En mayo pasado, Frank Kendal, secretario de la Fuerza Aérea de EE. UU., anunció que en el año siguiente se seleccionará exclusivamente a una empresa para liderar el proyecto del caza de Dominio Aéreo de Próxima Generación (NGAD) de la Fuerza Aérea. Kendal destacó que un único contratista de defensa asumirá el papel de diseñador y desarrollador principal, a pesar de que diversas compañías han propuesto varios diseños.
Este enfoque marca un intento de la Fuerza Aérea de evitar las trampas financieras experimentadas en programas anteriores, especialmente el del F-35 Joint Strike Fighter. Según Kendal, aunque la competencia para suministrar sistemas para el NGAD continuará, se designará un ganador definitivo, desviándose así del planteamiento original del programa que favorecía competencias constantes, buscando mejorar progresivamente las plataformas desarrolladas.
Kendall subrayó la ineficacia de mantener múltiples NGAD debido a los altos costos: “No vamos a hacer dos NGAD. Solo vamos a hacer uno”, afirmó durante un evento del Grupo de Escritores de Defensa en Washington, D.C., citado por la revista Air & Space.
Se prevé que el NGAD reemplace al F-22 Raptor de Lockheed Martin, perteneciente a la quinta generación, en la siguiente década. El NGAD engloba más que una simple aeronave; el proyecto incluye tanto una aeronave tripulada de sexta generación como un avión de combate no tripulado colaborativo (CCA), también conocido como Loyal Wingmen.
Recientemente, la Fuerza Aérea ha solicitado 1.900 millones de dólares para investigación y desarrollo del NGAD para el presupuesto del año fiscal 2024 presentado al Congreso.
Costo y proyecciones financieras del NGAD: una mirada al futuro

En conversaciones con el Congreso durante la primavera de 2022, Kendal explicó que el coste del caza tripulado, pieza central del programa NGAD, podría ascender a cientos de millones de dólares por unidad, potencialmente el doble del costo del F-35 Lightning II de Lockheed Martin, que actualmente asciende a unos 80 millones de dólares por avión.
Incluso superando los 135 millones de dólares del F-22 Raptor, cuyo programa se detuvo hace casi dos décadas por razones económicas, estimaciones recientes valoran cada fuselaje del NGAD en aproximadamente 300 millones de dólares.
La viabilidad económica y táctica del NGAD: un análisis exhaustivo

Ante el elevado costo de la aeronave tripulada del NGAD, surge la pregunta de su justificación. Brent Eastwood, en un artículo para The National Interest, destacó que el NGAD se concibe como una “familia de sistemas” que incluye el innovador concepto del “compañero leal” no tripulado.
Eastwood añadió: “Los drones volarían en formación con el NGAD y recopilarían datos de inteligencia, vigilancia y reconocimiento o lanzarían municiones de separación e incluso actuarían como señuelo… Es lógico que el NGAD pueda ser eliminado de la ecuación, por lo que los leales aviones no tripulados simplemente se hacen cargo de las misiones ofensivas. Esto ahorraría los miles de millones de dólares que se necesitarán para poner en marcha el NGAD a finales de la década”.
Este planteamiento sugiere una importante reflexión sobre la necesidad y función de las aeronaves tripuladas en contextos futuros. Claro está, existen reservas respecto a la autonomía total de sistemas armados no tripulados, incluyendo riesgos potenciales de ser hackeados o de actuar erróneamente en contra de humanos, preocupaciones ampliamente debatidas en círculos defensivos.
Sin embargo, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos (DoD) ha reafirmado su compromiso con el desarrollo y uso responsable de la inteligencia artificial, tomando medidas para garantizar que cualquier aplicación militar cumpla con las reglas de enfrentamiento y minimice los riesgos para las fuerzas humanas. “La IA será un elemento crítico para la guerra futura y la velocidad a la que tendremos que comprender el panorama operativo y tomar decisiones”, manifestó el general de brigada Scott Cain, comandante de la AFRL.
Cain también destacó la necesidad de una colaboración intersectorial para mantener el ritmo de los avances tecnológicos: “La IA, las operaciones autónomas y el trabajo en equipo hombre-máquina continúan evolucionando a un ritmo sin precedentes y necesitamos los esfuerzos coordinados de nuestro gobierno, la academia y los socios de la industria para mantener el ritmo”.
Potenciales y Desafíos del Boeing XQ-58A Valkyrie en el Contexto del NGAD

El Boeing XQ-58A Valkyrie, capaz de alcanzar velocidades de hasta 550 mph, se posiciona como un candidato viable para el programa NGAD. Hacia finales de este año, se realizará una prueba crucial en la que el Valkyrie perseguirá y destruirá un objetivo en el Golfo de México.
El concepto de “compañero leal” se ha vuelto especialmente atractivo para la Fuerza Aérea de EE. UU., que en las últimas décadas ha reducido su ritmo de producción de aeronaves, incluyendo el F-35 Lightning II. Esto ha causado una flota más reducida y envejecida, con elementos como los bombarderos B-52, que superan en edad incluso a los padres y abuelos de algunos miembros de las actuales tripulaciones aéreas.
Según se proyecta, la Fuerza Aérea construirá entre 1.000 y 2.000 unidades del CCA a un costo de aproximadamente 3 millones de dólares cada uno, mientras que las versiones más avanzadas podrían alcanzar los 25 millones de dólares, de acuerdo con informes de The New York Times. Incluso al costo más alto, estos montos representan solo una fracción del precio de las aeronaves más avanzadas actuales, como el F-35. De hecho, algunos en la Fuerza Aérea ya han comenzado a referirse al programa como “masa asequible”.
Los drones del NGAD y su papel en la solución de la escasez de pilotos

Los drones han surgido como una solución potencial al problema persistente de la escasez de pilotos que enfrenta la Fuerza Aérea, que ha llegado a ofrecer bonificaciones de hasta 600.000 dólares para retener a sus aviadores. Al implementar sistemas no tripulados como parte del NGAD, se podría multiplicar la efectividad de la fuerza mientras se aborda esta escasez.
La proyección futura para los sistemas aéreos no tripulados podría incluso mejorar las capacidades de los cazas tripulados, dado que es probable que el CCA no se diseñe como una plataforma polivalente al estilo del F-35, sino que se especialice en roles específicos como la vigilancia o el reabastecimiento.
Algunos de estos drones podrían ser desplegados en enjambres de ataque para abrumar al enemigo, mientras que otros actuarían como “compañeros leales” defendiendo directamente a las aeronaves tripuladas, dispuestos incluso a interceptar un misil antiaéreo.
Este enfoque no solo parece ser una victoria táctica, sino que podría eliminar la necesidad de perseguir un avión de sexta generación de forma inmediata. Esta tecnología podría ser integrada con desarrollos existentes como el B-21 Raider y potencialmente con el F-35, planteando la cuestión de si realmente es necesario renovar completamente la flota actual en servicio.