El ejército ucraniano está a punto de lanzar una contraofensiva a gran escala. Occidente lo sabe y los rusos también.
La contraofensiva de Kiev puede cambiar la trayectoria de la guerra.
Una ofensiva exitosa en el campo de batalla podría obligar al presidente ruso Vladimir Putin a sentarse a la mesa de negociaciones. Por el contrario, una actuación mediocre podría alargar la guerra y aumentar el sufrimiento humano.
La contraofensiva ucraniana
A juzgar por la actuación anterior, los ucranianos actuarán bien, pero serán necesarias contraofensivas posteriores para expulsar a los rusos.
En septiembre, los militares ucranianos lanzaron una contraofensiva por sorpresa en el este, tras una finta en el sur. El resultado fue una derrota del ejército ruso en la zona de Kharkiv. En pocos días, las fuerzas ucranianas liberaron cientos de kilómetros cuadrados y docenas de asentamientos, destruyendo o derrotando a varias unidades rusas.
Una contraofensiva posterior en el sur, en dirección a la ciudad de Kherson, tuvo un éxito similar, y el ejército ruso tuvo que retirarse de la orilla occidental del río Dnipro y evacuar también la ciudad de Kherson, la única capital de provincia capturada por las fuerzas rusas desde el 24 de febrero de 2022.
¿Cuándo se llevará a cabo?
En cuanto a cuándo o dónde lanzará el ejército ucraniano su contraofensiva, aún no está claro. Kiev ha indicado algún momento a finales de primavera o principios de verano, mientras que podría atacar en el este, el sur, el Donbás, o incluso una combinación.
“Eso es muy importante. No puedo especular sobre cuándo, dónde o cómo puede producirse la ofensiva [ucraniana], pero creo que no es ningún secreto que Ucrania está deseando iniciar el proceso de hacer retroceder a las fuerzas rusas en el conflicto”, declaró el ministro británico de Defensa, Ben Wallace, durante una rueda de prensa.
El ejército ucraniano tiene que encontrar un cuidadoso equilibrio entre las condiciones operativas adecuadas y su preparación. Kiev lleva mucho tiempo esperando esta contraofensiva y quiere aprovecharla al máximo. Eso significa disponer de las reservas móviles necesarias para aprovechar las oportunidades operativas una vez iniciada la contraofensiva, pero también para mantener el impulso.
“Al mismo tiempo, sus líderes (militares ucranianos) necesitan ejercitarse y entrenarse en la lucha a nivel de brigada o de grupo de combate: luchar a la manera de la OTAN o a la manera occidental”, declaró Wallace en una conferencia de prensa con su homólogo sueco en Londres.
Sentarse, observar y esperar
En todo esto, los militares rusos se ven obligados a sentarse, observar y esperar.
Sin duda, las fuerzas rusas llevan meses trabajando en sus defensas. En el sur, en particular, el ejército ruso ha creado elaboradas fortificaciones destinadas a frenar un ataque mecanizado. Pero aparte de eso, el ejército ruso no puede hacer mucho más que sentarse, observar y esperar la contraofensiva ucraniana.
Moscú podría tener algunas reservas móviles listas para lanzarse contra las fuerzas ucranianas una vez que haya comenzado el ataque, pero su entrenamiento, equipamiento y moral no serán los mejores.