Los centros de distribución de la GHF en Gaza, respaldados por Israel y EE. UU., operan en medio de caos logístico y violencia, lo que expone a civiles a riesgos mortales.
Caos y peligro en los centros de distribución de la GHF en Gaza
Los centros de distribución de ayuda humanitaria operados por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), una iniciativa respaldada por Estados Unidos e Israel, enfrentan severos problemas logísticos y de seguridad que han generado caos y peligro para los civiles gazatíes que buscan alimentos y suministros. Desde su inicio el 26 de mayo de 2025, las operaciones de la GHF han estado marcadas por desorganización, falta de transparencia y episodios de violencia, lo que ha complicado el acceso a la ayuda en un contexto de crisis humanitaria agravada por un bloqueo israelí de 11 semanas que restringió severamente el ingreso de alimentos y medicinas hasta el 18 de mayo de 2025. Imágenes y testimonios de Gaza muestran multitudes desesperadas, enfrentamientos y tiroteos cerca de los centros, lo que ha llevado a los habitantes a describir estos sitios como trampas mortales en lugar de puntos de ayuda.
La GHF opera cuatro centros de distribución, tres en el campamento de refugiados de Tel al-Sultan, cerca del corredor Morag que separa Rafah y Jan Yunis, y uno en el corredor Netzarim, en el centro de la Franja de Gaza. Estos sitios, ubicados en áreas bajo control del Ejército israelí (FDI), están cercados y custodiados por contratistas estadounidenses, con las FDI monitoreando a distancia. Los civiles deben recorrer largas distancias, a menudo cuando cruzan líneas militares, para llegar a ellos. Videos del 31 de mayo muestran escenas de desorden en Rafah, con cientos de personas que corren hacia los paquetes de ayuda, sin respetar vallas destinadas a organizar filas y sin evidencia de un proceso estructurado de distribución. La falta de registro o verificación permite distribuciones desiguales, y los sitios suelen quedarse sin suministros en cuestión de horas, lo que deja a muchos con las manos vacías.
Entre el 27 de mayo y el 8 de junio de 2025, al menos 110 palestinos murieron y cientos resultaron heridos en incidentes relacionados con los centros de distribución, según informes de autoridades locales y la Cruz Roja. Testigos han reportado tiroteos por parte de las FDI contra multitudes que se acercaban a los sitios, especialmente en Rafah, con episodios significativos el 27 de mayo (10 muertos, 62 heridos) y el 1 de junio (32 muertos, más de 250 heridos). Las FDI admitieron que dispararon tiros de advertencia contra personas que se desviaron de rutas aprobadas, pero niegan la magnitud de las muertes reportadas, atribuyendo algunos incidentes a Hamás o a milicias locales. Un incidente el 3 de junio en Tel al-Sultan dejó al menos 27 muertos y 90 heridos, lo que llevó a la GHF a suspender operaciones por 24 horas para abordar problemas de seguridad y logística.
La GHF ha distribuido, según sus propios datos, 192.000 cajas de alimentos hasta el 8 de junio, afirmando que cada caja contiene 58 comidas para alimentar a 5,5 personas durante 3,5 días. Sin embargo, estas cajas contienen principalmente alimentos secos que requieren equipo de cocina, lo que las hace inadecuadas para una población desplazada sin acceso a combustible o utensilios. Además, el valor nutricional de las cajas, que no alcanza el estándar de 2.100 calorías diarias establecido por la OMS y el Programa Mundial de Alimentos, no ha sido revelado, y las etiquetas en hebreo de productos israelíes han generado críticas. Los civiles enfrentan dificultades adicionales para transportar estas cajas pesadas, a menudo cuando trasladan los contenidos a sacos debido a la falta de vehículos.
Detalles clave sobre las operaciones de la GHF en Gaza
- Ubicación de los centros: Tres en Tel al-Sultan (Rafah) y uno en Netzarim, todos en zonas controladas por las FDI, lo que obliga a los civiles a cruzar líneas militares.
- Incidentes violentos: Desde el 27 de mayo, al menos 110 muertos y cientos de heridos en tiroteos cerca de los centros, según la Cruz Roja y autoridades locales.
- Distribución caótica: Videos muestran multitudes que no respetan vallas y ausencia de registro o supervisión, con sitios que agotan suministros en horas.
- Contenido de la ayuda: Cajas con alimentos secos de origen israelí, insuficientes en calorías y difíciles de preparar sin equipo de cocina.
- Contratistas de seguridad: Empresas como Safe Reach Solutions y UG Solutions custodian los sitios, con guardias armados que enfrentan barreras idiomáticas.
Problemas logísticos y opacidad en las operaciones de la GHF
La GHF, registrada en Delaware en febrero de 2025, carece de transparencia sobre sus fuentes de financiación. Documentos filtrados por la emisora israelí Kan revelaron que el ministerio de Defensa de Israel destinó más de $200 millones al programa, aunque el gobierno lo niega. La fundación también afirmó haber asegurado $100 millones de donantes privados y gobiernos extranjeros anónimos. La participación de Safe Reach Solutions (SRS), una empresa de seguridad fundada por el exagente de la CIA Philip Reilly, y de UG Solutions, que contrata exsoldados y agentes con experiencia en combate, ha generado críticas por la militarización de la ayuda. Ofertas de trabajo de estas empresas buscan hablantes de árabe y personal con experiencia en zonas de conflicto, pero videos muestran guardias con dificultades para comunicarse con los civiles.
La GHF se comunica con los gazatíes principalmente a través de una página de Facebook en árabe, pero las actualizaciones sobre aperturas de centros suelen publicarse con poca antelación, lo que deja a los civiles poco tiempo para prepararse. Testimonios indican que la información a menudo se difunde de boca en boca, lo que aumenta la confusión. La fundación ha instado a los civiles a no llegar temprano, ya que advierte que las rutas son inseguras fuera de los horarios de operación, y las FDI declararon las carreteras como zonas militares cerradas entre las 6 p.m. y las 6 a.m.. Estas restricciones han limitado aún más el acceso, especialmente para personas con movilidad reducida o desplazados en el norte de Gaza, donde no hay centros operativos.
El 18 de mayo de 2025, Israel permitió la reanudación de la ayuda tras un bloqueo que llevó a Gaza al borde de la hambruna, según la Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria (IPC). Hasta el 8 de junio, 1.200 camiones con ayuda ingresaron a la Franja, incluyendo suministros para la GHF y organizaciones de la ONU. Sin embargo, la GHF solo cubre una fracción de la población de 2,3 millones, y sus centros no pueden satisfacer las necesidades médicas, de agua o refugio. La distribución de 8.000 cajas el 27 de mayo, equivalente a 462.000 comidas, representó solo el 2% de la población, según estimaciones de la propia fundación.
Imágenes de los sitios muestran terrenos llenos de cartón desechado, ya que los civiles trasladan los alimentos a sacos para el largo regreso a pie o en carros tirados por animales, debido a la escasez de vehículos y combustible. Un residente de Gaza, Mohammad Abu Amr, relató a Reuters el 3 de junio que llegó a un centro a las 2 a.m., pero los suministros se agotaron en cinco minutos, lo que dejó a miles decepcionados tras caminar hasta 20 kilómetros. La falta de un sistema de registro, como el usado por el Programa Mundial de Alimentos, que notifica a las familias con horarios específicos, agrava la desorganización y la desigualdad en el acceso.
Contexto de la crisis y operaciones de la GHF
La GHF surgió como una alternativa al sistema de distribución de la ONU, que operaba 400 puntos en Gaza antes del 7 de octubre de 2023, cuando un ataque de Hamás mató a 1.200 personas y tomó 251 rehenes, según Israel. Desde entonces, la guerra ha dejado más de 54.000 muertos palestinos, según autoridades locales. Israel justificó el bloqueo de ayuda desde el 2 de marzo de 2025 para presionar a Hamás por la liberación de 58 rehenes restantes, pero la comunidad internacional denunció el impacto en los civiles. La GHF, creada por reservistas y empresarios israelíes con apoyo de Johnnie Moore, un líder evangélico estadounidense, busca evitar que la ayuda sea desviada por Hamás, aunque la ONU niega desvíos sistemáticos.
La fundación ha enfrentado cierres temporales, como el 1 de junio tras amenazas atribuidas a Hamás contra su personal local y el 3 de junio en Tel al-Sultan por “caos de multitudes”. El 5 de junio, reabrió un nuevo sitio en el barrio saudí de Tel al-Sultan, cuando distribuyó 18.240 cajas en “Swedish Village” y 6.720 en el nuevo centro, equivalente a 1,5 millones de comidas, según la GHF. Sin embargo, la dependencia de alimentos secos y la falta de infraestructura para prepararlos limitan su impacto. La presencia de milicias locales, como Abu Shabab, acusadas de saquear ayuda, y reportes de guardias del Golfo y estadounidenses en los sitios han añadido controversia.
Las operaciones de la GHF contrastan con el modelo de la ONU, que distribuía ayuda en cientos de puntos con supervisión estricta. La militarización de los centros, su ubicación en zonas de conflicto y la falta de un proceso estructurado han generado críticas de organizaciones como la Cruz Roja, que reportó hospitales abrumados por heridos de tiroteos. La GHF ha negado incidentes dentro de sus sitios, pero no ha aclarado la identidad de los guardias ni los detalles de su financiación, lo que alimenta dudas sobre su legitimidad y eficacia.
Los gazatíes, enfrentados a una crisis humanitaria sin precedentes, deben elegir entre arriesgar sus vidas para alcanzar la ayuda o permanecer sin alimentos. La combinación de violencia, desorganización y restricciones de acceso ha convertido a los centros de la GHF en un símbolo de los desafíos para entregar ayuda en un entorno de guerra y control militar.