JEDDAH, Arabia Saudita – El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que sacó a relucir el tema del asesinato de Jamal Khashoggi en su reunión del viernes con el príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, rechazando la idea de que estaba ignorando los abusos de los derechos humanos del reino mientras intenta restablecer una relación diplomática crítica.
“Dije, muy directamente, que para un presidente estadounidense guardar silencio sobre una cuestión de derechos humanos es inconsistente con lo que somos y con lo que yo soy”, dijo Biden. “Siempre defenderé nuestros valores”.
Los servicios de inteligencia estadounidenses creen que el príncipe heredero probablemente aprobó el asesinato de Khashoggi, un escritor afincado en Estados Unidos, hace cuatro años.
Biden dijo que el príncipe Mohammed afirmó que “no era personalmente responsable” de la muerte.
“Le indiqué que creía que lo era”, dijo que respondió el presidente estadounidense.
“Lo que le ocurrió a Khashoggi fue indignante… Sólo dejé claro que si vuelve a ocurrir algo así tendrán esa respuesta y mucho más”, dijo Biden.
Fue el primer encuentro entre los dos líderes en una relación que podría remodelar las asociaciones de seguridad en Oriente Medio y el flujo de petróleo en todo el mundo.
Biden también anunció que las fuerzas de paz estadounidenses abandonarán la isla de Tirán en el Mar Rojo a finales de año, como parte de un acuerdo alcanzado durante lo que denominó “una buena serie de reuniones” en Jeddah.
Biden mantuvo el viernes una reunión cuidadosamente coreografiada con el príncipe heredero saudí, al que antes había rechazado por sus abusos de los derechos humanos, mientras ambos líderes intentaban restablecer una de las relaciones diplomáticas más importantes del mundo.
El encuentro, que comenzó con un choque de puños cuando Biden bajó de su limusina presidencial, podría remodelar las asociaciones de seguridad en Oriente Medio y el flujo de petróleo en todo el mundo.
Las tres horas que pasó Biden en el palacio real de Jeddah se consideraron una victoria diplomática para el príncipe heredero, que ha intentado rehabilitar su imagen, atraer inversiones al reino para sus planes de reforma y reforzar la relación de seguridad del reino con Estados Unidos.
Biden pareció abordarlo como un paso necesario, aunque algo desagradable, para mejorar las relaciones con el principal exportador de petróleo del mundo en un momento de aumento de los precios del gas y de preocupación por las ambiciones nucleares de Irán.
La reunión suscitó la indignación de los críticos que consideraban que Biden estaba abandonando sus promesas en materia de derechos humanos, especialmente en lo que respecta al asesinato de Jamal Khashoggi, un periodista afincado en Estados Unidos que escribía para The Washington Post.
“El choque de puños entre el presidente Biden y Mohammed bin Salman fue peor que un apretón de manos: fue vergonzoso”, dijo una declaración de Fred Ryan, editor del Post. “Proyectó un nivel de intimidad y comodidad que entrega a MBS la redención injustificada que ha estado buscando desesperadamente”.
Hatice Cengiz, la prometida de Khashoggi, tuiteó una captura de pantalla en la que imaginaba lo que habría dicho en respuesta a la reunión, en la que se leía “la sangre de la próxima víctima de MBS está en tus manos”.