Se impusieron nuevas sanciones a Bielorrusia en el aniversario de las elecciones presidenciales de 2020, que no fueron reconocidas por los países occidentales y se convirtieron en protestas que estuvieron a punto de derrocar el régimen de Alexander Lukashenko.
El lunes, casi de forma sincronizada, Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá anunciaron la ampliación de las sanciones personales y la introducción de duras medidas económicas contra Bielorrusia.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó una orden ejecutiva que permite congelar los activos y prohibir las transacciones con cualquier entidad jurídica y persona física asociada al gobierno de la República de Bielorrusia o a sus acciones para reprimir las protestas, el fraude electoral, “la eliminación de la oposición política y las organizaciones de la sociedad civil”.
Las sanciones sectoriales, según la orden ejecutiva, afectarán a los organismos de seguridad de la República de Bielorrusia, así como a la energía, la producción de fertilizantes potásicos, los productos del tabaco, la construcción y el transporte.
Estas medidas, según se desprende del documento publicado en el sitio web de la Casa Blanca, deberán funcionar según el escenario iraní, que prevé castigar no solo a los autores directos, sino también a los posibles intermediarios, así como a los participantes en los planes e intentos de burlarlos.
Tras la orden de Biden, el Departamento del Tesoro estadounidense anunció inmediatamente la inclusión de 44 personas físicas y jurídicas en las “listas negras”. Entre ellas, Belaruskali, un exportador clave que suministra divisas a la economía, así como Interservice y Belneftegaz, que se encuentran entre los mayores exportadores de productos petrolíferos del país.
Se dan cuatro meses para finalizar las transacciones con Belaruskali. Todas ellas deben estar terminadas antes del 8 de diciembre de 2021.
BelKazTrans, el proveedor monopolista de carbón ruso, e Inter Tobacco, que produce Marlboro y Parliament, también fueron incluidos en la lista de sanciones.
A todas ellas se les prohíbe ahora realizar pagos en dólares, y sus activos en Estados Unidos están congelados. Lo mismo ocurre con el Comité de Investigación de Bielorrusia, el Comité Olímpico Nacional, el Departamento de Asuntos Internos del Comité Ejecutivo de la ciudad de Gomel y el club deportivo juvenil “Shock”, se desprende de la lista publicada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
En la “lista negra” de sanciones personales figuran el Ministro de Transportes y Comunicaciones, Alexei Avramenko, el Director del Departamento de Aviación del Ministerio de Transportes, Artem Sikorsky, así como los directores de Belaeronavigatsia, Belshina, Grodno Azot y Belneftekhim.
Canadá se sumó a las sanciones repitiendo las medidas impuestas en junio por la Unión Europea. Se prohíben las compras de fertilizantes potásicos y productos petrolíferos en Bielorrusia, así como los préstamos al gobierno y a los bancos y estructuras controlados por éste.
Gran Bretaña también ha anunciado “medidas comerciales para la potasa, los productos petrolíferos, los dispositivos de vigilancia e interceptación de radio, los bienes destinados a la fabricación de cigarrillos, así como los productos y tecnologías de doble uso”.
Además, se prohíbe sobrevolar el territorio del Reino Unido a los aviones privados relacionados con Alexander Lukashenko y su hijo Viktor, la secretaria de prensa presidencial Natalia Eismont y el jefe de la administración presidencial Igor Sergeenko, el ministro de Defensa Viktor Khrenin, el ministro del Interior Ivan Kubrakov, el presidente del KGB de Bielorrusia Ivan Tertel, así como el multimillonario ruso Mikhail Gutseriev.
Se imponen sanciones personales a Gutseriev, que ya figura en las listas de sanciones de la UE.
Gran Bretaña seguía siendo una importante ventana para la exportación de productos petrolíferos bielorrusos a Occidente, y ahora, aparentemente, esta ventana se está cerrando.
En cuanto a las sanciones de Estados Unidos, prohíben las liquidaciones en dólares, lo que complica seriamente el comercio exterior y, además, “asusta” a las contrapartes con la posibilidad de sanciones secundarias.
Las restricciones se están convirtiendo en un serio desafío para la economía bielorrusa, ya que las principales industrias de exportación están siendo atacadas, al mismo tiempo que se cortan otras oportunidades para el flujo de divisas hacia el país a través de las transacciones financieras. Esto significa que las sanciones afectarán al sector real. Habrá una caída del PIB y, posiblemente, brotes locales de desempleo. También aumentará la dependencia de Bielorrusia de los préstamos rusos.