La producción militar europea se encuentra en un intrigante estado de contradicción ante la creciente tensión internacional.
El epicentro de esta tensión es el desarrollo del carro de combate europeo de nueva generación, una situación que parece intensificarse con los programas paralelos de cazas de sexta generación: el FCAS y el GCAP, cuya expansión parece inminente. Francia y Suecia aparecen como los ejes de esta notable divergencia.
Los informes procedentes de España indican importantes avances de Suecia en el desarrollo de su caza de nueva generación. Saab, un conglomerado sueco, ha sido designado por FMV, la autoridad sueca de adquisiciones de defensa, para investigar el concepto de su futuro avión de combate.
Saab y FMV exploran el futuro horizonte del combate aéreo
Saab ha recibido el encargo de realizar “estudios de concepto para futuros sistemas de combate”, según afirma la empresa, tarea prevista para este año y el próximo. Estos estudios abarcan “análisis de soluciones tripuladas y no tripuladas desde un enfoque sistémico, avances tecnológicos y demostraciones”. Se espera que Saab colabore estrechamente con FMV, las Fuerzas Armadas Suecas, la Agencia Sueca de Investigación para la Defensa, GKN Aerospace y otros socios industriales en este empeño.
Aunque Suecia estuvo anteriormente alineada con Italia en el programa Tempest, liderado por el Reino Unido, decidió retirarse estratégicamente cuando este evolucionó hacia el GCAP (Global Combat Air Program), dejando el proyecto en manos de sus antiguos socios y de Japón.
En cambio, el FCAS (Future Combat Air System), que se está desarrollando en Europa, tiene como principal objetivo la introducción de un caza de sexta generación, con Alemania, Francia y España como colaboradores.
Con su salida de la iniciativa británica, Estocolmo se enfrenta a una ventana de decisión hasta 2031: unirse a uno de los programas actuales, optar por desarrollos de terceros o aventurarse en la creación de una propuesta independiente.
Esta última vía está siendo considerada seriamente por Saab y GKN en sus recientes investigaciones. Cabe recordar el éxito que Suecia ha logrado con su caza nacional, el Gripen, posicionándose como competidor directo tanto del Eurofighter, producto de una colaboración entre Alemania, Reino Unido, Italia y España, como del Rafale francés.
Por otra parte, circulan rumores de que Francia podría estar desarrollando su propio caza de sexta generación, una especulación plausible dado el actual desacuerdo sobre el reparto de tareas en el FCAS. Este tipo de guerras no son infrecuentes, especialmente ante la disputa franco-alemana sobre las responsabilidades en el proyecto de tanques de nueva generación.
Mientras Europa probablemente desarrolle cuatro cazas de sexta generación diferentes, Estados Unidos sigue adelante con su programa NGAD, del que se sugiere que un prototipo ya está operativo desde hace varios años.
Saab y la visión sueca del futuro dominio aéreo
Con Suecia de nuevo en el punto de mira, Lars Tosman, líder aeroespacial de Saab, defiende firmemente la viabilidad de su estrategia. En respuesta al encargo de FMV, Tosman afirma: “Con nuestra reciente entrega del caza Gripen E y el sistema de vigilancia Global Eye, aportamos tecnología punta y una profunda experiencia en ingeniería, esenciales para forjar conceptos de cazas futuristas”.
En la actualidad, Europa es testigo de dos renombradas iniciativas de defensa aérea: el FCAS y el GCAP. Profundizaremos en los elementos fundamentales de estos programas, así como en el papel desempeñado por las empresas francesas y suecas, distinguiendo entre estas complejas colaboraciones.
En la carrera mundial por definir la próxima era de la defensa aérea, el FCAS europeo y el GCAP británico emergen como líderes. Ambos pretenden navegar por el dinámico campo de batalla aéreo, apostando por la tecnología avanzada para asegurarse una ventaja competitiva.
El FCAS, una colaboración liderada por Airbus y Dassault Aviation en la que participan Francia, Alemania y España, pretende desarrollar un ecosistema de combate de nueva generación. Este incluirá un nuevo caza de combate, “portadores remotos” para misiones no tripuladas y una innovadora “Nube de Combate Aéreo” para una interacción y un intercambio de datos sin precedentes.
Tempest y FCAS: La redefinición del arsenal aéreo europeo
En cambio, el Reino Unido lidera el GCAP, con la participación de titanes como BAE Systems, Rolls-Royce y Leonardo UK. El objetivo principal es la creación del Tempest, un caza de sexta generación con capacidades furtivas, diseñado para operar en conjunción con drones y tecnologías emergentes.
Ambos proyectos comparten la visión de un sistema integral de defensa aérea, fusionando plataformas tripuladas y no tripuladas con inteligencia artificial, aprendizaje automático y soluciones avanzadas de computación en la nube. Su misión conjunta es garantizar la supremacía aérea a largo plazo para sus respectivas naciones.
A pesar de sus similitudes, existen diferencias clave. FCAS es un esfuerzo multinacional centrado en la versatilidad multiplataforma, mientras que GCAP se centra en el desarrollo de un caza furtivo avanzado del Reino Unido, abierto a colaboraciones internacionales. Los plazos de ambos proyectos también varían: El FCAS aspira a estar plenamente operativo en 2040, y el GCAP en 2035.
Considerando ambos programas en perspectiva, su progresión es lenta pero significativa. Sin embargo, la posible irrupción de nuevos desarrollos sueco-franceses podría representar un cambio de juego. Recordando la historia con BulgarianMilitary.com, Francia se vio obligada a abandonar el proyecto Eurofighter Typhoon para desarrollar su propio caza, el Rafale, sentando un precedente de independencia e innovación en defensa aérea.
Rafale y Gripen: Competidores en la arena global
El Rafale francés destaca por su impresionante irrupción tanto en el mercado nacional como en el internacional, posicionándose como un formidable contrincante en mercados tradicionalmente dominados por Sukhoi. Esta expansión en áreas previamente inexploradas por Francia subraya el alcance y la adaptabilidad del Rafale. Por otro lado, el Eurofighter no ha logrado el impacto mundial previsto.
Por el contrario, Suecia se enfrenta a retos a la hora de posicionar su Gripen en el mercado internacional. La calidad del avión no se cuestiona; de hecho, su rendimiento es sobresaliente. Sin embargo, se ve obstaculizado por la competencia del F-16 y las capacidades avanzadas del Block 70/72, exacerbadas por la influencia política de Washington en naciones con restricciones presupuestarias. A pesar de estos retos, Suecia ha demostrado su ingenio, como demuestra la apertura de una nueva fábrica en Brasil y el fomento de acuerdos de intercambio tecnológico con naciones aliadas.
La posibilidad de que Suecia desarrolle un caza de sexta generación podría cambiar radicalmente el equilibrio del poder aéreo en Europa. Dado que el Gripen está diseñado específicamente para contrarrestar a los cazas rusos, tiene una ventaja táctica significativa sobre los modelos Sukhoi y Mikoyan, lo que pone de relieve su potencial como amenaza aérea dominante.
El futuro de estos ambiciosos proyectos de defensa aérea está plagado de incertidumbres. Sin embargo, está surgiendo un consenso en la comunidad de defensa: La colaboración europea en un proyecto unificado de cazas de sexta generación puede ser el único camino hacia el éxito sostenido y la ventaja estratégica.