El primer F-35C de 5ª generación lanzado desde portaaviones ya está aquí, pero en pequeñas cantidades. El F/A-18 Super Hornet ha sido un caballo de batalla durante décadas y ya ha superado su vida útil prevista gracias a años de exitosas actualizaciones.
Entonces, ¿cómo hará frente la Armada a las amenazas avanzadas de las grandes potencias oceánicas en las próximas décadas? La respuesta a esta pregunta ha sido clara y contundente por parte de la Armada. Se espera que el caza furtivo de 6ª generación F/A-XX lanzado desde portaaviones, una plataforma de nueva generación en fase de desarrollo, irrumpa en escena en los próximos años.
El caza de nueva generación de dominio aéreo de 6ª generación del Ejército del Aire ya está en el aire, aunque poco o nada se sabe de él por razones obvias de seguridad, pero ¿qué pasa con el de 6ª generación de la Armada? Del mismo modo, también oímos hablar muy poco de él por razones obvias, aunque existe una clara “necesidad” y la Marina está poniendo un claro énfasis en este esfuerzo.
En un interesante documento de la Armada publicado en 2021 y titulado “Navy Aviation Vision 2030 – 2035” se afirma sin ambigüedades que el avión F/A-XX NGAD de la Armada no sólo será una “familia de sistemas”, sino que también sustituirá al Super Hornet en la década de 2030.
“Sus capacidades y tecnologías específicas están en fase de desarrollo, pero los análisis muestran que debe tener mayor alcance y velocidad, incorporar tecnología de sensores pasivos y activos, y poseer la capacidad de emplear las armas de mayor alcance programadas para el futuro”, afirma el texto del documento de la Armada.
Destinado a ser un nuevo “caza de ataque” que complemente y vuele junto al F-35C, el nuevo avión de 6ª generación será probablemente sigiloso, dotado de IA, mucho más rápido que un F/A-18 o incluso que un F-35C, aunque su mayor margen de diferencia puede residir en su capacidad para incorporar innovaciones sin precedentes que cambien paradigmas. El nuevo avión o aviones probablemente dispararán armas hipersónicas, operarán como aviones autónomos tripulados o no tripulados y, sin duda, aprovecharán el trabajo en equipo tripulado-no tripulado y las nuevas generaciones de tecnologías de detección, armamento y redes.
Curiosamente, el texto de la Marina señala que los nuevos aviones de sexta generación lanzados desde el mar permitirán específicamente continuar las operaciones de los portaaviones en zonas de alta amenaza. Tal vez esto signifique que el nuevo F/A-XX funcionará como una plataforma mejorada de dominación aérea desde el mar, similar al F-22, capaz de ayudar a establecer la superioridad aérea para todo un Ala Aérea de Portaaviones. Ciertamente, una plataforma avanzada de este tipo aportaría nuevas dimensiones de “proyección de poder” a la guerra marítima y posiblemente abriría un “corredor aéreo” para el ataque de plataformas fuertemente armadas, pero menos sigilosas.
“Las capacidades avanzadas de proyección de poder basadas en portaaviones residentes en el F/A-XX mantendrán la relevancia del CVN en entornos de amenazas avanzadas”, afirma el documento de estrategia de la Armada.
¿Supremacía aérea sobre los océanos?
La superioridad aérea en el mar resultaría ciertamente crítica en el caso de que el espacio aéreo sobre los Carrier Strike Groups estuviera demasiado lejos de la costa para que los F-22 u otros cazas de 5ª generación con base en tierra pudieran alcanzarlo. Por ejemplo, si un F/A-XX fuera lo suficientemente sigiloso y rápido como para destruir aviones enemigos e inutilizar el radar y las defensas aéreas enemigas, los Carrier Strike Groups estarían mucho mejor posicionados para superar la estrategia de antiacceso/negación de área de China, de la que tanto se habla.
En concreto, si los aviones de 6ª generación pudieran operar en pequeños grupos o como una familia de sistemas sigilosos tripulados y no tripulados, podrían proporcionar vigilancia avanzada e identificar posibles puntos de lanzamiento de los tan cacareados misiles asesinos de portaaviones chinos, como el DF-26, capaz de alcanzar portaaviones a una distancia de 3.000 kilómetros.
Operando como “nodos” aéreos o de reconocimiento avanzado, los aviones lanzados desde portaaviones de 6ª generación podrían utilizar el sigilo, la velocidad y las redes para detectar e incluso interceptar los misiles antibuque atacantes.
Este tipo de capacidad táctica se materializaría, por supuesto, a través de nuevas dimensiones de la tecnología de redes, en las que múltiples plataformas podrían recopilar, organizar y transmitir datos de inteligencia y de objetivos sensibles al tiempo a través de múltiples dominios a grandes distancias. Las nuevas aplicaciones de la IA, unidas a las tecnologías de transporte más avanzadas, como la comunicación óptica, las señales de radiofrecuencia encriptadas o los nuevos enlaces de datos reforzados. Sobre todo, cada vez se construyen más plataformas dispares o desconectadas con interfaces y el tipo de infraestructura técnica suficiente para soportar la interoperabilidad entre dominios.