Tras la recepción de sus primeros aviones F-16 Fighting Falcon de la OTAN en agosto, la Fuerza Aérea de Ucrania ha comenzado a interceptar misiles de crucero y drones suicidas rusos.
Ucrania intercepta misiles rusos con los nuevos F-16 de la OTAN
A pesar de haber perdido un avión durante las misiones, el país espera sumar docenas de estos cazas en los próximos meses, fortaleciendo así sus capacidades defensivas.
No obstante, además de los F-16, es probable que Kiev reciba hasta 36 aviones MiG-29 Fulcrum. Serbia firmó un acuerdo con Francia para adquirir 12 cazas F3R Rafale por un valor de 3.000 millones de dólares, y como parte del trato, entregará a Francia 36 cazas MiG-29 de fabricación rusa. Se espera que estos aviones sean transferidos a Ucrania antes de fin de año.
París ha incrementado su apoyo militar a Kiev, como lo demuestran las recientes declaraciones del presidente Emmanuel Macron, quien anunció la entrega de aviones Dassault Mirage y el entrenamiento de pilotos ucranianos.
Los MiG-29 serbios mejorarán la capacidad operativa de Ucrania
Los MiG-29 que Ucrania recibiría de Serbia están en la variante 9-13SE, lo que les otorga capacidades avanzadas de radar para enfrentar múltiples amenazas simultáneamente, así como una mayor capacidad de carga de combate. Además, la Fuerza Aérea de Ucrania ya está familiarizada con el MiG-29, lo que facilitará su rápida incorporación.
Sin embargo, esta ampliación de la flota podría presentar un reto inesperado para Kiev: la escasez de pilotos calificados. Antes de la guerra, Ucrania contaba con menos de 100 aviones de combate y ataque, y a día de hoy esa cifra sigue siendo similar, con entre 90 y 100 aparatos en operación.
La llegada de más aviones, tanto F-16 como MiG-29, exige un aumento en el número de pilotos entrenados, algo que podría limitar las operaciones de la Fuerza Aérea en los próximos meses.
F-16 cambiará el curso de la guerra, pero requiere tiempo y entrenamiento
La incorporación del F-16 representa un cambio radical para las capacidades aéreas ucranianas, pero dominar su operación no es inmediato. Pilotos ucranianos que han iniciado su entrenamiento en estos cazas han descubierto que toma meses obtener la certificación y adquirir la destreza necesaria para misiones de combate con este nuevo avión.
Mientras tanto, Ucrania sigue enfrentando la necesidad de mantener una presencia constante en el aire para contrarrestar las incursiones rusas. A pesar de que el combate aéreo directo es limitado por la prevalencia de sistemas de defensa aérea en tierra, las misiones diarias siguen siendo esenciales.
Con un grupo limitado de pilotos experimentados, Ucrania deberá equilibrar la formación de nuevos pilotos en el F-16 y asegurar la disponibilidad de personal para operar su flota creciente de aviones de combate y ataque.
Ucrania enfrenta el desafío de gestionar una flota en crecimiento
Aunque la ampliación de la flota aérea representa una ventaja significativa, también plantea desafíos logísticos y operativos. La falta de suficientes pilotos entrenados para manejar la diversidad de aviones en su arsenal podría convertirse en un obstáculo a corto plazo.
A medida que Ucrania reciba más cazas, será crucial encontrar soluciones para formar a más pilotos y mantener su capacidad operativa en niveles óptimos. La llegada de nuevos F-16 y MiG-29 representa una oportunidad de reforzar su defensa, pero también impone la necesidad de gestionar eficazmente los recursos humanos y materiales.
En resumen, la Fuerza Aérea de Ucrania se encuentra en un momento de expansión significativa, aunque con desafíos que requerirán una planificación cuidadosa y una adaptación rápida para maximizar el potencial de su nueva flota aérea.