Además del coronavirus, muchos países están lidiando con una segunda plaga peligrosa de langostas. Desde finales de 2019, gigantescos enjambres de la langosta del desierto Schistocerca gregaria han estado devorando los cultivos en todo el África oriental, el Oriente Medio y el suroeste de Asia. Es la peor crisis de langosta que algunas regiones han visto en 70 años.
El recrudecimiento -que se ha vinculado a lluvias inusualmente intensas y a un ciclón tropical en la Península Arábiga- ha producido enjambres devastadores en Kenia, Etiopía, Somalia, el Yemen y la IndiaPlaga de langostas: La segunda ola será 20 veces más grande que la primera, y muchos más países están amenazados. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), al menos 20 millones de personas corren el riesgo de perder sus suministros de alimentos y sus medios de vida. Las nubes de langostas suelen contener entre 4.000 y 8.000 millones de langostas, y pueden comer en un día el equivalente de lo que consumirían al menos 3,5 millones de personas.
Los gobiernos y las organizaciones de investigación de los países afectados luchan por controlar los insectos, en gran medida mediante la fumigación de plaguicidas desde aviones. Pero puede parecer una batalla perdida. Los enjambres están siendo tratados a la hora 11: solo después de que los insectos jóvenes, que son conocidos como hoppers, se reúnen para iniciar el vuelo.
Giulia Paravicini / REUTERS Los saltamontes jóvenes con alas no desarrolladas se llaman ninfas. Aquí algunos saltan a través de la región semiautónoma de Puntlandia. Ben Curtis / AP AP Los hombres de Samburu intentan defenderse de un enjambre de langostas del desierto que vuelan sobre una tierra de pastoreo en Kenia, 2020 (Crédito de la foto: NJERI MWANGI / REUTERS) Sven Torfinn/Associated Press Un trabajador del gobierno sostiene una langosta madura en la república escindida de Somalilandia el mes pasado. Foto: Daniel Irungu/Shutterstock Invasión de langostas en Yemen aviva temores por la inseguridad alimentaria. (Xinhua)
Pero los investigadores están haciendo progresos. Están empezando a entender cómo se comunican los insectos; algunos han usado datos de otros brotes para diseñar herramientas para predecir cuándo y dónde ocurrirán los próximos. Están pidiendo más datos en tiempo real para informar las políticas agrícolas.
Todo esto es una labor crucial, pero solo son los primeros pasos. Igualmente importante es la necesidad de probar, mejorar y eventualmente actuar sobre estos hallazgos. Los resultados deben convertirse en algo práctico que pueda utilizarse en la lucha contra la langosta del desierto.
La atracción química
Un misterio de larga data es qué es lo que hace que las langostas se reúnan periódicamente en enjambres que se oscurecen en el cielo. Identifican una feromona de olor dulce producida por la langosta migratoria Locusta migratoria, una especie diferente que también forma enjambres. Los investigadores, de la Academia de Ciencias de China y de la Universidad de Hebei, aislaron 35 compuestos emitidos por este insecto (X. Guo et al. Nature 584, 584-588; 2020). Sometieron a prueba a un puñado de ellos para comprobar su capacidad de atraer a otras langostas, y descubrieron que la feromona 4-vinilanisol (4VA) era la que daba mejores resultados. Los investigadores también descubrieron que cuando solo cuatro o cinco langostas se congregan, comienzan a producir 4VA, que luego atrae a otras para crear un enjambre (ver New & Views).
Los investigadores identificaron un gen, Or35, que produce un receptor que detecta la feromona. Usando la edición del gen CRISPR-Cas9, mostraron que las langostas con un Or35 mutado eran incapaces de detectar o responder al 4VA.
Pronóstico de langostas
En un estudio diferente, publicado el mes pasado, Emily Kimathi y sus colegas crearon el primer borrador de un algoritmo de aprendizaje automático diseñado para predecir los sitios de reproducción de la langosta del desierto (E. Kimathi et al. Sci. Rep. 10, 11937; 2020). El equipo de tres instituciones de Kenia, en colaboración con la FAO, combinó más de 9.000 registros de langostas de Mauritania, Marruecos y Arabia Saudita con información sobre precipitaciones, temperatura y humedad del suelo y la arena. El algoritmo funcionó bien en la predicción de los lugares de reproducción en los tres lugares.
Todos estos prometedores hallazgos podrían, al menos en teoría, utilizarse de forma complementaria. El modelo podría señalar posibles lugares de cría, en los que se podría liberar una feromona artificial para atraer a las langostas de manera que puedan ser atrapadas y destruidas antes de que se reproduzcan en grandes cantidades. Pero primero, los hallazgos deben ser claramente validados, extendidos y probados en el campo. El modelo de aprendizaje a máquina debe ser refinado. Los investigadores deben establecer si el 4VA tiene el mismo efecto sobre la langosta del desierto destructiva que sobre la langosta migratoria y si hay otras señales involucradas; se necesitaría mucho más trabajo antes de que se pudiera crear una feromona artificial; y los investigadores deben investigar cuestiones prácticas tales como el cómo, dónde y cuándo distribuir las trampas.
Las grandes proliferaciones de langostas se producen con poca frecuencia -el último acontecimiento tuvo lugar hace 15 años-, por lo que los financiadores nacionales e internacionales no han dado prioridad a esa investigación. Esa es una de las razones por las que los países no se han preparado para los ataques: la vigilancia de la langosta, incluida la investigación en el país, se ha visto debilitada por años de financiación insuficiente. No se puede permitir que esto continúe. No se sabe con qué rapidez volverán los enjambres después del presente brote. Pero los países deben estar preparados cuando lo hagan.