Opinión

La propaganda de Al Qaeda ha aumentado en las últimas semanas, en sintonía con la toma del poder de los talibanes en Afganistán.

¿Está la Bufonocracia que gobierna los Estados Unidos tan fuera de sí que piensa seriamente que Biden comunica fuerza y liderazgo?

Participó el primer ministro Bennett -un político conservador de derechas- en el intento de Lapid de remodelar la política nacional?

¿Podría Afganistán convertirse en la base de otro ataque terrorista similar al 11-S que mate a miles de estadounidenses?

Afganistán cuenta con las mayores reservas mundiales sin explotar de cobre, carbón, cobalto, mercurio, oro y litio, valoradas en $1 billón.

Mientras Biden se enfrenta a otra crisis autoimpuesta, vuelve a caer en su argumento favorito: culpar a cualquiera menos a él mismo. 

La salida de Biden demostró que es débil, y su discurso demostró que ni siquiera le importan los compromisos de Estados Unidos.

Ciertamente, Afganistán no es Siria, pero Rusia está ahora en una mejor posición para jugar al pacificador aquí también.

Después de que Estados Unidos se retire por completo de Afganistán, la frontera de Turquía con Irán estará repleta de personas.

Los malos actores regionales se están alineando para llenar el vacío en Afganistán creado por la retirada de Estados Unidos.