Opinión

La Casa Blanca acaba de anunciar que habrá “pausas de cuatro horas” diarias, con ocho horas de preaviso, en el norte de Gaza.

La pasividad de Estados Unidos va de la mano de un notable enfriamiento de su apoyo inicial a Israel tras el ataque de Hamás.

Cada vez que Israel se defiende, los medios de comunicación y otros le acusan de utilizar una fuerza desproporcionada.

Según el Obama, la principal conclusión del 7 de octubre es que, por muy malo que sea Hamás, Israel es igual de malo.

Desde la masacre de Hamás el 7 de octubre, miles de palestinos en Cisjordania salen en apoyo al grupo terrorista respaldado por Irán en Gaza.

Puede que el mundo esté actualmente centrado en la ciudad de Gaza, pero es Teherán el corazón de las tinieblas.

La Administración Biden ha estado presionando a Israel para que acepte “pausas humanitarias” en la guerra contra el grupo terrorista Hamás.

Desde el inicio de la guerra, han aparecido “influencers” que pasaron de ser expertos en el baile, a especialistas en Oriente Medio.

Hezbolá e Irán han atacado objetivos israelíes, judíos y occidentales en el extranjero, especialmente en América Latina.

El Proyecto Cassandra reveló en 2008 la fusión entre narcotráfico sudamericano, en especial desde Perú, y terrorismo de Hezbolá y Hamás.