El presidente de la Universidad de Tel Aviv, Ariel Porat, defendió la firma de una carta dirigida a Estados Unidos en contra de la imposición de sanciones al oligarca ruso Roman Abramovich en una reunión a puerta cerrada del Senado de la institución.
La carta en cuestión fue enviada al embajador estadounidense en Jerusalén, Thomas Nides, en febrero, poco antes de la invasión rusa de Ucrania. Estaba firmada por los directores de siete instituciones israelíes que se beneficiaron de las donaciones de Abramovich, incluida la Universidad de Tel Aviv, que recibió 50 millones de dólares del multimillonario ruso para la construcción de un nuevo edificio de nanociencia que lleva su nombre.
“Cuando alguien dona 50 millones de dólares a una institución y te pide, junto con otros, que firmes una carta, no veo que una persona decente se niegue a hacerlo”, dijo Porat según Haaretz.
Añadió que el edificio de nanociencia era “de gran importancia para el campus”, ya que aseguraba el empleo de más de 100 investigadores.
“Nada ha cambiado sobre la persona en sí por el estallido de la guerra, no se ha descubierto nada nuevo sobre él”, señaló Porat, criticando a las autoridades británicas por imponer sanciones contra Abramovich sin un juicio y calificándolo de “un enfoque populista muy extraño”.
El personal de la universidad se mostró dividido respecto a la decisión del presidente de firmar la carta, y los miembros más veteranos del profesorado afirmaron que “manchaba a la institución”.
En marzo, el Centro Mundial de Conmemoración del Holocausto Yad Vashem, que también estaba entre los que pedían la inmunidad de Abramovich en la carta, suspendió una importante donación del oligarca ruso tras conocerse la noticia de que había sido sancionado por Gran Bretaña.
La Unión Europea y Gran Bretaña impusieron sanciones contra Abramovich y otros magnates rusos por su apoyo a la agresión del presidente ruso Vladimir Putin en Ucrania, y en un intento de perjudicar la capacidad del Kremlin para financiar la guerra.
Abramovich también se vio obligado a vender el club de fútbol Chelsea, del que era propietario desde hacía casi 20 años.