Antes de la administración Biden, desde que los mulás gobernantes llegaron al poder en 1979, dos administraciones estadounidenses -la de Obama y la de Carter- parecían blandas con el régimen iraní. Ahora, la administración Biden parece haber perfeccionado la habilidad de apaciguar a los mulás gobernantes de Irán.
Probablemente ni ellos mismos puedan creer que se hayan salido con la suya con tantas violaciones desde que la administración Biden asumió el cargo.
En lo que respecta al programa nuclear del régimen, el establishment clerical ha alcanzado ahora el máximo nivel de avance. Incluso The New York Times reconoció recientemente:
“En la mayoría de los casos, Irán está más cerca de ser capaz de producir una bomba hoy que en cualquier otro momento de la saga de dos décadas de su programa nuclear – incluso si está planeando, como muchos funcionarios de seguridad nacional creen, detenerse justo antes de producir un arma real”.
Algunos de los peligrosos avances del régimen incluyen el enriquecimiento de una cantidad sustancial de uranio -de hasta un 60% de pureza, a un corto paso técnico del nivel de pureza del 90% requerido para construir un arma nuclear. El enriquecimiento de uranio es el principal problema: si no hubiera enriquecimiento de uranio, no habría bomba.
Incluso los aliados de Estados Unidos -Francia, Alemania y Reino Unido- advirtieron recientemente que la última acción del gobierno iraní está “reduciendo aún más el tiempo que Irán tardaría en llegar a una primera arma nuclear y está alimentando la desconfianza en cuanto a las intenciones de Irán”.
Además, los propios funcionarios de la administración Biden reconocieron recientemente que Irán está a sólo unas semanas de obtener la capacidad de ruptura nuclear. El Secretario de Estado, Antony Blinken, emitió recientemente la advertencia durante una audiencia con el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Ahora, en Natanz, el régimen iraní está excavando una instalación nuclear subterránea que, al parecer, es extremadamente difícil de bombardear. Ni siquiera Israel tendría la capacidad militar para atacar este emplazamiento nuclear subterráneo. En un informe reciente, David Albright, presidente del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, señaló:
“Fordow ya se considera tan profundamente enterrado que sería difícil destruirlo mediante un ataque aéreo. El nuevo emplazamiento de Natanz puede ser aún más difícil de destruir”.
Bajo anteriores administraciones estadounidenses, cualquiera de este tipo de violaciones nucleares se habría considerado una transgresión importante, y muy probablemente habría desencadenado acciones proporcionadas contra el régimen de Irán.
El problema es que los líderes iraníes siguen poniendo a prueba a la administración Biden con violaciones -como el aumento del enriquecimiento de uranio hasta niveles cercanos a los de un arma, la transferencia de armas y petróleo a Venezuela, el intento de matar al ex secretario de Estado Mike Pompeo, el intento de secuestrar a un ciudadano estadounidense en suelo estadounidense, apuntar a las bases estadounidenses en Irak con andanadas de misiles, acosar a los barcos de la Armada estadounidense, contrabandear armas en violación de las resoluciones de la ONU y apagar las cámaras del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que vigilan las actividades nucleares del régimen, y seguir sin ver ninguna repercusión.
Como resultado, los mulás en el poder se han envalentonado aún más para acelerar su programa nuclear. Como ha revelado el último informe del OIEA sobre el programa nuclear de Irán, el régimen iraní se está preparando para aumentar su enriquecimiento de uranio en la planta de Fordow. Según Reuters:
“Irán está intensificando su enriquecimiento de uranio al prepararse para utilizar centrifugadoras IR-6 avanzadas en su planta subterránea de Fordow que pueden cambiar más fácilmente entre los niveles de enriquecimiento, mostró un informe del organismo de control nuclear de las Naciones Unidas”.
Los dirigentes iraníes también pueden ver que la administración Biden no hace responsables a los países que violan las sanciones a Irán, entre ellos China y Venezuela, que siguen comprando petróleo iraní.
Además, Irán está acosando libremente a los barcos de la Armada estadounidense y ha aumentado el contrabando de armas a los hutíes de Yemen, en violación de la Resolución 2140 del Consejo de Seguridad de la ONU. El gobierno de Biden retiró a los hutíes de la lista de terroristas poco después de asumir el cargo; así es como los hutíes devuelven el “gesto”.
Por si fuera poco, según IranWire:
“El Grupo de Expertos [de las Naciones Unidas] dice que hay varias pruebas críticas que sugieren que la República Islámica ha estado contrabandeando armas a Yemen, en violación de la RCSNU 2140. El año pasado se descubrió un carguero que se dirigía a Yemen desde el puerto de Jask, en el sur de Irán, con diversos rifles y lanzadores. Éstos, a su vez, habían sido incautados en buques procedentes de Irán”.
El régimen de Irán también ha aumentado su patrocinio y empleo de células terroristas en países extranjeros.
El apaciguamiento y la inacción de la administración Biden, lamentablemente, no han hecho más que alimentar el terrorismo y las transgresiones. Es de esperar que la administración Biden no deje al mundo un estado expansionista y terrorista, Irán, armado inminentemente con armas nucleares.