Irán ha lanzado una ofensiva aérea significativa contra Israel, desplegando más de 100 misiles balísticos y de crucero, junto con una flota de más de 100 aviones no tripulados. Este asalto coordinado ha implicado más de 300 vectores de ataque desde múltiples direcciones.
Estrategia de represalia de Israel: Consideraciones y escenarios potenciales
Frente a esta escalada, surge la pregunta de si Israel optará por un contraataque y si utilizará este momento para dirigirse al programa de armamento nuclear de Irán. Este escenario, largamente contemplado, podría desencadenarse de la siguiente manera:
Equipos de aviones furtivos F-35 de Israel podrían desplegarse en misiones estratégicas por rutas divergentes hacia la extensa geografía de la República Islámica, alcanzando objetivos a distancias de hasta 1.200 millas. Algunos escuadrones podrían optar por rutas que bordean Siria y Turquía, mientras que otros podrían transitar por espacio aéreo iraquí o incluso saudí, dependiendo de las condiciones políticas y de seguridad en el momento del ataque.
Los iraníes están bombardeando Jerusalén
— Noticias de Israel (@estadoisrael) April 13, 2024
El supuesto lugar sagrado musulmán. El lugar histórico más sagrado para los judíos, y el tercer lugar supuestamente más sagrado para el Islam, según una leyenda. pic.twitter.com/tnyP2Xd08s
Estos aviones tendrían como misión principal neutralizar las avanzadas defensas aéreas iraníes que protegen las ubicaciones nucleares claves, identificadas y seleccionadas por la inteligencia del Mossad y las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Estas defensas son considerablemente más robustas que cualquier sistema que posean Líbano, Siria o Hamás. La coordinación de los ataques podría variar, realizándose simultáneamente o en oleadas sucesivas. Tras la primera oleada de F-35, se esperaría una segunda con aviones F-15 Eagle y F-16 Fighting Falcon, estos últimos portando bombas GBU-72 de 5,000 libras y otras municiones de menor calibre, adecuadas para una variedad de blancos.
Posteriormente, podrían lanzarse oleadas adicionales para asegurar la penetración y destrucción de instalaciones subterráneas críticas, como las situadas en Fordow y Natanz, esenciales para el programa nuclear iraní. Esta operación multidimensional reflejaría la capacidad de Israel de realizar ataques precisos y coordinados en respuesta a amenazas inminentes.
Capacidades estratégicas y riesgos en la represalia israelí contra objetivos iraníes

Continuando con el análisis de las capacidades de represalia de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), se anticipa el uso extensivo de misiles balísticos tierra-tierra y drones especializados en operaciones de ataque y recolección de inteligencia.
La infraestructura nuclear iraní, especialmente la cámara principal de Fordow, ubicada a unos 80 metros bajo tierra, representa un objetivo desafiante. Aunque las bombas “destructoras de búnkeres” de 30,000 libras podrían neutralizar esta instalación de manera efectiva, hasta la fecha, Estados Unidos ha optado por no suministrar estos artefactos a Israel.
No obstante, la destrucción total de las instalaciones no es el único medio para neutralizar la capacidad nuclear de Irán. Operaciones consecutivas podrían bloquear efectivamente el acceso a recursos esenciales como la energía eléctrica, sepultar accesos y aislamiento de las instalaciones respecto al exterior. Las operaciones aéreas no están exentas de riesgos significativos.
A pesar de la posibilidad de contar con operaciones avanzadas de reabastecimiento de combustible o puntos de aterrizaje estratégicos, existe el riesgo de que algunos aviones no logren retornar debido a problemas de combustible. Además, el adversario podría derribar aeronaves durante la guerra. A pesar de los peligros inherentes, el historial operativo de las FDI en la región ofrece cierto grado de optimismo.
Las numerosas misiones realizadas en Líbano, Siria y Gaza han demostrado la resiliencia y eficacia de los aviones de combate israelíes, incluidos los modelos F-15 y F-16. Desde principios de 2018, Israel solo ha registrado la pérdida de un F-16, y no ha sufrido pérdidas de sus F-35, lo cual testifica la superioridad técnica y táctica mantenida por Israel en contextos de conflicto aéreo.
Evaluación de objetivos Secundarios en la estrategia israelí contra Irán

La participación de fuerzas especiales o agentes del Mossad en territorio iraní presenta riesgos inherentes, con posibilidades de pérdidas significativas durante operaciones encubiertas. Más allá de las instalaciones nucleares principales, Israel podría considerar objetivos adicionales que, aunque forman parte de etapas preliminares del ciclo de armamento nuclear, como el reactor de agua pesada en Arak y la planta de conversión de uranio en Isfahán, poseen importancia estratégica.
Otros sitios como los reactores de investigación en Bonab, Ramsar y Teherán también figuran como objetivos potenciales, reflejando la profundidad y amplitud de la estrategia israelí contra las capacidades nucleares y militares de Irán. A mediados de 2023, se reveló que la inteligencia de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) ha establecido una nueva unidad dedicada exclusivamente a la recopilación y evaluación de inteligencia con el propósito de elaborar un banco de objetivos amplio.
Este esfuerzo no solo se centra en el programa nuclear, sino que también busca debilitar significativamente al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) atacando sus fuentes de energía esenciales y otras infraestructuras críticas. Este enfoque integral busca replicar el éxito obtenido en las campañas de inteligencia contra organizaciones terroristas como Hamás y Hezbolá, poniendo en práctica años de experiencia en la recopilación de inteligencia y la definición de objetivos estratégicos.
Reevaluación de la estrategia israelí ante las amenazas de represalias

Israel podría optar por no lanzar un ataque a gran escala contra las instalaciones nucleares de Irán, ni emplear su extenso banco de objetivos contra el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI). La reticencia a expandir su campaña militar se basa en la necesidad de mantener el apoyo de Estados Unidos y sus aliados, un factor crucial en la geopolítica de la región.
Históricamente, la principal razón por la cual Israel ha evitado un ataque directo a Irán ha sido el riesgo de represalias por parte de Hezbolá, Hamás, y la posible agresión mediante drones y misiles balísticos. Sin embargo, con la escalada de tensiones y enfrentamientos activos, incluyendo la participación de Yemen—un actor no considerado previamente en escenarios de guerra teórica—la situación ha cambiado.
La realidad actual sugiere que, comparado con décadas anteriores, podría haber menos impedimentos para que Israel actúe de manera más decisiva en este momento.