Los fiscales presentaron el viernes una acusación en el Tribunal de Distrito de Jerusalén contra un residente de la ciudad, Ahmad Zahra, acusándolo de ayudar al grupo terrorista Hezbolá.
Zahra, de 32 años, está acusado de contacto con un agente extranjero y de proporcionar información al enemigo para perjudicar la seguridad del Estado.
Los fiscales afirman que Zahra se puso en contacto con un hombre en Líbano hace nueve años y le dijo que quería ponerse en contacto con Hezbolá para trabajar para él dentro de Israel. Dicen que la organización le proporcionó un software de encriptación para intercambiar mensajes.
A lo largo de los años, Zahra estuvo en contacto con sus superiores en varias ocasiones, dijeron. Se le encomendaron diversas tareas, entre ellas proporcionar al grupo terrorista información sobre lo que ocurría en la capital y los disturbios palestinos en ella.
A Zahra también se le acusa de fotografiar antenas parabólicas que creía que eran un lugar estratégico y de enviar las imágenes a Hezbolá.
Los fiscales afirman que en un momento dado los contactos se interrumpieron durante varios años, pero se reanudaron el año pasado. Durante su luna de miel en Turquía, dijeron, Zahra recibió fondos y un teléfono móvil con tecnología de encriptación que le permitió volver a contactar con los responsables, lo que hizo a su regreso a Israel.
Zahra fue detenido antes de que pudiera llevar a cabo más misiones.
A principios de este mes, una mujer árabe israelí fue declarada culpable de espiar para Hezbolá y fue condenada a 2,5 años de cárcel tras fotografiar varios lugares estratégicos para el grupo, como baterías de la Cúpula de Hierro y bases militares.
Se descubrió que Mai-Bat Masarwa había enviado fotos a un agente de Hezbolá que se puso en contacto con ella a través de Internet, entre las que se encontraban imágenes de bases, puestos de guardia y vehículos militares, entre otros. Masarwa ha confesado sus acciones, pero ha afirmado que creía que estaba en contacto con un reportero libanés, no con un hombre de Hezbolá.
Y en julio otra mujer, Yasmin Jaber, residente en la Ciudad Vieja de Jerusalén, fue condenada a 2,5 años de prisión por trabajar en el reclutamiento de israelíes y palestinos para llevar a cabo atentados terroristas en nombre del grupo terrorista.
Jaber, que trabajaba entonces para la Biblioteca Nacional de Israel en el campus de la Universidad Hebrea de Jerusalén, fue detenida el pasado agosto tras una amplia investigación del servicio de seguridad Shin Bet.
Fue condenada en virtud de un acuerdo de culpabilidad por contactar con un agente enemigo, ser miembro de una organización terrorista que viaja ilegalmente al extranjero y poseer un artículo con fines terroristas.