Una alta proporción de jóvenes adultos israelíes que participaron en un estudio de investigación en la Universidad de Tel Aviv han demostrado un aumento del volumen de una parte del cerebro humano que controla las emociones conocida como la amígdala, tras el primer bloqueo del coronavirus.
El profesor Yaniv Assaf y su equipo de investigación compararon las resonancias magnéticas de los cerebros de 75 personas sanas de Israel menores de 30 años antes y después del primer bloqueo por coronavirus. Encontraron que el 95% de ellos mostraron un aumento en el volumen de la amígdala y algunas otras partes de los lóbulos temporales.
Assaf, miembro de la Facultad de Ciencias de la Vida de la UTA, la Escuela de Neurociencia Sagol y jefe del Centro de Neuroimágenes Strauss, mencionó que él y su equipo creen que este aumento de volumen en la región del cerebro que juega un papel clave en el procesamiento de las emociones “es probablemente una expresión cerebral de la incertidumbre, la ansiedad y el estrés que los sujetos experimentaron como resultado del brote de la pandemia y el cierre”.
Cuando comenzó la pandemia y el cierre, los investigadores decidieron ponerse en contacto con sujetos que se habían sometido a resonancias magnéticas entre el cuarto trimestre de 2019 y febrero de 2020 para realizar otras investigaciones, y volvieron a escanear sus cerebros una vez finalizado el cierre, señaló Assaf. El equipo comenzó la segunda ronda de escáneres a principios de mayo y los continuó hasta hace poco.
Los resultados mostraron que, en los primeros escaneos posteriores al cierre, el 95% de la amígdala de los sujetos había aumentado en volumen en más del 10%. Muchos tuvieron un aumento de volumen de 12%-15%, pero este volumen disminuyó en los escaneos posteriores a 2%-3% por encima de lo normal, manifestó.
Por el contrario, un grupo de control de escaneos realizados en sujetos sanos con varios meses de diferencia en 2019, antes del brote de coronavirus, no mostró ningún aumento en el volumen de la amígdala.
El estudio es inusual porque generalmente, cuando los científicos examinan el efecto del estrés en el cerebro, es en respuesta a un evento intensamente traumático, como un accidente automovilístico, explicó Assaf. El coronavirus es diferente porque es un evento prolongado “con una intensidad relativamente baja, pero la gente se duerme pensando en el virus y en el cierre, y se despierta pensando en ello”, agregó.
Alrededor del 40% de los participantes del estudio fueron dados de baja sin paga durante el cierre, y esto probablemente habría incrementado su ansiedad sobre su situación financiera y bienestar, añadió.
Los investigadores planean volver a examinar a los sujetos después del cierre actual y esperan ver que entre el 5% y el 10% experimentarán una respuesta de estrés postraumático, lo que podría resultar en una reducción del volumen de la amígdala.
“Sospecho que veremos más depresión y desesperación después del segundo cierre, cuando termine”, expresó Assaf.
La incertidumbre y el cambio constante de las regulaciones que muchos consideran arbitrarias podrían añadir al estrés que la gente experimenta, sostuvo.
“El Ministerio de Salud y el gobierno deben tener en cuenta que la salud mental es tan importante como los efectos del virus. Incluso si el 1% de la población está infectada con el coronavirus, nueve millones de personas se ven afectadas por el estrés”, afirmó Assaf. “El virus desaparecerá algún día, pero los efectos en la salud mental estarán con nosotros por mucho tiempo”.
El equipo de investigación ha presentado un documento sobre sus escáneres de IRM a revistas revisadas por pares y ha publicado una versión previa a la publicación de sus hallazgos que no ha sido revisada por colegas en línea en https://www.biorxiv.org/content/10.1101/2020.09.08.285007v1.
“Esta pandemia nos ha dado una oportunidad única de explorar los efectos de un evento estresante prolongado en las personas”, reafirmó Assaf. “Se podría decir que es el mayor experimento de comportamiento en la historia del mundo. Nadie quería pasar por esto, pero ¿puede la gente pasar por ello de una manera mejor?”
Entender los efectos que el encierro tiene en la salud mental es un primer paso para encontrar esa mejor manera, finalizó.