Estados Unidos está al comienzo de lo que el presidente Trump ha advertido que será un mes doloroso y difícil. Los líderes políticos y religiosos, los proveedores de salud y toda la población mundial están y estarán a prueba como nunca antes.
Sin embargo, nos enfrentamos a esto juntos. Y aunque anhelamos la comunidad y no podemos estar juntos físicamente, podemos convertirnos en uno a través de la fe, la compasión, la solidaridad, la amistad y la cooperación.
El Libro del Génesis dice: “Bendeciré a los que te bendigan”, y durante cientos de años – mucho antes del restablecimiento del Estado de Israel – el pueblo estadounidense ha estado al lado del pueblo judío y ha apoyado la condición de Estado judío. Hoy, cuando una plaga enciende nuestro mundo, tenemos la bendición de tener amigos en un Israel fuerte y seguro.
Es importante reconocer que nuestra alianza nunca ha sido más importante que hoy. El primer ministro Benjamin Netanyahu lo dijo en nombre de su país antes de una conversación a principios de marzo con la coordinadora de la respuesta del grupo de trabajo sobre el coronavirus de EE.UU., la Dra. Deborah Birx. “Los vínculos con los Estados Unidos son esenciales”, dijo. “Los veo como uno de nuestros mayores activos para tratar esta crisis”.
Estoy agradecido de que Israel y los Estados Unidos se hayan movilizado rápidamente para superar esta pandemia juntos. Los dos Estados han establecido un mecanismo de cooperación para que la Autoridad Nacional de Manejo de Emergencias de Israel y la FEMA se coordinen. Los líderes de ambas naciones han instruido a sus equipos de coronavirus para que se consulten mutuamente sobre los desarrollos tecnológicos y científicos para abordar y superar los desafíos que plantea este virus mortal, con el vicepresidente Pence asegurando que Birx sea parte de estas conversaciones críticas.
Pero la amistad y la cooperación entre nuestras grandes naciones se extiende más allá de la intervención gubernamental solamente. Los israelíes y los estadounidenses están unidos, como lo demuestra la iluminación del Ayuntamiento de Tel Aviv con la bandera de EE.UU., y la empresa israelí Teva Pharmaceuticals, la principal compañía de medicamentos genéricos de los EE.UU., está donando a los Estados Unidos millones de dosis de medicamentos que podrían salvar vidas, como las tabletas de sulfato de hidroxicloroquina.
Nuestros vínculos son a la vez notables y notablemente esperables. Después de todo, los EE.UU. e Israel han trabajado mano a mano durante generaciones de múltiples maneras, gracias en gran parte a la continua ayuda extranjera de los EE.UU. La ayuda extranjera se piensa a menudo en el contexto de la adquisición de la defensa, pero es mucho más que eso. La ayuda exterior de Estados Unidos también ayuda a mantener a los estadounidenses sanos y a la vanguardia de la investigación científica.
Desde que Richard Nixon ocupó el Despacho Oval, las comunidades científicas de Estados Unidos e Israel han colaborado a través de la Fundación Binacional de Ciencia de EE.UU. e Israel. Durante la administración Clinton, los Estados Unidos e Israel establecieron la Fundación de Ciencia y Tecnología Estados Unidos-Israel para apoyar la cooperación científica y tecnológica. Y por supuesto, el Congreso y USAID han proporcionado decenas de millones en subvenciones competitivas a hospitales israelíes durante los últimos veinte años, convirtiéndolos en los más avanzados de la región. Los fondos ayudan a cubrir el costo del equipo de diagnóstico y las nuevas tecnologías que salvan vidas sobre el terreno y alivian la presión económica, lo que permite a los hospitales invertir en colaboraciones e investigaciones para curar enfermedades, mejorar la atención al paciente y, sí, incluso trabajar en el desarrollo de nuevas vacunas.
El pasado fin de semana, los cristianos celebraron la Pascua y la resurrección de Jesucristo. Pero primero, los judíos de todo el mundo celebraron Pésaj contando la historia de cómo el ángel de la muerte pasó de casa en casa en el antiguo Egipto, ayudando a liberar al pueblo judío de la esclavitud y a la libertad de la tierra prometida: Israel.
Una vez más, permanecimos acurrucados mientras una plaga se mueve fuera. Una vez más, anhelábamos nuestra propia libertad personal. Y una vez más, agradecimos a Dios por los milagros del mundo que creó y rezamos para que esto también pase.
Israel necesita a Estados Unidos y Estados Unidos necesita a Israel. Somos dos naciones forjadas en valores compartidos y un destino común. Y juntos ganaremos la lucha contra esta maligna plaga.