Putin está enviando su último tanque, el T-90M, a Ucrania. Parece que no todo va bien, ya que las pérdidas empiezan a aumentar. La razón: cantidades masivas de armas antitanque Javelin y NLAW que se dirigen al campo de batalla.
Fue aparentemente una gran noticia en Ucrania cuando se informó de la presencia de carros de combate rusos T-90M “Proryv” en Kharkiv Oblast el 25 de abril. Se suponía que este tanque, una versión mejorada del T-90, tenía un blindaje prácticamente indestructible, lo que ponía en peligro la eficacia de los cohetes antitanque Javelin de Ucrania y de los NLAW británicos que habían estado derribando los antiguos tanques rusos.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que aparecieran más noticias sobre un T-90M carbonizado que, al parecer, fue destruido por el mismo sistema de cohetes antitanque Javelin contra el que se decía que era invulnerable.
El T-90M
Sin duda, el T-90M está muy lejos de los T-72 y T-80 que las capacidades antitanque del ejército ucraniano han estado destrozando desde el 24 de febrero. El tanque “modernizado” de tercera generación se presentó por primera vez en 2017 con mejoras significativas con respecto a su predecesor T-90: ERA (blindaje reactivo a los explosivos) sustancialmente mejorado, un nuevo cañón principal 2A46M-4 de 125 mm de ánima lisa en una torreta modernizada (con mayor alcance y mejoras en la precisión del 15 al 20 %, según se informa), y la capacidad de disparar misiles guiados antitanque hasta cuatro o cinco kilómetros de distancia.
Además, este T-90 actualizado cuenta con un motor diésel capaz de funcionar con una potencia de entre 1.000 y 1.130 caballos, una unidad de potencia auxiliar y una cuchilla de autoenterramiento para atrincherarse si la misión lo requiere.
En resumen, el T-90M debía ser el peor temor del ejército ucraniano: una bête noire destinada a superar las dificultades de los tanques rusos, menos capaces y menos sofisticados.
Sin embargo, a pesar de las predicciones de que el T-90M sobreviviría a las jabalinas, parece que en realidad es vulnerable a ellas. ¿Cómo es posible que el carro de combate operativo más avanzado del ejército ruso haya tenido tantos problemas?
El T-90M no es perfecto ni invencible
La verdad es que nunca estuvo claro que el T-90M sobreviviera al campo de batalla ucraniano. En Siria, por ejemplo, cinco T-90 fueron destruidos por militantes sirios con armamento antitanque estándar. Aunque no se trata de T-90M, esta debilidad hace que uno se pregunte si el T-90M actualizado estará a la altura de las circunstancias.
Tal vez la mayor debilidad del tanque sea que su munición se almacena dentro de su torreta, un blanco perfecto para el Javelin. De hecho, a los que entrenan a los ucranianos en el sistema de cohetes se les enseña a apuntar a la parte superior del tanque específicamente por esta razón. El Javelin es un misil de orientación infrarroja que utiliza miras ópticas. Como el sistema de protección del T-90 está diseñado para captar los láseres, esto permite que el cohete evada las defensas del tanque.
También son importantes los informes sobre las estimaciones excesivamente optimistas de las capacidades de los carros de combate en el ejército ruso, donde se dice que el entrenamiento es deficiente y se hace creer a las tropas que sus vehículos son prácticamente indestructibles. A modo de comparación, las tropas estadounidenses entrenadas en el Abrams M1 suelen ser muy conscientes de sus puntos fuertes y sus vulnerabilidades.
Una cosa segura es que una vulnerabilidad como la que ha mostrado ahora el T-90M no hará más que mermar la moral de las fuerzas armadas rusas. Este tanque se comercializó como una bestia capaz de arrollar fácilmente a las fuerzas ucranianas. Sin embargo, ahora ha demostrado ser parte integrante del salvaje optimismo que rodea a la “operación militar especial” del Kremlin.