Un empleado de pompas fúnebres del norte de Israel circuncidó la semana pasada el cadáver de un hombre recientemente fallecido antes de su funeral, sin el conocimiento ni el consentimiento de la familia, según una denuncia presentada ante el Ministerio de Servicios Religiosos.
Zman Yisrael, la web hermana en hebreo del Times of Israel, informó el miércoles de que el presunto incidente ocurrió en la ciudad septentrional de Nahariya y fue realizado por un trabajador voluntario sin experiencia por orden del jefe del consejo religioso local.
La denuncia fue presentada por una compañera de trabajo en el cementerio, Avital Keren, quien dijo a Zman Yisrael que se trata de una grave violación de las normas en un funeral judío.
“Hacia el final del proceso de purificación, descubrieron que el difunto no estaba circuncidado, algo que ocurre ocasionalmente con los inmigrantes de la antigua Unión Soviética”, dijo Keren.
En circunstancias normales, se pide permiso a la familia y, si se concede, se trae a un mohel experimentado para que realice una circuncisión simbólica, dice Keren, señalando que si la familia se niega no hay impedimento para realizar un funeral judío tradicional.
“En este caso, uno de los voluntarios llamó al director en funciones y le dijo que el difunto no estaba circuncidado. El director, sin pensárselo dos veces, le dijo al voluntario: ‘Coge un cuchillo y circúndalo’”, explica.
“Va en contra de todas las leyes vigentes y es un acto muy grave. Es un procedimiento quirúrgico y está absolutamente prohibido realizarlo sin consentimiento”, dijo Keren.
La hija del fallecido dijo a Zman Yisrael que estaba horrorizada por el informe. El director de la sociedad funeraria negó que se hubiera producido el incidente.
Pero Avi Levy, anterior responsable del cementerio, afirmó que ya se habían producido incidentes de este tipo antes, y que los funcionarios religiosos intentaron presionarle para que acelerara los trámites o acortara los procesos en torno a la circuncisión del difunto, presiones que rechazó con firmeza.
“Me quedé en estado de shock por los comentarios. También en mi época lo intentaron más de una vez”, dijo. “Decían: ‘haced la vista gorda, somos gente de la ley judía, nos está permitido’”, añadió Levy.
“Siempre me aseguraba de preguntar a la familia e incluso hubo una ocasión en que la familia se negó a la circuncisión, y enterramos al muerto sin circuncidar”, dijo Levy.
Practicar una circuncisión a un cadáver sin el permiso de la familia es similar a realizar una autopsia sin el consentimiento de los familiares, y viola una ley que respeta la autonomía de la persona, incluso después de muerta.