas las heridas en el corazón son mortales! Médicos militares operaron para extraer una granada VOG sin estallar del cuerpo de un soldado”.
Andrii Verba, uno de los cirujanos más expertos de las Fuerzas Armadas Ucranianas (AFU), llevó a cabo la intervención. El comunicado señalaba además que no se utilizó electrocoagulación porque la granada podía haber explotado en cualquier momento. Dos zapadores o ingenieros de combate estuvieron presentes para garantizar la seguridad de los cirujanos.
Cabe mencionar aquí que la electrocoagulación es un proceso que consiste en calentar un tejido aberrante, como un tumor u otra lesión, mediante una corriente eléctrica. Si el proceso se hubiera empleado en la operación, la granada podría haber explotado, matando al soldado e hiriendo mortalmente a los cirujanos.
La granada que recuperaron los cirujanos, la VOG-25, es de calibre 40 mm y está diseñada para ser disparada desde lanzagranadas montados en fusiles de asalto.
Se puede utilizar para atacar al personal enemigo que se encuentre a una distancia de hasta 400 metros y que esté expuesto, así como al personal que se encuentre oculto en el interior de instalaciones de ingeniería abiertas, en pendientes invertidas del terreno y en el interior de material militar (vehículos, lanzagranadas, etc.).
La granada VOG-25 también incluye variantes como la VOG-25P, la VOG-25M y la VOG-25PM. Sin embargo, la que alcanzó al soldado ucraniano no fue especificada.
La VOG-25PM proporciona una explosión aérea de la granada a una altura de 0,5 a 1,5 metros sobre el suelo, lo que permite destruir la mano de obra enemiga en trincheras, zanjas y otras instalaciones de ingeniería expuestas. Estas granadas se fabricaron en la época soviética y entraron en servicio en el Ejército Rojo en la década de 1970.
Esto también puede ser una prueba de que Rusia ha recurrido al uso de munición de la época de la Guerra Fría para luchar en Ucrania, ya que sus proyectiles modernos se agotan con el uso extensivo. El hecho de que estas granadas se lancen desde fusiles de asalto apunta a un ataque realizado a corta distancia, como ha sido el caso en el este de Ucrania, donde Rusia ha intensificado su ofensiva.
El Viceministro de Defensa no precisó la fecha de esta intervención única y extremadamente rara. Sin embargo, Maliar declaró que la intervención quirúrgica había ido bien, y que el militar herido había sido enviado para su posterior rehabilitación y recuperación. Tampoco se reveló la identidad del soldado.
Una operación milagrosa, pero no la primera de este tipo
En 2006, el este de Afganistán, una región vecina de Pakistán donde se encuentran algunas fuerzas de Al Qaeda y los talibanes, también fue testigo de un incidente similar. Los militantes tendieron una emboscada a una compañía estadounidense con base en Afganistán, y una salva de granadas propulsadas por cohetes cayó sobre las tropas.
Un RPG se desplaza a la velocidad de una bala y tiene la longitud aproximada de un bate de béisbol. La ojiva, una granada de tamaño considerable, está situada en la parte delantera. El eje aloja tanto el detonador como el combustible. Sus aletas son protuberancias metálicas en la parte posterior que se asemejan a las patas de un trípode para una cámara fotográfica.
El bajo vientre de un soldado fue penetrado por un RPG que le llegaba de cadera a cadera. Todos los que se encontraban a menos de 10 metros de él perecerían si el RPG estallaba.
El soldado fue, de alguna manera, transportado fuera y llevado a un hospital de la base donde fue operado. Un cirujano retiró suavemente las aletas de la cola del RPG utilizando una extraña herramienta: una sierra para metales. A pocos centímetros del corazón palpitante del soldado, los cirujanos introdujeron la mano y estabilizaron el cohete, que seguía sin detonar.
El cohete fue bajado cuidadosamente en el aire con el explosivo apuntando al chaleco antibalas del cirujano. La operación duró horas y fue un éxito.
En otro caso similar ocurrido en 2014, una mujer embarazada con un corte en la mejilla izquierda ingresó en el hospital militar del campo aéreo de Bagram, en Afganistán. Después de que el tratamiento inicial no lograra aliviarla, los médicos del hospital sospecharon que se trataba de una bala dentro de su cráneo.
El equipo quirúrgico cubrió sus batas con chalecos antibalas, cascos de seguridad y gafas protectoras. Para reducir el riesgo de incendio, no suministraron a la paciente el habitual aire enriquecido con oxígeno durante toda la intervención. También evitaron utilizar equipos de electrocauterización porque podían provocar una explosión. La bala se recuperó y la intervención quirúrgica fue un éxito.
La identificación y recuperación quirúrgica de artefactos sin estallar son raras, pero se han registrado en campos de batalla de todo el mundo. Por lo tanto, Ucrania no es el primer país que registra un incidente de este tipo. Sin embargo, demuestra las habilidades de los cirujanos militares de Kiev.