Opinión

La caída de Afganistán tiene ramificaciones para Israel, ya que este país se considera un estrecho aliado de Estados Unidos.

El Ejército Nacional Afgano nunca ha cortado su cordón umbilical con la logística, el apoyo aéreo y la recopilación de información de Estados Unidos.

Biden se ha promocionado como un genio de la política exterior. Pero nunca tuvo que tomar una decisión ni asumir la responsabilidad.

Es probable que el corredor de Wakhan, y la frontera de Afganistán con China, se conviertan en un importante elemento geopolítico.

Los grupos respaldados por Irán, Turquía u otros pueden aumentar el caos global en algunos lugares y corroer las estructuras internacionales.

Biden parece tanto incapaz de hacer frente a la crisis como poco dispuesta a admitir que sus políticas no están funcionando.

El ejército de China desplegó aviones y helicópteros de vigilancia en dos islas en disputa en el Mar de China Meridional.

Israel había recibido mensajes de los Estados del Golfo sobre su deseo de estrechar lazos. La cooperación por debajo de la mesa aumentó.

Ahora, cuando el Líbano se está desmoronando tras décadas de dominio chiíta, el resto del Líbano vuelve a oler la debilidad.

El Líbano se hunde cada vez más, y aunque Hezbolá no es inmune a esa crisis, sigue siendo capaz de jugar con fuego y atacar a Israel.