El presidente libanés Michel Aoun aprovechó su discurso ante la Asamblea General de la ONU en el 2020 el miércoles para agradecer a la comunidad internacional por ayudar a Líbano después de que una explosión sacudiera Beirut, pero también insistió en la soberanía de su país.
Se mostró notablemente frío ante los llamados para una investigación internacional independiente de la explosión.
Aoun agradeció a las Naciones Unidas por el apoyo moral, la comida y la medicina después de la impresionante explosión que dejó el puerto de Beirut en ruinas el mes pasado.
“Esta gran solidaridad hizo sentir a nuestro pueblo que no está solo, sino que tiene en este mundo hermanos y hermanas en la humanidad, que no dudaron en apoyarnos”, añadió.
Con este apoyo, predijo que Beirut se levantaría de sus ruinas, “como lo ha hecho una y otra vez, a lo largo de la historia”.
Aoun anunció que la explosión “dejó una profunda cicatriz en la conciencia de los libaneses”, infligiendo tanto heridas horribles como asombrosos daños económicos a la ciudad. El bullicioso puerto de Beirut fue destruido y cientos de miles de personas quedaron sin hogar, lo que elevó la ya consternaste tasa de pobreza de la ciudad.
Aoun sugirió que el mejor enfoque para restaurar la ciudad podría ser dividirla en zonas de desarrollo y dejar que cada benefactor extranjero decidiera a qué zona ayudaría a reconstruir, lo que supone un reconocimiento implícito de que el fraccionado, faccioso y profundamente corrupto gobierno central de Líbano no es capaz de coordinar un esfuerzo internacional masivo de reconstrucción.
En cuanto a la todavía enigmática causa de la explosión del monstruo, Aoun señaló: “todo Líbano quiere saber la verdad y ver que se haga justicia”. Agregó que una investigación criminal encabezada por el más alto consejo judicial de Líbano sigue en curso, con una asistencia limitada proporcionada a petición de entidades externas. Poco dio para actualizar la situación del caso, más allá de decir que los investigadores libaneses “todavía están esperando información” sobre el misterioso buque de carga que se cree que trajo una reserva masiva de peligroso nitrato de amonio al puerto de Beirut hace años.
Aoun resaltó que la devastación causada por la explosión en Beirut hace que sea aún más urgente disponer que el millón de refugiados sirios que viven en Líbano regresen a su país. Manifestó que el costo de apoyar a esos refugiados se ha vuelto insoportable dadas las otras crisis que enfrenta Líbano y pidió ayuda internacional para el regreso de los sirios desplazados.
Pidió también a las Naciones Unidas que presionaran a Israel para que pusiera fin a “las violaciones terrestres, marítimas y aéreas de la soberanía libanesa” al tiempo que lanzaba ataques contra posiciones hostiles en territorio sirio. Israel ha reconocido varios ataques contra objetivos militares sirios y grupos terroristas respaldados porIrán, entre ellos Hezbolá, una organización militante extremista apoyada por Irán que también es una de las fuerzas políticas más poderosas de Líbano. Solicitó específicamente la mediación de los Estados Unidos en cuestiones de soberanía y derechos territoriales de Líbano.
Aoun concluyó con la esperanza de que la ayuda internacional a Beirut después de la explosión, y la experiencia compartida de la lucha contra el coronavirus de Wuhan, pudieran ser señales de que el mundo ha “recuperado su moralidad”, y tal vez “la humanidad ha recuperado parte de su estatura en un mundo materialista marcado por el uso de la fuerza y la injusticia”.