A menos que algo cambie drásticamente en un futuro próximo, Irán se convertirá pronto en una amenaza nuclear. Aunque no tenga una bomba nuclear de inmediato, tendrá la capacidad de producir una, en el momento en que lo decida.
Mientras tanto, en los últimos meses, Irán ha realizado importantes avances en la consecución de su capacidad nuclear, y ahora dispone de más de 120 kilogramos de uranio enriquecido al 20%. Se calcula que, si nadie interviene, en pocas semanas Irán tendrá suficiente uranio enriquecido para producir una bomba nuclear.
Sin embargo, la materia prima no es suficiente, e Irán tendrá que seguir desarrollando su reactor, así como realizar experimentos y completar el proyecto de misiles de largo alcance para poder lanzar sus ojivas nucleares. Según Israel Hayom, si se mantiene el statu quo, Irán podría completar estos procesos en uno o dos años.
Fuentes de Israel señalaron que los avances de Irán han sido lentos y graduales para no enfurecer a Occidente y provocar una reacción -como fuertes sanciones o una amenaza militar real- que pueda poner en peligro el programa nuclear.
Al mismo tiempo, Irán ha estado arrastrando los pies en la cuestión de volver a las conversaciones nucleares, y la administración Biden está atrapada: No quiere volver a las sanciones de la era Trump, pero no tiene poder para obligar a Irán a sentarse a la mesa.
Israel está muy preocupado por la situación actual, que define como “pisar el agua”, aunque algunos en el gobierno están ligeramente animados por el hecho de que Estados Unidos está escuchando las estimaciones y preocupaciones de Israel. La frustración es grande, sin embargo, por el hecho de que parece que Washington no tiene intención de tomar ninguna medida, y desde luego no dura, para presionar a Irán para que se reincorpore al acuerdo nuclear y cese su avance hacia el arma nuclear.
Los informes extranjeros afirmaron que Israel tomó medidas para interferir y retrasar los planes iraníes, entre otras cosas, dañando la electricidad de la instalación de Natanz. Sin embargo, se espera que esta acción solo retrase a Irán varias semanas o meses.
Por este motivo, las FDI están retirando ahora sus planes de ataque a Irán y trabajando para prepararse ante la posibilidad de que Israel tenga que atacar directamente.
Las FDI ya se han asegurado la financiación de sus nuevos planes operativos, mediante acuerdos con el Ministerio de Finanzas.
La cuestión, subrayó Israel Hayom, es que el plan militar es complejo y complicado, y su eficacia está ensombrecida por las dudas. Además, se necesitará un tiempo considerable antes de que pueda ser ejecutado, y durante ese tiempo, las capacidades nucleares de Irán pueden mejorar significativamente.
Mientras tanto, añadió Israel Hayom, Israel sigue esperando un proceso que integre los aspectos diplomáticos, económicos y operativos y que presione a Teherán al menos lo suficiente como para que vuelva al acuerdo anterior, de modo que Israel gane tiempo suficiente para preparar el ataque. Al mismo tiempo, Israel tiene previsto seguir esforzándose por conseguir que Occidente, especialmente Washington, actúe de forma más decidida para bloquear la carrera de Irán hacia las armas nucleares.