En medio del creciente conflicto en Gaza, Israel desvía sus importaciones de petróleo lejos del Mediterráneo, usando una ruta alterna para protegerse de posibles ataques.
El agravamiento del conflicto en Gaza está forzando a Israel a replantear sus rutas de importación de petróleo. Según informes de Bloomberg, hay un petrolero cambiando su curso hacia el puerto del mar Rojo de Israel, alejándose de las tensiones del Mediterráneo para no ser atrapado en el fuego cruzado. Este buque de 900 pies está transportando un cargamento significativo de más de un millón de barriles de crudo azerbaiyano. Aunque aparenta dirigirse a Aqaba, Jordania, su destino final es, de hecho, la refinería Paz Oil en Eilat, ubicada en la orilla del mar Rojo de Israel.
Eilat, situado en el mar Rojo, no es el puerto habitual para las importaciones de petróleo israelíes. Este cambio estratégico surge de la necesidad de proteger estas operaciones esenciales del peligro que representa el actual conflicto con Hamás. Aunque Reuters había comunicado que el puerto principal de Israel en el Mediterráneo, Ashkelon, estaba cerrado por tiempo indefinido desde el 9 de octubre, otras fuentes indican que sigue “oficialmente” en funcionamiento. No obstante, Bloomberg destacó comentarios de la aseguradora UK P&I Club, que reveló que, en la práctica, el puerto está “casi inoperante”, requiriendo que los barcos coordinen estrictamente sus movimientos con las autoridades marítimas.
La situación de Ashkelon es especialmente delicada debido a su proximidad, apenas 6 millas, con la Franja de Gaza. Mientras tanto, otros puertos israelíes como Haifa y Ashdod siguen operativos. Esta medida preventiva de desviar petróleo hacia un puerto menos habitual en el mar Rojo llega justo después de que Irán instara a otros países islámicos a comienzos de semana a imponer un embargo petrolero contra Israel.
Esa propuesta causó un leve incremento en el precio del petróleo, pero luego los ánimos del mercado se calmaron tras una declaración de la OPEP de que no tienen planes de participar en tal embargo. Reforzando esta postura, el martes, el secretario general del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), Jasem al-Budaiwi, reiteró el compromiso del bloque con la seguridad energética, descartando el uso del petróleo como instrumento de presión política. Representando a países clave como Arabia Saudí, los EAU, Kuwait, Qatar, Bahréin y Omán, al-Budaiwi afirmó ante Reuters: “El CCG se presenta como un socio confiable y transparente en la exportación de petróleo y rechaza su uso como herramienta coercitiva”.