BAGDAD, Irak (AFP) – Al menos 10 cohetes impactaron el miércoles contra una base militar en el oeste de Irak que acoge a las tropas de la coalición liderada por Estados Unidos, según fuentes de seguridad, dejando un contratista civil muerto.
El ataque contra la extensa base de Ain al-Asad, situada en el desierto occidental de Irak, se produce tras varias semanas de intensificación de las tensiones entre Estados Unidos e Irán en suelo iraquí.
También se produce justo dos días antes de la primera visita papal al país del Papa Francisco, que dijo que seguiría haciendo la visita para no “decepcionar” al pueblo iraquí.
Ain al-Asad acoge tanto a las fuerzas iraquíes como a las tropas de la coalición liderada por Estados Unidos que ayudan a combatir al grupo Estado Islámico, así como a los drones no tripulados que la coalición utiliza para vigilar a las células durmientes jihadistas.
El portavoz de la coalición, el coronel Wayne Marotto, confirmó que 10 cohetes impactaron en la base a las 7:20 de la mañana, mientras que las fuerzas de seguridad iraquíes dijeron que habían encontrado la plataforma desde la que 10 “cohetes de tipo Grad” impactaron en la base de Ain al-Asad.
Fuentes de seguridad occidentales dijeron a la AFP que los cohetes eran modelos Arash de fabricación iraní, que son cohetes de artillería de 122 mm y más pesados que los vistos en ataques similares.
“Una fuente de seguridad de alto nivel dijo a la AFP que un contratista civil murió de un ataque al corazón durante el ataque, y añadió que no podía confirmar la nacionalidad del contratista.
Esta es la tercera víctima mortal de los ataques con cohetes en las últimas semanas, después de que los cohetes dirigidos a las tropas dirigidas por Estados Unidos en la capital regional kurda de Erbil dejaran dos muertos.
Días después, otros cohetes alcanzaron una empresa de contratación militar estadounidense que trabaja al norte de la capital y la embajada de Estados Unidos en Bagdad, pero solo se informó de que había habido heridos.
Tensiones en ebullición
En respuesta, Estados Unidos llevó a cabo un ataque aéreo el 26 de febrero contra las Brigadas de Hezbolá, una fuerza paramilitar iraquí respaldada por Irán y estacionada a lo largo de la frontera entre Irak y Siria.
Washington dice que atacó en el lado sirio de la frontera, pero las Brigadas de Hezbolá afirman que uno de sus combatientes que murió en el bombardeo estaba protegiendo “territorio iraquí”.
Los analistas han apuntado a razones tanto internas como internacionales para el repentino aumento de las tensiones.
Los grupos iraquíes de línea dura tienen interés en aumentar la presión sobre el primer ministro Mustafá al-Kadhemi tras sus promesas de frenar a las milicias rebeldes.
También pueden llevar un mensaje de Teherán a Washington, que bajo el mando del presidente estadounidense Joe Biden se ofrece a revivir el acuerdo nuclear con Irán abandonado por su predecesor Donald Trump en 2018. Irán exige a Estados Unidos el levantamiento inmediato de las sanciones, mientras que Estados Unidos quiere que Irán avance primero volviendo a los compromisos nucleares anteriores.
Las tensiones entre ambos rivales alcanzaron su punto álgido en enero de 2020, tras el ataque de un dron estadounidense contra el aeropuerto de Bagdad que mató al general iraní Qassem Soleimani y al alto comandante paramilitar iraquí Abu Mahdi al-Muhandis.
En respuesta, Irán lanzó misiles balísticos sobre Ain al-Asad y Erbil, hiriendo a decenas de personas.
Irak “nos espera”
En los 10 meses siguientes, decenas de cohetes y bombas de carretera tuvieron como objetivo lugares de seguridad, militares y diplomáticos occidentales en todo Irak, algunos de ellos mortales.
Funcionarios iraquíes y occidentales han culpado a las facciones proiraníes de línea dura, algunas de las cuales han creado “grupos de fachada” para evitar ser acusadas directamente de la violencia.
Los ataques del año pasado se detuvieron casi por completo en octubre tras una tregua con los partidarios de la línea dura, pero se han reanudado a un ritmo acelerado en las últimas tres semanas.
A pesar de la reciente escalada, el Papa Francisco está decidido a realizar el viernes la primera visita papal al país.
“Pasado mañana, si Dios quiere, iré a Irak para una peregrinación de tres días. Desde hace mucho tiempo he querido encontrarme con este pueblo que ha sufrido tanto”, dijo Francisco, de 84 años, en su discurso del miércoles.
Y añadió: “El pueblo iraquí nos espera, esperaba a San Juan Pablo II, al que se le prohibió ir. No se puede decepcionar a un pueblo por segunda vez. Recemos para que este viaje tenga éxito”.
Aunque no está previsto que visite el oeste de Irak, Francisco pasará tiempo en Bagdad y Erbil, ambas afectadas por ataques con cohetes el mes pasado.
Irak se encuentra simultáneamente atenazado por una segunda oleada del coronavirus, que está registrando más de 4.500 nuevos casos al día en el país de 40 millones de habitantes. Para frenar la propagación y controlar las multitudes durante la visita del Papa, Irak va a ampliar sus cierres de fin de semana para incluir la totalidad de la visita papal, del 5 al 8 de marzo.