El mes pasado, un terremoto de magnitud 7,8 que devastó zonas de Turquía llegó al norte de Siria a través de la frontera. Para un país destruido en gran medida por la guerra civil durante más de una década, los efectos nocivos del desastre natural se dejarán sentir durante años. Las autoridades sirias han informado de que al menos 5.800 personas han muerto y miles más han resultado heridas tras el seísmo. Las imágenes ampliamente difundidas de pueblos enteros derrumbados, hospitales abarrotados y niños huérfanos sólo reflejan una pequeña parte de la devastación sufrida por los damnificados.
Incluso antes del terremoto, las Naciones Unidas informaron de que unos 4,1 millones de sirios necesitaban ayuda humanitaria debido a la guerra civil que asola el país. Desde el inicio del conflicto, Siria se ha convertido en un campo de batalla para grupos de poder y actores extranjeros. Y lo que es aún más desalentador, el gobierno autoritario de Assad sigue en funciones, a pesar de su inquietante historial.
La guerra civil siria: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
Aunque el inicio de la guerra civil siria estalló oficialmente en 2011, el país había vivido años de agitación durante muchos años antes. A principios de la década de 2000, los sirios salieron a la calle para protestar contra las altas tasas de desempleo, la corrupción y la falta de libertad política bajo el mandato del dictador Bashar al-Assad. En 2011, las revueltas en toda la región, conocidas como la Primavera Árabe, derrocaron a los presidentes de Túnez y Egipto. El movimiento revolucionario se extendió por todo Oriente Medio y acabó afectando a Siria.
El gobierno de Assad reprimió brutalmente a los manifestantes, enfureciendo aún más a la población civil siria. En pocos meses, desertores del ejército de Assad crearon el Ejército Sirio Libre, un grupo rebelde destinado a derrocar al gobierno de Assad.
Grupos interpuestos y actores extranjeros aprovecharon el vacío de poder
Cuando el conflicto en Siria se convirtió en una guerra en toda regla, empezaron a llegar actores extranjeros. Irán y Moscú se unieron para apoyar al régimen de Assad, mientras que Estados Unidos, Turquía, Arabia Saudita y otros respaldaban a los combatientes rebeldes. Los partidarios de los rebeldes reconocieron al Ejército Sirio Libre como representante legítimo del pueblo sirio.
El avance de los rebeldes se vio obstaculizado en última instancia por la aparición de grupos antigubernamentales rivales y por el hecho de que la familia Assad permaneciera en el poder.
El caos que siguió al inicio del conflicto también creó un vacío de poder que los grupos terroristas aprovecharían. Como resume el Council on Foreign Relations, “tres campañas impulsan el conflicto: los esfuerzos de la coalición para derrotar al Estado Islámico, la violencia entre el gobierno sirio y las fuerzas de la oposición, y las operaciones militares contra los kurdos sirios por parte de las fuerzas turcas”.
La aparición del ISIS en Siria empeoró el ya de por sí grave conflicto civil
El Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) comenzó a hacerse con el control del territorio sirio en 2013. En los años siguientes, el grupo terrorista comenzó a llevar a cabo ataques generalizados en toda Europa, lo que llevó a Estados Unidos y sus aliados a ampliar su campaña aérea de lucha contra el ISIS en Irak para incluir a Siria. Aunque el ISIS ya no controla ningún territorio en Siria, las células durmientes siguen perpetrando atentados en el país.
El mes pasado, el CENTCOM estadounidense hizo pública una declaración en la que detallaba las actividades del ISIS en Irak y Siria. En total, Estados Unidos llevó a cabo 15 operaciones conjuntas y 2 operaciones en solitario en las que detuvo a 11 operativos del ISIS y mató a 5 más. El comunicado de prensa señalaba también que “sin una presión antiterrorista continuada, los esfuerzos del ISIS por reclutar y reconstituirse volverían a cobrar impulso, y el grupo reconstituiría su capacidad para tramar atentados contra la región, nuestros aliados y los intereses estadounidenses en el extranjero. Seguimos centrados en desarrollar las capacidades de las fuerzas locales asociadas para impedir el resurgimiento del ISIS”.
Rusia e Irán siguen apoyando al régimen de Assad
A lo largo de la Guerra Civil, Rusia e Irán han seguido siendo aliados clave del régimen de Assad. En 2015, Moscú lanzó una campaña aérea en apoyo del gobierno que se consideró un punto de inflexión crítico en el conflicto. El régimen iraní también ha apoyado al gobierno de Assad mediante ayuda monetaria, personal militar y entrenamiento.
Los ataques aéreos indiscriminados llevados a cabo por las fuerzas militares sirio-rusas contra infraestructuras civiles críticas persistieron hasta bien entrado 2022. Israel y Estados Unidos también han llevado a cabo numerosos ataques aéreos en Siria contra activos e instalaciones iraníes.
Aunque el terremoto por sí solo ha tenido consecuencias devastadoras para el pueblo sirio, el país lleva décadas luchando. En 2022, casi 15 millones de personas que vivían en Siria necesitaban algún tipo de ayuda humanitaria. Según las Naciones Unidas, unos 5 millones de sirios se encuentran en situación de necesidad catastrófica.
La tasa de pobreza en Siria alcanzó un porcentaje sin precedentes del 90% en los últimos dos años, lo que provocó que el precio de los artículos y necesidades esenciales se disparara. Además, el Banco Mundial estimó que casi un tercio de todas las viviendas de Idlib y Alepo eran inhabitables o estaban destruidas en 2017. Tras el brutal terremoto, es probable que esta cifra sea mucho mayor.