El B-2 Spirit es un bombardero estratégico furtivo de la Fuerza Aérea de EE. UU. de largo alcance y alta capacidad nuclear con un costo unitario de $2.000 millones.
Origen del programa, producción limitada y cálculo del coste del B-2
El programa B-2 surgió durante la Guerra Fría, cuando Estados Unidos buscó un bombardero capaz de penetrar defensas antiaéreas densas y modernas para atacar objetivos estratégicos con armas nucleares. El desarrollo comenzó en la década de 1970 dentro de programas de alta reserva de compartimentación, y el contrato principal se adjudicó a Northrop, hoy Northrop Grumman, a comienzos de los años ochenta [Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos].
Los primeros vuelos de prueba tuvieron lugar en 1989 y la entrada en servicio operativo se produjo a finales de los años noventa en la base aérea de Whiteman, en Misuri, como único emplazamiento permanente de la flota. La Fuerza Aérea de Estados Unidos estableció allí la unidad responsable del B-2, con infraestructura específica y procedimientos de operación asociados a su tecnología y apoyo en tierra dedicado [Fuerza Aérea de Estados Unidos].
El diseño inicial contempló la adquisición de 132 bombarderos, pero el final de la Guerra Fría, los recortes presupuestarios y el elevado coste del programa provocaron reducciones sucesivas, hasta quedar en 21 aparatos construidos. Uno se perdió en un accidente durante el despegue en Guam en 2008, por lo que permanecen operativos 20 bombarderos [Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de Estados Unidos]. Esta producción limitada elevó el coste unitario por la distribución de gastos.
La cifra aproximada de $2.000 millones por unidad procede de incluir en el cálculo el coste de adquisición, investigación y desarrollo, inversiones en infraestructura, sistemas de apoyo en tierra y gastos del programa, divididos entre los 21 ejemplares producidos [Oficina Presupuestaria del Congreso de Estados Unidos]. Si se considera solo fabricación y equipamiento, las estimaciones sitúan varios cientos de millones por aparato en valores del final del siglo XX, inferiores al total integrado.
Datos clave de coste, flota, dimensiones y base operativa
- Coste unitario aproximado de $2.000 millones cuando el cálculo incluye investigación, desarrollo, infraestructura y apoyo en tierra [Oficina Presupuestaria del Congreso de Estados Unidos].
- Se construyeron 21 bombarderos; uno se perdió en 2008 y permanecen operativos 20 [Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de Estados Unidos].
- Envergadura aproximada de 52 metros, masa máxima al despegue cercana a 170 toneladas y carga interna en torno a 18 toneladas [Fuerza Aérea de Estados Unidos].
- Tripulación de dos personas y alcance intercontinental, con extensión mediante reabastecimiento en vuelo [Fuerza Aérea de Estados Unidos].
- Whiteman, Misuri, opera como único emplazamiento permanente de la flota [Fuerza Aérea de Estados Unidos].
Configuración de ala volante, dimensiones y tecnología furtiva del B-2
El B-2 adopta una configuración de ala volante sin fuselaje convencional ni cola vertical, lo que reduce la firma radar. Su envergadura ronda 52 metros y su masa máxima al despegue se sitúa en torno a 170 toneladas, con capacidad para transportar aproximadamente 18 toneladas de armamento en dos bodegas internas. Dispone de tripulación de dos personas y alcance intercontinental, ampliable mediante reabastecimiento en vuelo [Fuerza Aérea de Estados Unidos, ficha técnica del B-2 Spirit].
El empleo de bodegas internas para el armamento, unido al diseño del perfil aerodinámico, busca minimizar la sección equivalente de radar y la emisión infrarroja del avión. Estas decisiones estructurales se integran con la forma general de ala volante para disminuir el eco en radares de vigilancia y tiro dentro de bandas específicas, a fin de reducir la probabilidad de detección en escenarios con sistemas de alerta avanzados [Departamento de Defensa de Estados Unidos].
La tecnología furtiva del B-2 combina la forma del aparato con materiales absorbentes de radiación y un tratamiento de uniones, bordes y aperturas. El diseño de entradas de aire, el escape de gases y la gestión térmica disminuyen la firma infrarroja ante sensores de calor. Estas características buscan permitir la penetración en áreas con defensas complejas, incluidas redes de radares de largo alcance y sistemas de misiles tierra-aire [Departamento de Defensa; Servicio de Investigación del Congreso].
Según la documentación oficial, la combinación de forma, recubrimientos y ajustes de bordes apunta a disminuir la detección por radares de vigilancia y de tiro dentro de determinadas bandas de frecuencia. Esta aproximación pretende complicar la adquisición y el seguimiento del blanco por parte de redes de defensa antiaérea integradas, al reducir la sección equivalente de radar y la energía reflejada hacia los sensores [Departamento de Defensa de Estados Unidos].
Rol nuclear, misiones convencionales, mantenimiento y modernización del B-2
Desde su concepción, el B-2 integró el componente aéreo de la tríada nuclear de Estados Unidos, junto a misiles balísticos intercontinentales y misiles balísticos lanzados desde submarinos. El bombardero está preparado para transportar bombas nucleares B61 y B83, integradas y certificadas para misiones de ataque estratégico [Departamento de Defensa de Estados Unidos]. Su operación desde territorio continental, con reabastecimiento en vuelo, ofrece una opción nuclear flexible dentro de la planificación [Organización del Tratado del Atlántico Norte].
Con el tiempo, el B-2 se adaptó a misiones de ataque convencional de precisión. La integración de bombas guiadas por sistema de posicionamiento global y municiones inteligentes permitió emplearlo contra objetivos fuertemente defendidos con armamento no nuclear [Fuerza Aérea de Estados Unidos]. Participó en operaciones en Kosovo en 1999, en Afganistán e Irak desde 2001 y en Libia en 2011, con vuelos desde Whiteman gracias al apoyo de aviones cisterna [Departamento de Defensa de Estados Unidos].
El empleo de tecnología furtiva conlleva exigencias de mantenimiento y apoyo en tierra. Informes oficiales indican que el B-2 requiere instalaciones con control de temperatura y humedad para el cuidado de recubrimientos y superficies tratadas [Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de Estados Unidos]. La complejidad de dichos recubrimientos, su reparación y la necesidad de inspecciones regulares se reflejan en muchas horas de mantenimiento por hora de vuelo, con efectos en costes y disponibilidad.
En la planificación de fuerzas, el B-2 complementa a otros bombarderos de la Fuerza Aérea, como el B-52H Stratofortress y el B-1B Lancer. Mientras el B-52 mantiene un papel por capacidad de carga y alcance, y el B-1B se orienta a misiones convencionales de alta velocidad a baja cota, el B-2 aporta baja detectabilidad y capacidad nuclear o convencional de precisión, con flota reducida y enlaces adaptados [Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos].
Modernización del B-2, transición prevista y enfoque doctrinal nuclear
En paralelo al mantenimiento y la modernización del B-2, Estados Unidos impulsa el desarrollo de un nuevo bombardero estratégico, el B-21 Raider, de largo alcance y con características furtivas. Su entrada en servicio se concibe como relevo de parte de la flota de bombarderos tripulados [Departamento de Defensa de Estados Unidos]. Documentos sitúan futuro del B-2 en ese proceso, y programas de actualización de sistemas de misión y comunicaciones [Oficina Presupuestaria del Congreso de Estados Unidos].
En el terreno doctrinal, la combinación de tecnología furtiva y capacidad nuclear del B-2 figura en los documentos de postura nuclear como parte de las opciones de ataque aéreo. Comparte espacio con bombarderos menos discretos equipados con misiles de crucero de alcance extendido, que aportan otra vía de empleo [Organización del Tratado del Atlántico Norte]. La plataforma amplía el abanico de posibilidades dentro del componente aéreo, según las necesidades de planificación y características del objetivo asignado.
La posibilidad de emplear armas convencionales de precisión desde una plataforma concebida inicialmente para misiones nucleares amplía el espectro de misiones para las que se puede asignar el B-2 dentro de un mismo despliegue [Fuerza Aérea de Estados Unidos]. Este enfoque se integra en la planificación de operaciones, al ofrecer una herramienta de ataque convencional de largo alcance con baja detectabilidad, sin abandonar su función dentro del conjunto de opciones de ataque aéreo.
El B-2 Spirit mantiene la capacidad de transportar bombas nucleares B61 y B83, además de un conjunto de municiones convencionales guiadas de precisión, en una célula de ala volante furtiva con alcance intercontinental. La flota operativa suma 20 aeronaves, tras la pérdida de un aparato en 2008, y permanece basada en Whiteman como emplazamiento permanente [Fuerza Aérea de Estados Unidos; Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de Estados Unidos].