Los cazas de quinta generación representan la cúspide en la clasificación de aviones de combate militares, destacando significativamente en la evolución aeronáutica con sus avanzadas capacidades y diseño superior.
Estos aviones, que abarcan seis variantes distintas, son el resultado de proyectos liderados por entidades de renombre como Lockheed Martin en Estados Unidos, Chengdu Aerospace Corporation en China y JSC Sukhoi Company en Rusia.
A diferencia de los cazas de cuarta generación, que se caracterizan principalmente por sus capacidades en combates aéreos de corto alcance, los cazas de quinta generación están equipados con tecnologías que permiten el crucero supersónico sostenido y sistemas de aviónica de última generación. Aunque estas variantes comparten características que justifican su agrupación en una misma clase, también presentan diferencias significativas que resaltan la diversidad dentro de esta categoría.

En palabras de Lockheed Martin, formuladas en 2009, los desarrolladores del F-22 Raptor y el F-35 Lightning II, los cazas de quinta generación están diseñados para “dominar cualquier entorno de amenaza que pueda presentarse y asegurar la flexibilidad operativa en acciones conjuntas y combinadas por décadas”. Esta afirmación subraya los significativos avances en términos de supervivencia y letalidad, además de las mejoras en la sostenibilidad y adaptabilidad del avión a diversas condiciones operativas.
Además, estos jets se definen como aviones furtivos. Esta categoría incorpora una serie de tecnologías diseñadas para minimizar su visibilidad ante los sistemas enemigos, mitigando su detección a través de reflejos, emisiones de radar, señales infrarrojas, radiofrecuencias y sonido.
Desarrollo y despliegue de cazas de quinta generación
Los fabricantes invirtieron años en la elaboración de prototipos para los cazas de quinta generación, culminando en exhaustivas baterías de pruebas antes de su introducción operativa. La variante F-22, pionera en esta clasificación, fue desarrollada inicialmente a finales de los años noventa, aunque no fue desplegada operativamente hasta el año 2005. Por otro lado, el F-35A realizó su primer vuelo en 2006 y fue oficialmente adoptado por el Cuerpo de Marines de EE. UU. una década después.

Con la llegada y éxito operacional de estas dos variantes norteamericanas, se marcó un antes y un después en el ámbito militar global, incitando a otras potencias a desarrollar sus propios cazas de quinta generación. En este contexto, la Chengdu Aerospace Corporation de China dio inicio al desarrollo del J-20, apodado “Mighty Dragon”, en 2011, con su incorporación a la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación en 2017. Paralelamente, la rusa JSC Sukhoi Company empezó el desarrollo del Su-57 en 2010, que no alcanzó su estado operativo hasta 2020.
Aunque la configuración de motores varía entre modelos, algunos con uno y otros con dos, existen varias características distintivas comunes a todos los cazas de quinta generación, entre las que se destacan:
- Supermaniobrabilidad: Facilita la ejecución de maniobras tácticas avanzadas imposibles con las técnicas de maniobrabilidad aerodinámica tradicionales.
- Conciencia situacional mejorada: Gracias a la fusión avanzada de datos en red, que incrementa significativamente la seguridad operacional en escenarios de combate.
- Capacidad Multitarea: Conocida también como capacidad de combate multifunción, incluye operaciones de comando y control comunicacional.
- Aviónica de Vanguardia: Incorpora radares con baja probabilidad de intercepción, optimizando la evasión de detecciones radaricas.
- Tecnología Stealth: Diseñada para minimizar la visibilidad del aparato, reduciendo su detectabilidad por parte de los adversarios.
Estas características no solo definen la superioridad tecnológica de los cazas de quinta generación, sino que también establecen un nuevo paradigma en la estrategia aérea moderna.
Evolución del sigilo en los cazas: De la noche a la luz del día

Según Lockheed Martin, el concepto de sigilo fue pionero con el F-117 Nighthawk, un avión que transformó las tácticas militares permitiendo ataques precisos y solitarios durante la noche, estableciendo un nuevo estándar en operaciones en entornos hostiles. Sin embargo, esta innovación inicial presentaba limitaciones, como una maniobrabilidad reducida y la falta de versatilidad en roles de combate, complicando las operaciones para los pilotos.
Con el advenimiento de los cazas de quinta generación, Lockheed Martin ha refinado la tecnología de sigilo, adaptándola a misiones de combate diurno y nocturno en cualquier entorno y ante cualquier amenaza. La mejora de la maniobrabilidad es evidente en los modelos actuales F-22 y F-35, donde se ha priorizado la integración desde el diseño de baja observabilidad, involucrando la forma del avión, los materiales empleados, los sistemas de propulsión, y la integración interna de armas, combustible, aviónica y sensores. Esta aproximación resulta en una plataforma con una visibilidad extremadamente reducida, incluso en configuraciones de combate completas.
“El F-35 y el F-22 están diseñados con un sigilo inherentemente bajo, que no puede ser simplemente añadido a una plataforma existente”, explica un portavoz de Lockheed Martin. Estas aeronaves incorporan avances como sensores y sistemas de armas integrados que, según SP’s Aviation, proporcionan a los pilotos ventajas tácticas significativas, permitiéndoles dominar el espacio aéreo y facilitar la entrada segura de otros cazas.
Supercrucero: Dominio supersónico en altitudes estratosféricas

Otro avance notable es la capacidad de supercrucero, que permite el vuelo supersónico sostenido sin necesidad de postquemadores, una habilidad que muchos cazas heredados no poseen. Este modo de vuelo no solo es una característica de combate avanzada, sino que también se destacó en aeronaves como el Concorde en el ámbito comercial.
El F-22 es un ejemplo prominente de supercrucero, alcanzando velocidades que exceden Mach 2.25. Asimismo, el Su-57 y el J-20 logran una velocidad máxima de Mach 2.0. A diferencia de estos, el F-35, aunque con un techo operativo inferior, logra Mach 1.6, demostrando la capacidad de los cazas de quinta generación de operar a altitudes extremas —el F-22 puede ascender hasta 66,000 pies (20,000 metros), mientras que el F-35 alcanza 49,000 pies (15,000 metros).
Aeronave | Origen | Fecha Primer Vuelo | Estado | Fecha de Servicio | Número Construido | Número de Motores | Techo |
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F-22 | Estados Unidos | 1997 | En servicio | 2005 | 195 | 2 | 66,000 pies (20,000 metros) |
F-35A | Estados Unidos | 2006 | En servicio | 2016 | 354 | 1 | 49,000 pies (15,000 metros) |
F-35B | Estados Unidos | 2008 | En servicio | 2015 | 108 | 1 | 49,000 pies (15,000 metros) |
F-35C | Estados Unidos | 2010 | En servicio | 2019 | 38 | 1 | 49,000 pies (15,000 metros) |
Sukhoi Su-57 | Rusia | 2010 | En servicio | 2020 | 22 | 2 | 66,000 pies (20,000 metros) |
Chengdu J-20 | China | 2011 | En servicio | 2017 | Hasta 208 | 2 | 66,000 pies (20,000 metros) |
Con la continua innovación en aviones de combate, ya se especula sobre el desarrollo de una sexta generación, aunque se prevé que estos avanzados cazas no entrarán en servicio hasta la próxima década. Esta perspectiva mantiene a la comunidad militar global en constante anticipación de futuras capacidades aeronáuticas.