A primera hora del jueves despegó del sur de California una misión internacional de satélites dirigida por la NASA en el marco de un importante proyecto de ciencias de la Tierra destinado a realizar por primera vez un estudio exhaustivo de los océanos, lagos y ríos del mundo.
Denominado SWOT (siglas de Surface Water and Ocean Topography), el avanzado satélite radar está diseñado para ofrecer a los científicos una visión sin precedentes del líquido vital que cubre el 70% del planeta, arrojando nueva luz sobre la mecánica y las consecuencias del cambio climático.
Un cohete Falcon 9, propiedad y operado por SpaceX, la empresa de lanzamientos comerciales del multimillonario Elon Musk, estaba listo para despegar antes del amanecer del jueves desde la base espacial estadounidense de Vandenberg, a unos 275 km al noroeste de Los Ángeles, para poner en órbita el SWOT.
Si todo va según lo previsto, el satélite, del tamaño de un todoterreno, producirá datos de investigación en el plazo de varios meses.
SWOT, que lleva casi 20 años en desarrollo, incorpora una avanzada tecnología de radar de microondas que, según los científicos, permitirá obtener mediciones de la altura de la superficie de océanos, lagos, embalses y ríos en alta definición en el 90% del planeta.
Los datos, recopilados a partir de barridos de radar del planeta al menos dos veces cada 21 días, mejorarán los modelos de circulación oceánica, reforzarán las previsiones meteorológicas y climáticas y ayudarán a gestionar los escasos suministros de agua dulce en las regiones afectadas por la sequía, según los investigadores.
El satélite fue diseñado y construido en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, cerca de Los Ángeles. Desarrollado por la agencia espacial estadounidense en colaboración con sus homólogos de Francia y Canadá, SWOT fue una de las 15 misiones que el Consejo Nacional de Investigación enumeró como proyectos que la NASA debería emprender en la próxima década.
“Se trata de la primera misión que observará casi toda el agua de la superficie del planeta”, declaró Ben Hamlington, científico del JPL que también dirige el equipo de la NASA encargado del cambio del nivel del mar.
Uno de los principales objetivos de la misión es explorar cómo los océanos absorben el calor atmosférico y el dióxido de carbono en un proceso natural que modera las temperaturas globales y el cambio climático.
SWOT, que escanea los mares desde la órbita, está diseñado para medir con precisión las pequeñas diferencias en las elevaciones de la superficie alrededor de las corrientes y remolinos más pequeños, donde se cree que se produce gran parte de la absorción de calor y carbono de los océanos. Según el JPL, SWOT puede hacerlo con una resolución 10 veces mayor que las tecnologías existentes.
En busca del punto de inflexión de los océanos
Se calcula que los océanos han absorbido más del 90% del exceso de calor atrapado en la atmósfera terrestre por las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano.
Estudiar el mecanismo por el que esto ocurre ayudará a los científicos del clima a responder a una pregunta clave: “¿Cuál es el punto de inflexión en el que los océanos empiezan a liberar, en lugar de absorber, enormes cantidades de calor de vuelta a la atmósfera y aceleran el calentamiento global, en lugar de limitarlo?”, dijo Nadya Vinogradova Shiffer, científica del programa SWOT en la NASA en Washington.
La capacidad de SWOT para discernir las características más pequeñas de la superficie también puede utilizarse para estudiar el impacto de la subida del nivel de los océanos en las costas.
Unos datos más precisos sobre las zonas de mareas ayudarían a predecir hasta dónde pueden penetrar las inundaciones provocadas por tormentas en el interior, así como el alcance de la intrusión de agua salada en estuarios, humedales y acuíferos subterráneos.
Las masas de agua dulce son otro foco clave de SWOT, equipado para observar toda la longitud de casi todos los ríos de más de 330 pies (100 metros) de ancho, así como más de un millón de lagos y embalses de más de 15 acres (62.500 metros cuadrados).
El inventario repetido de los recursos hídricos de la Tierra a lo largo de los tres años de misión de SWOT permitirá a los investigadores rastrear mejor las fluctuaciones de los ríos y lagos del planeta durante los cambios estacionales y los grandes fenómenos meteorológicos.
Tamlin Pavelsky, responsable científico del SWOT de la NASA, afirmó que la recogida de estos datos es como “tomar el pulso al sistema hídrico mundial, de modo que podamos ver cuándo se acelera y cuándo se ralentiza”.
El radar de SWOT opera en la denominada banda Ka del espectro de microondas, lo que le permite atravesar la nubosidad y la oscuridad en amplias franjas de la Tierra. Esto permite a los científicos cartografiar con precisión sus observaciones en dos dimensiones, independientemente de las condiciones meteorológicas o la hora del día, y cubrir grandes áreas geográficas mucho más rápidamente que antes.
En comparación, los estudios anteriores de las masas de agua se basaban en datos tomados en puntos concretos, como aforos fluviales u oceánicos, o procedentes de satélites que sólo pueden rastrear mediciones a lo largo de una línea unidimensional, lo que obliga a los científicos a rellenar las lagunas de datos mediante extrapolación.
“En lugar de darnos una línea de elevaciones, nos da un mapa de elevaciones, y eso cambia totalmente las reglas del juego”, afirma Pavelsky.