El partido Baath de Siria ha ganado la mayoría en las elecciones parlamentarias del país, según el resultado declarado ayer. La victoria del dictador Bashar Al-Assad no fue sorprendida y se esperaba a través del cuestionable proceso electoral del fin de semana.
El partido Baath de Assad y los candidatos aliados que se presentaron bajo la lista de la Unidad Nacional ganaron 177 de los 250 escaños. El jefe de la comisión electoral de Siria, Samir Zamreeq, dijo que cualquier candidato que no esté satisfecho con el resultado “tiene derecho a presentar su queja dentro de tres días” a partir de hoy.
Con más de 7.000 mesas electorales establecidas en todo el territorio del régimen en gran parte del país, la participación de los votantes fue de solo el 33%, lo que supone un fuerte descenso con respecto al 57% de participación en las elecciones de 2016. Ello fue así a pesar de los informes de que las milicias leales al régimen -la shabiha- asaltaban y obligaban a la gente a votar en zonas como la provincia oriental de Deir Ez-Zour.
Un total de 1.658 candidatos se presentaron al parlamento. La encuesta ha sido condenada como fraudulenta y mera teatralidad destinada a presentar un rostro democrático a la comunidad internacional.
Los EE.UU., por ejemplo, descartaron la elección como “dirigida por el escenario” y “no libre”, como dijo el portavoz del Departamento de Estado Morgan Ortagus a principios de esta semana: “El régimen de Assad llevó a cabo elecciones parlamentarias amañadas ayer y la votación no fue ni libre ni justa. Los sirios y el mundo no se engañan con este último ejemplo de corrupción y represión de Assad”.
La oposición siria en el exilio también condenó la elección como falsa e “ilegítima”. Un miembro del comité de oposición en las conversaciones de paz de la ONU en Ginebra, Yehya Aridi, dijo a la agencia de noticias alemana DPA que, “El régimen seleccionó a los candidatos, incluso a los independientes, y los eligió”. Subrayó que el pueblo de Siria no tenía libertad de voto. “Esta fue una obra teatral del régimen”.
Las elecciones de Siria han sido criticadas a lo largo de los años por sus resultados extremadamente convenientes que han hecho que la familia Assad gane por una mayoría poco frecuente en las elecciones democráticas de todo el mundo. En 2014, por ejemplo, Assad obtuvo casi el 90% de los votos del país; su padre, el ex presidente Hafez Al-Assad, obtuvo el 99,98% de los votos en 1999.
Además de las acusaciones de fraude, las últimas elecciones se celebraron en medio de una crisis económica causada por el colapso financiero del Líbano, la actual pandemia de coronavirus y las sanciones impuestas por los Estados Unidos y otros Estados, que se han visto reforzadas por la reciente Ley César aprobada por el Congreso en Washington.