Los avances tecnológicos prometen elevar la letalidad del misil balístico Iskander y el misil de crucero hipersónico Kinzhal, ampliando su rango de acción, dotándolos de ojivas más devastadoras, mejorando su capacidad para sortear sistemas antiaéreos a través de maniobras más ágiles y perfeccionando las comunicaciones para coordinar ataques múltiples. Estas mejoras apuntan a consolidar aún más el rol predominante de estas armas en el poderío militar ruso.
En el contexto del arsenal estratégico de Rusia, tanto el Iskander como el Kinzhal han sido componentes críticos, al igual que otros sistemas como el misil de crucero aéreo Kh-101, el misil de crucero marítimo Kalibr y el dron suicida Geran-2. Estos sistemas han sido piezas clave en las operaciones militares rusas, particularmente en los ataques de largo alcance contra Ucrania, abarcando blancos tanto militares como civiles.
El Ministerio de Defensa ruso, a través de su material promocional, ha destacado la precisión de sus sistemas de radar en la identificación de objetivos estratégicos dentro de Ucrania, incluyendo centros de decisión, almacenes de armamento en áreas urbanas y nodos de transporte críticos para el suministro de material bélico. Además, los sistemas de distribución eléctrica figuran entre los objetivos prioritarios, señalando una estrategia de desestabilización infraestructural.
La capacidad de ataque de los misiles rusos se enfoca en neutralizar una variedad de sistemas de misiles tierra-aire, tanto de origen soviético como occidental, destacándose entre ellos sistemas avanzados como el IRIS-T, el Patriot y el NASAMS. Esta versatilidad refleja un enfoque meticuloso en la superación de las barreras defensivas adversarias, marcando un punto crítico en la doctrina militar rusa contemporánea.
Evolución en curso: Perfeccionamiento de los misiles Iskander y Kinzhal
Durante una inspección en la Oficina de Diseño de Ingeniería Mecánica de Kolomna, el ministro de Defensa de Rusia, Sergei Shoigu, destacó la necesidad de perfeccionar las capacidades bélicas de los sistemas de misiles Iskander y Kinzhal, inspirándose en su desempeño operativo en el Distrito Militar Norte. El especialista en defensa, Dmitry Kornev, reveló las áreas focales de investigación por parte del estamento militar ruso, orientadas a optimizar la aerodinámica de los misiles, reducir su visibilidad ante sistemas antiaéreos y diversificar las plataformas de lanzamiento.
Concretamente, las variantes actuales del Kinzhal son desplegadas desde interceptores MiG-31 “K” e “I”. Sin embargo, la reciente integración de este misil en la flota de cazabombarderos Su-34 sugiere una búsqueda de versatilidad operativa, aunque con ciertas concesiones en rendimiento debido a las diferencias de velocidad entre los aviones. Esta adaptabilidad resalta el enfoque pragmático de Rusia hacia la interoperabilidad de sus sistemas de armamento.
El Kinzhal y el Iskander-M, seleccionados por sus características afines, comparten una dinámica de lanzamiento singular. El Kinzhal, esencialmente un Iskander-M modificado para operaciones aéreas, mantiene una trayectoria de vuelo consistente tras la separación del propulsor inicial. Ambos misiles evaden la clasificación balística convencional, complicando su detección e interceptación por parte de radares antiaéreos. El Iskander, con su trayectoria semibalística y velocidad que supera Mach 4, representa un desafío significativo para los sistemas de defensa, mientras que el Kinzhal, gracias a su velocidad superior y maniobrabilidad, incrementa exponencialmente la dificultad de intercepción.
A pesar de afirmaciones ucranianas sobre la interceptación del Kinzhal, la falta de evidencia corroborada sugiere que su neutralización sigue siendo una tarea pendiente, incluso con el apoyo de análisis occidentales basados en inteligencia satelital. Kornev apunta a que la experiencia adquirida por Rusia en el escenario de confrontación electrónica y la evaluación del desempeño de los sistemas de misiles antiaéreos (SAM) occidentales serán catalizadores para futuros avances tecnológicos, anticipándose a mejoras occidentales en software de defensa aérea y radares de seguimiento.
Iskander-M y 9M728: claves de la estrategia de ataque de precisión
Desde su introducción en 2006, el misil Iskander-M ha sido un pilar en la estrategia ofensiva rusa, ofreciendo un rango operativo de entre 150 y 500 km. Una notable actualización entre 2010 y 2011 aseguró que para 2020 todas las brigadas de misiles estuvieran completamente equipadas con esta versión avanzada. La dualidad en su arsenal, incluyendo el misil balístico 9M723 y el misil de crucero 9M728, destaca la flexibilidad táctica del sistema Iskander-M, permitiendo ataques coordinados con misiles Gerans y Kh-101 contra objetivos urbanos en Ucrania, probablemente favoreciendo el uso del 9M728 para tales operaciones.
El análisis de Dmitry Kornev resalta cómo la eficacia ucraniana en la neutralización de ofensivas aéreas rusas está mermando las reservas de misiles antiaéreos (SAM) de origen occidental, planteando la necesidad de Rusia de innovar en las capacidades de vuelo, el armamento y las tácticas para eludir las defensas antimisiles. En este contexto, la retirada de Rusia y Estados Unidos del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) abre nuevas posibilidades para el Iskander, particularmente en lo que respecta a extender su alcance operativo.
La posibilidad de equipar el misil 9M723 con un propulsor avanzado, aprovechando las últimas tecnologías en combustibles sólidos, podría expandir significativamente su alcance hasta los 1.000 km, manteniendo el peso de la ojiva en el umbral mínimo de 500 kg. Tal avance no solo ampliaría el teatro de operaciones potenciales para Rusia, sino que también recalibraría las consideraciones estratégicas en la región, anticipando un posible incremento en la capacidad ofensiva rusa sin comprometer el poder destructivo de sus ojivas. Kornev insinúa que los esfuerzos para realizar estas mejoras podrían estar ya en progreso, marcando el inicio de una nueva era en la guerra de misiles de largo alcance.
El Kinzhal: un vector de ataque profundo y versátil
El misil Kh-47M2 Kinzhal se destaca por su capacidad para portar una diversidad de ojivas, incluidos penetradores de alto poder explosivo capaces de destruir objetivos fortificados y alcanzar instalaciones subterráneas. Esta capacidad se demostró de manera efectiva el 18 de marzo de 2022 contra el “Objeto-711” en Ivano-Frankivsk, poniendo de manifiesto la habilidad del Kinzhal para comprometer depósitos subterráneos construidos durante la Guerra Fría.
Con un alcance operativo de hasta 2.000 km, el Kinzhal puede emplear ojivas de fragmentación de alto explosivo, con un peso cercano a los 482 kg, ideales para aniquilar equipos e infraestructuras en amplias áreas. Además, su configuración permite el uso de ojivas de bomba de racimo, que liberan múltiples submuniciones sobre objetivos extensos, maximizando el área de impacto.
La potencial inclusión de una ojiva más pesada y potente, aproximadamente de 800 kg, sugiere un enfoque en aumentar la capacidad destructiva del Kinzhal sin sacrificar su rango de acción. Esta mejora, junto con la posibilidad de equipar el misil con un nuevo propulsor para mantener la distancia de lanzamiento del Iskander-M, pero con mayor fuerza explosiva, representa un avance significativo en la capacidad ofensiva de Rusia.
La ampliación de las plataformas de lanzamiento para incluir bombarderos estratégicos como los Tu-22M3M y Tu-160M, conocidos por su alcance extendido, permite a Rusia proyectar una amenaza hipersónica multidireccional, incrementando la capacidad de realizar ataques simultáneos y complicando las respuestas defensivas enemigas. Esta adaptabilidad subraya la integración del Kinzhal en la doctrina de guerra de largo alcance de Rusia, asegurando su relevancia en un espectro operativo ampliado.
El Kinzhal, desarrollado sobre la base tecnológica del Iskander-M, no solo destaca por su velocidad hipersónica (Mach 10), que le permite alcanzar cualquier objetivo en Europa en minutos, sino también por su habilidad para desplegar señuelos contra sistemas de defensa antiaérea. Esta capacidad de engaño, similar a la empleada por el misil Kh-101, que vuela a baja altitud para evadir radares, demuestra la sofisticación y el enfoque estratégico de Rusia hacia la superación de las defensas adversarias, consolidando al Kinzhal como un pilar central en el arsenal ofensivo ruso.
Futuro de la guerra: enjambres de misiles Iskander y Kinzhal
Dmitry Kornev propone una visión futurista donde la interoperabilidad entre los misiles Iskander y Kinzhal se eleva a un nuevo nivel, gracias a actualizaciones de software que permitirían una comunicación autónoma entre estas armas. Este avance conceptual abre la puerta a operaciones de ataque coordinadas, donde Iskanders y Kinzhals podrían unirse para abordar objetivos de alta complejidad mediante tácticas de enjambre, superando las capacidades defensivas convencionales.
La implementación de tal tecnología representaría un salto cualitativo en la doctrina de guerra, permitiendo ataques de precisión con una sincronización y eficiencia sin precedentes. La capacidad de iniciar secuencias de lanzamiento de forma más ágil y reducir la carga operativa sobre las tripulaciones son solo algunos de los beneficios potenciales de este enfoque innovador. Kornev, con una mirada hacia el futuro, sugiere que, aunque hoy pueda parecer una posibilidad remota, el desarrollo de estas capacidades integradas de comunicación entre misiles podría estar más cerca de lo anticipado, marcando un hito en la evolución de la estrategia militar rusa.