No tiene mucho que ver, y es poco más que un afloramiento rocoso en el Mar Negro. Pero la Isla de la Serpiente, como se la conoce ahora, se ha hecho tristemente célebre en los últimos meses. Fue uno de los primeros puestos militares ucranianos atacados por Rusia después de que el Kremlin lanzara su invasión no provocada el 24 de febrero. Los defensores de la isla, entre los que se encontraban guardias fronterizos ucranianos, respondieron de forma infame a las exigencias de la Marina rusa de rendirse.
Ese desafío ha sido visto como un grito de guerra entre los ucranianos, e incluso se ha emitido un sello postal que representa a un soldado ucraniano haciendo un “saludo con un solo dedo” al ya hundido crucero ruso de misiles guiados Moskva.
En las primeras horas del 30 de junio, la isla ha sido liberada -aunque Moscú ha dicho que ha retirado sus fuerzas como “gesto de buena voluntad” y que las tropas habían cumplido con las tareas asignadas.
“Así que… Ucrania dice que las últimas unidades rusas han sido probablemente evacuadas de la Isla de la Serpiente tras una serie de fuertes ataques durante la noche. Si se confirma, es una seria victoria en el Mar Negro”, dijo el periodista ucraniano Illia Ponomarenko (@IAPonomarenko) en un post en Twitter a primera hora del jueves.
La retirada rusa se había producido tras los continuos ataques ucranianos, que casi con toda seguridad habrían hecho imposible que las fuerzas rusas mantuvieran la pequeña mancha de tierra que está a sólo 22 millas (35 km) de la costa de Odesa en el Mar Negro. Sin embargo, no está claro si Kiev tendrá más suerte a la hora de asegurar el islote, conocido por los ucranianos como “Isla Zmiinyi”.
Dada su ubicación, está expuesta a ataques desde todas las direcciones, incluso desde el aire y el mar. Los expertos militares han descrito a los defensores como “patos sentados”, un hecho que ciertamente fue cierto para los rusos, que encontraron la isla dentro del alcance de los ataques de misiles, artillería y drones.
Importancia estratégica
La liberación de la isla podría considerarse tanto una victoria para la OTAN como para Ucrania. Rusia mantiene actualmente el control de gran parte de la costa ucraniana del Mar Negro, así como de la península de Crimea y de todo el Mar de Azov. Al retener la Isla de la Serpiente, Rusia podría haber bloqueado eficazmente Odesa, imposibilitando que Ucrania realizara sus exportaciones de grano.
Además, si Moscú hubiera mantenido el control de la isla, podría haber instalado sistemas de defensa aérea de largo alcance, como el S-400 “Triumf”, que habría representado una grave amenaza para Rumanía, un miembro clave de la OTAN en la región. Su puerto de Constanza y el tráfico hacia la desembocadura del río Danubio se habrían visto amenazados por cualquier presencia rusa.
Además, se sabe que la región es rica en reservas de petróleo y gas natural, y el control de la isla podría haber reforzado cualquier reclamación de Moscú sobre esos recursos. Sin embargo, dado que habría sido imposible mantenerla, Rusia ha tomado la sabia decisión de retirar sus fuerzas.