DAMASCO, Siria (AP) – Siria desestimó el jueves la declaración del organismo mundial de control de armas químicas de que los investigadores encontraron “motivos razonables para creer” que la fuerza aérea lanzó dos cilindros de gas cloro sobre la ciudad de Douma en 2018.
La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas elaboró un informe detallado tras una misión de investigación que investigó el ataque del 7 de abril de 2018. Trabajadores médicos y activistas dijeron en ese momento que más de 40 personas murieron en el ataque. Los inspectores de la OPAQ se dirigieron al lugar del ataque días después.
Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia culparon a las fuerzas gubernamentales sirias y lanzaron ataques aéreos. Siria y su principal aliado, Rusia, niegan cualquier ataque químico.
Douma era el objetivo final de la amplia campaña del gobierno sirio para recuperar el control de los suburbios de Ghouta oriental de Damasco de manos de las fuerzas de la oposición, que abandonaron la ciudad días después del presunto ataque químico.
El representante permanente de Siria ante la OPAQ, el embajador Milad Atieh, dijo a la prensa que la OPAQ ha estado sesgada hacia “posiciones occidentales”.
“El informe de la OPAQ se basó principalmente en información obtenida de países hostiles a Siria y de algunos otros medios de comunicación y redes sociales dirigidos por organizaciones terroristas”, dijo. “El informe contenía acusaciones falsas destinadas a aumentar la presión y escalar las posiciones occidentales hostiles a Siria”.
Atieh afirmó que la metodología del informe tenía “graves irregularidades y defectos” y falsas acusaciones que afectaban a su credibilidad, aunque no dio ningún ejemplo.
En un intento de garantizar la rendición de cuentas por los crímenes cometidos en Siria, Naciones Unidas ha establecido lo que denomina un “Mecanismo Internacional, Imparcial e Independiente”. Tiene el mandato de preservar y analizar las pruebas de los crímenes y preparar los expedientes para los juicios en “cortes o tribunales nacionales, regionales o internacionales que tengan o puedan tener en el futuro jurisdicción sobre estos crímenes, de conformidad con el derecho internacional”.
Atieh, sin embargo, acusó a Estados Unidos y a los países occidentales de injerencia política en el mecanismo de la ONU.
La semana pasada, el secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, en una declaración conjunta con sus homólogos británico, francés y alemán, elogió el informe de la OPAQ y pidió a Rusia, aliado clave de Siria, que “deje de proteger a Siria de la rendición de cuentas por su uso de armas químicas”.
“Siria debe declarar y destruir completamente su programa de armas químicas y permitir el despliegue de personal de la OPAQ en su país para verificar que lo ha hecho”, decía la declaración.
El conflicto en curso que comenzó en Siria hace más de una década ha matado a cientos de miles de personas y ha desplazado a la mitad de la población del país antes de la guerra, de 23 millones de personas.
Siria se unió a la OPAQ en 2013 bajo una fuerte presión internacional tras un mortífero ataque químico en un suburbio de Damasco.